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Obituario

Muere el peluquero gaditano Carlos López de Montes

Carlos López.

Carlos López.

Lo conocí en 1974 en una de esas excursiones a Benamahoma organizadas por el colegio San Felipe Neri que tantos niños gaditanos hemos disfrutado. Yo volvía en el autobús cabizbajo, había perdido mi precioso machete de mango de hueso en mi primera excursión, y apareció Carlos con su media sonrisa: "Quillo, que me han dicho que esto es tuyo"; me ofrecía mi machete en su mano. Comenzaba una amistad que duró toda la vida y que, como pasa con las buenas amistades, se extendió por nuestras familias. Dejó joven el colegio para hacer historia en Cádiz modernizando el sector de la  peluquería en la ciudad una actividad que ya había iniciado con éxito su queridísimo padre que llegó a ser peluquero de una jovencita Carmen Cervera de la que conserva con orgullo sus letras de agradecimiento.

Carlos López de Montes consiguió para Cádiz numerosos premios nacionales e internacionales en numerosos certámenes de peluquería y todavía muchas mujeres gaditanas recuerdan con cariño los marchosos pases y exhibiciones que se celebraban en Cádiz durante las noches de la década de los 80.

Su carisma siempre quedará en el recuerdo de los que tuvimos la fortuna de disfrutarlo.

Resuena en mis oídos su sonora sonrisa, copa en mano, durante las cálidas noches en nuestras vacaciones familiares en Marbella. Mercedes, su maravillosa esposa, siempre llamándolo al orden con su marcado acento sevillano y sus hijos Candela, Carlitos y Merceditas bañándose con los míos en la piscina iluminada.

Se nos fue a sus 59 años dando de despedida una lección de elegancia y dignidad.

Se lo llevó un cáncer de pulmón, esa maldita enfermedad innombrable, dramática epidemia de nuestra generación.

Él sabía hace meses que se iba para siempre y se despidió dándonos ánimos a los demás; lo hizo como el valiente militar que camina hacia el inevitable patíbulo sereno, erguido cabeza en alto con leve sonrisa y grave mirada fija en el más allá.

Así se fue mi amigo Carlos.

Santa Maria madre de Dios ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

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