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Cádiz

El Río Saja es una venta

Emilio López tuvo la culpa de la única cerveza que me he tomado en mi vida. Debía ser a finales de los 70. Él era corresponsal de Pueblo y yo del ABC. Esperábamos la llegada al Ayuntamiento de Plácido Fernández Viagas y nos acercamos para amenizar la espera al Pedrín, el mítico bar de la calle Sopranis refugio para muchos periodistas de la época. Allí no servían ni cocacolas ni fantas ni nada por el estilo. Vino y cerveza. Así que me dio vergüenza decir que yo no bebía alcohol y ante el requerimiento de Emilio "¿tú que bebes?" me tomé una cerveza, lo que al final ha sido una cura ante cualquier tentación posterior.

Había conocido a Emilio cuando actuaba de tenor en el coro de la Iglesia de Santo Domingo. Por allí andaban Paco Jácome, Ildefonso El General y tantos otros. Algunas veces recuerdo haber visto a Emilio cantando en el coro vestido de marinero con destino en el Mando Anfibio de Puntales, "marinero de primera" como él decía. Muchas veces fuimos a su casa familiar de Marqués de Cádiz y compartimos momentos memorables. Siempre con ese buen humor tan gaditano ("el Río Saja es una venta") que hacía temblar de risa a cualquiera. Durante 12 años compartimos la gestión de la Asociación de la Prensa de Cádiz, de la que siempre fue un defensor a ultranza y un socio leal. Muchos viajes a reuniones de la FAPE y muchos embolaos que le largábamos cuando tenía que representar a la APC en algún acto, donde participaba con una extraordinaria eficacia y dignidad. La última vez que le vi fue en la Residencia, cuando ya tenía el práctico a bordo, como él mismo diría. Por Emilio fui al primer pregón de Semana Santa de mi vida en el Falla, ante el estupor de algunos de los presentes. Siempre atento a la actualidad gaditana, siempre pendiente de todo y de todos, con esa memoria enciclopédica para las personas y las historias de la ciudad. Una figura irrepetible en el periodismo gaditano que ha pasado a formar parte del panteón de gaditanos ilustres con vistas a La Caleta, junto a Bartolomé Llompart, Fernando Fernández y Agustín Merello . Una pérdida muy grande, un dolor muy intenso para todos los que le hemos querido, le hemos admirado y hemos pasado grandes momentos a su lado. Ya nadie responderá al otro lado del teléfono con un "¡hable!" tan sencillo y tan cordial. Los que no creemos en otra vida pensamos que la gente perdura en la memoria de amigos y familiares: los recuerdos de Emilio serán para todos nosotros los de un gaditano excepcional y un amigo insustituible.

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