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Conciertos

Mozart y Dvorak, en el Teatro del Títere con el XXV Ciclo de Música de Cámara de Cádiz

Francisco Cantó y Totem Ensemble.

Francisco Cantó y Totem Ensemble.

Esta sábado día 20 de abril continúa en el Teatro del Títere La Tía Norica el XXV Ciclo de Música de Cámara que organiza la Asociación Qultura, en este caso con dos obras grandes, la adaptación para sexteto del Concierto para clarinete y cuerda de W.A. Mozart,KV 622 según arreglo para esta formación de Gottwald/Salamon y el Quinteto de cuerda compuesto por Antonin Dvorak  para dos violines, viola, violonchelo y contrabajo Op. 77 compuesto en 1875. Estarán a cargo del clarinetista Francisco Cantó y el Totem Ensemble, en formación especialmente adaptada a este programa.

El Concierto para clarinete K.622 de W.A. Mozart fue terminado en  Viena en octubre de 1791 para ser interpretado por su dedicatario, el clarinetista Anton Stadler, gran amigo y cofrade masón  de Mozart. La orquesta que acompañaba al solista en el original constaba entre los vientos y además del propio clarinete, dos flautas, dos fagots, dos trompas y cuerdas.

Los conciertos tienen la vocación de ser interpretados por orquestas, que necesitan salas y auditorios más menos grandes. Sin embargo, los arreglos son frecuentes para adaptarse a las exigencias de la cámara, de manera que puedan ser interpretados formatos y salas más pequeñas, lo que se imponía ya en las fechas de su composición y que en el caso de este autor han sido  frecuentes. Esto es lo que han conseguido Wilfried Gottwald y  Michael Salamon con el arreglo de este  concierto de Mozart que se oirán esta sábado acompañando al clarinete un quinteto de cuerdas.

Por su parte A. Dvorak compuso su Quinteto de cuerda n.° 2 en sol mayor para dos violines, viola, violonchelo y contrabajo en 1875 y se presentó por primera vez en Praga el año siguiente. El intrigante recorrido que envuelve a esta obra, inicialmente compuesta y señalada como op. 18, para pasar a ser en 1888 el op. 77 o el B. 49. tiene que ver con que su autor volvió una y otra vez sobre ella, y aunque inicialmente estaba compuesta por cinco movimientos, Dvorak la reescribió excluyendo parte de la misma para presentarla como su Nocturno para cuerdas en Si Mayor op 40, reduciendo a cuatro sus movimientos, que es como se nos presenta e este concierto.

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