Todo un mundo. Hay que entenderlo. Un rincón para pescar de lo más tranquilo. Por eso a la Punta de San Felipe vienen con sus cañas pescadores de diferentes poblaciones gaditanas. Y de Sevilla, muchísimos. Es jueves por la mañana. Poco más de las once. Al entrar, a la derecha, comparten murete Benito Rodríguez, de Jerez, y Juan Olvera 'El Barba', de San Fernando. Se conocieron el verano pasado y cogieron confianza. Se cuentan sus cosas de abuelos. "Desde que me jubilé pesco aquí. Este es el sitio más cómodo de la provincia, sobre todo para los que somos mayores. Dejas el coche y te pones a pescar. Sin más", explica Benito. "Pesco desde chiquitito. Hace tres años que vengo por aquí. Decubrí esto sin querer. Vine, me gustó y hasta ahora", comenta Juan. Están pescando con viyuela a la vista bajo la muralla. "Llevo aquí desde las cinco de la mañana. Lo normal es hacer una marea completa y parte de la otra si se tercia. Unas diez horas es lo normal", dice Benito. "He llegado a las ocho y me iré por la tarde", señala Juan mientras saca de un cubo un puñado de anguao, una mezcla de pan, gambas y pescado triturado que se lanza al agua para atraer a los peces. Sargos, pargos, mojarras, corvinas, chovas, bailas, doradas... Las especies más capturadas en la zona.
La carná (cebo) tiene su ciencia. "Lo normal son las gusanas (coreanas, de canutillo, de sangre), chipirón, camarones...", destaca Benito. Muestra una especie de masilla hecha con cáscaras de gambas, harina, pan rallado y aceite. Juan también tiene queso. "No se extrañe usted -le dice al redactor- porque los peces comen de todo". El isleño tiene un escaso botín: dos mojarras. "Para mis nietas, que son como gatos", asegura.
Arriba del bar donde los dobladillos de caballa se han hecho históricos Antonio es el único pescador de Cádiz capital. "Yo pescaba antes en las piedras de La Caleta, pero ya tengo una edad. Echo unas cuatro o cinco horas", dice. Los que vienen de fuera permanecen más tiempo. Tienen que cundir el esfuerzo y los kilómetros. Antonio está pescando con camarones congelados. "He ido a la Plaza temprano y no quedaban vivos. En Cádiz quedan pocos sitios para comprar carná", lamenta.
En esta magnífica terraza a la Bahía el jerezano Dani lanza a lo lejos el cebo con una cola de caballa en el anzuelo. "Vine a las seis de la mañana y no había sitio. He tenido que esperar para ponerme. Y en agosto es imposible. Vienen muchos sevillanos de viernes a domingo. La mayoría de las veces me voy sin coger nada", cuenta. Todas las demás cañas alineadas pertenecen a pescadores de Jerez. Pepe lleva 15 años viniendo a la Punta. "Por comodidad", coincide con Benito. "He llegado a las siete de la mañana y estaba todo esto minado de cañas. He tenido que esperar. Me iré a las cinco de la tarde cuando suba la marea".
Juan Antonio explica que al alba se pesca mejor la chova. "Viene el pescado como loco buscando comida", apunta. Su compañero José advierte que se está moviendo una caña de las que descansan en el poyete. "Eso puede ser una chova", señala. Falsa alarma. El aparejo se había liado. "La chova fileteada está muy rica", aconseja. "Echo el rato y pesco para consumo propio. Hoy me he gastado 30 euros entre gasolina, carná y la comida. Vengo dos veces al mes", suelta José. Y todo por afición. "Es bonito luchar el pescado y sacarlo fuera", afirma. Mucho tiempo de espera para escasas alegrías. Para muchos, una pérdida de tiempo. Para ellos, la paz y el sosiego que otorga el mar. Que no es poco.
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