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Cádiz

Nuevas denuncias se suman a la odisea del crucero 'Grand Voyager'

  • Un pasajero reclamará la devolución del importe del viaje y daños y perjuicios

La odisea de problemas que rodean al crucero Grand Voyager parece no tener fin. Tras los inconvenientes que sufrieron los pasajeros que llegaron a Cádiz el pasado lunes 18 de julio, con un cambio de rumbo incluido, otro nuevo crucerista ha decidido denunciar a la compañía Iberocruceros por los problemas que sufrió en un viaje anterior.

José Santaella embarcó el pasado 13 de junio en Cádiz en el Grand Voyager junto a su mujer y una pareja amiga. Sin embargo, lo que iba a ser un crucero de ensueño se convirtió en una pesadilla. El asunto lo ha puesto en manos de abogados para reclamar la devolución del importe del viaje, además de daños y perjuicios.

"Fue un viaje horroso", expresó claramente José para calificar lo que vivió a bordo de la embarcación. Su ruta, con origen en Cádiz, le llevó a las ciudades de Agadir, Casablanca, Lisboa, Funchal, Vigo y Cádiz, nuevamente.

En lo que fue su primer viaje a bordo de un crucero, José comentó que "los problemas comenzaron nada más embarcar en Cádiz. Nos hicieron entrar rápido al barco y no hicimos ni los simulacros con los salvavidas para comenzar a navegar a las ocho de la tarde".

Ya después de salir del Puerto de Cádiz, José se encontró con la primera sorpresa con las maletas. "Lo normal es que al facturar las maletas nos las subieran al camarote, pero tuvimos que bajar a recogerlas", aseguró.

El principal inconveniente, que arrastraron durante todo el viaje, ocurrió cuando la embarcación marchaba de Agadir a Casablanca. "Íbamos navegando cuando, de repente, escuchamos un ruido enorme y se fueron las luces. El barco empezó a menearse. El capitán nos informó que había una avería eléctrica. Aquello fue un desastre porque se caía todo. Al volver la electricidad, el barco siguió navegando, pero iba dando bandazos y no estaba estabilizado".

Todo esto provocó, tal como relató José, que "tuviera que estar dos días metidos en la cama sólo a base de biodraminas y manzanas. Todo el mundo estuvo encerrado en los camarotes devolviendo, un malestar enorme y ataques de ansiedad, y allí no nos dieron explicaciones de nada".

Este problema, según el pasajero, "no se solucionó hasta que salimos de Vigo de vuelta a Cádiz, cuando el barco empezó a estabilizarse".

Por todo ello, José ha decidido denunciar el asunto, ya que "lo que queríamos tener era un crucero de placer, no para sufrir".

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