Cádiz

Música, palabra y verdad

  • La Canalla y Javier Ruibal rubrican una noche mágica en el Baluarte de la Candelaria con el espectáculo 'El clandestino de El Puerto', en una cita en la que los asistentes pudieron encontrar de todo

Una noche para recordar. Una noche de esas de las que te sientes orgulloso de haber sido testigo. Una noche para contar a los amigos y para regodearse. "¿No viste a La Canalla con Ruibal? Joder, pues no veas lo que te perdiste, increíble…" Una bonita noche, una noche mágica en la que los artistas enrolaron al personal en la búsqueda de la música, la palabra y la verdad. Una noche para embarcarse y poner rumbo al buen gusto.

La Canalla rinde homenaje al Clandestino de El Puerto, a Javier Ruibal, en un Baluarte de la Candelaria abarrotado. Ni barbacoas ni Trofeo Carranza, los ruibaleros acudieron prestos a la llamada de Antonio Romera 'Chipi' que articula un espectáculo con la música del trovador portuense como destino, la palabra del poeta Juan José Téllez como coordenadas y la autenticidad y verdad de su banda, La Canalla, como timón.

Un homenaje hermoso y extraño, como la mar, donde los asistentes pudieron encontrar de todo. Desde momentos emotivos a toques irónicos. El ambiente de tasca que queda reducido a un humo pelón; las cositas de Chipi que no calla ni debajo del agua (y que no se calle, arte por los cuatro costados) "Manhattan es como Puerta Tierra pero todo el rato"; el batería desaparecido en la despedida ("¡Juan Sainz!", grita al final todo el Baluarte, no hay guasa en Cádiz…) Instantes, todos, salpicados con buena música y con estilo, como el que demuestra el 'pintaor' Santos de Veracruz con las ilustraciones que se proyectan en la gran pantalla que corona el escenario y que llevan pegada su firma en sus trazos flamencos, pasionales y certeros.

Y cómo toca esa banda… Julián Sánchez brilla sobremanera en la trompeta a la que le arranca todo el son y el sabor de un soplido. El maestro Javier Galiana al piano, rezumando swing, el fugitivo, Juan Sainz, latiendo, como late un corazón, desde su batería, Javi Ruibal de marcapasos en la percusión, José López, con un compás al contrabajo inusitado, resbalando sus dedos sin tropiezo alguno y Chipi, con ese sonido tan especial que sale de su garganta, a medio camino de muchos lugares, de muchos estados, personal como él solo.

Romera abre la noche como un antiguo rapsoda e invita a otro bucanero experto en estos lares y, además, paisano, Juan José Téllez. Comienza la historia de 'El Clandestino de El Puerto', comienza el viaje. La Canalla se queda a solas con el público. No desaprovecha los minutos. Enganchaíta de mi vida deja paso a un recuerdo para "Don Fernando Quiñones", mienta Romera, que canta su visión de La legionaria. El Tango del Tirao fue coreado por el público. Palmas sordas anteceden al son por rumbas que se esconde en Jauja dedicada a "los náufragos del Sáhara", dice Antonio con esa voz categórica de acento andaluz.

El maestro Ruibal sale entre aplausos cuando Chipi anuncia: "Señores, El Clandestino de El Puerto". Los primeros compases de Lo que me dice tu boca salen de la guitarra del cantautor que, pronto se hacen acompañar del abrigo de toda la banda. A partir de ahí comenzaría un mano a mano donde un tema de Ruibal dejaría paso a otro de La Canalla. Ahora Mia Ragatzza, ahora Ave del paraíso (precioso el dibujo de Santos), ahora Infinito universo de las cosas… Qué buena noche, qué mágica noche…

El del Puerto se queda a solas con su público. Para llevarte a vivir suena estremecedora en la voz del maestro. Las parejas se arrullan, miradas cómplices, manos que se buscan, que se encuentran. Galiana pisa de nuevo el escenario para dar forma a la 1ère Gnossienne de Erik Satie. Flor de Estambul se pega a la piel. Javier conjura a sus mujeres una a una: Bella en Lisboa, Boca de rosa, La Reina de África… Historias de amor que dejan paso a una potente Pensión Triana con toda la banda de La Canalla al completo.

Dame tinto y dime tonto. La pelota vuelve al tejado de Chipirón por unos momentos. La simpática letra del cantante funciona de plataforma para presentar a los músicos que se llevan buena parte de los aplausos de la noche. La Gloria de Manhattan, tan rítmica como emocionante, suena de categoría con el oficio y el talento de estos músicos. Tes quiero my love, canta Chipi, y todos nos tiramos al suelo.

Dos himnos rubialeros para culminar. Islamujeres pone el punto y final oficial al concierto. Atunes en el paraíso sería el bis. Verdad, palabra y música. Música, palabra y verdad. Ruibal y La Canalla. La Canalla y Ruibal. Qué más da. El orden de los sumandos no altera la suma. Bonita noche.

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