Misión cumplida. Este miércoles por la mañana zarpaba el crucero Queen Victoria y ponía rumbo a Southampton, después de una ruta que se vio alterada por una avería en una de las hélices del buque.

Los medios especializados en cruceros destacan el papel de Navantia y del puerto de Cádiz, que se encontraron de pronto con la necesidad de prestar la ayuda necesaria a la naviera Cunard para solucionarle el problema técnico y, a la vez, intentar molestar lo menos posible a los más de dos mil pasajeros que iban a bordo del Queen Victoria, que han visto alterado su itinerario.

Así, tal y como estaba previsto, a primera hora de la mañana de este miércoles, Navantia procedía al llenado de su dique cuatro para poder, así, retomar este singular trayecto y poner rumbo al puerto británico de Southampton, donde tiene programada su llegada poco antes de las cuatro de la madrugada del viernes al sábado.

Finalmente, la naviera Cunard tuvo la feliz idea de saltarse la escala en Lisboa, después de que la tripulación comprobara que el problema de la hélice había que solucionarlo lo antes posible. No suponía problema alguno para la navegación, pero estaba provocando unas vibraciones en la popa barco que sí podrían llegar a suponer daños más graves que sí podrían haber supuesto la obligatoria varada del buque.

Tomás Connery, capitán del Queen Victoria, se ocupó personalmente de mantener informado de todo al pasaje:“Mientras esté en dique seco, nuestro servicio y actividades a bordo continuarán en gran medida con normalidad”, dijo Connery.

Así, la compañía explicó a los pasajeros que la distancia entre Navantia y el centro de Cádiz era prácticamente la misma que si el atraque se hubiera producido en el puerto, como habría sido lo normal, y que para comodidad de todos pondrían a su disposición autobuses para que, durante su estancia en Cádiz, todo fuera a las mil maravillas como así fue.