De los Melu de toda la vida
Pedro Fernández PérezCarnicero de la Plaza y corista en excedencial Lleva 50 años en el puesto número 45 del Mercado Central
Durante 24 años seguidos formó parte de la mejor etapa del coro de La Viña
Los Melu fueron una institución en la ciudad. Arte, compás, toros y... carnes. Perico, en el puesto 45 del Mercado Central desde hace 50 años, es uno de ellos. Y aunque ya cuenta con 65 abriles, seguirá un tiempo tras el mostrador porque se ha apuntado a la jubilación activa, que le permite continuar trabajando. "Hasta que yo me canse y decida cerrar", apunta. Ganas no le han faltado. En la Plaza ya se sabe que no corren buenos tiempos. "Sobre todo para el sector de la carne, donde es duro mantenerse", añade. Perico da las claves de la decadencia en las ventas. "Los hábitos de consumo han cambiado. La clientela se ha hecho mayor y a las nuevas generaciones les gusta comer, pero no cocinar", señala. A esto sumamos que las grandes superficies "nos tienen acorralados" y que el nivel adquisitivo en Cádiz "es muy bajo". Puestos como el del Melu se salvan con las ventas de viernes y sábado. ¿Qué tendría que ocurrir para que la situación se revirtiera? Perico pone cara de obviedad: "Pues que cambiaran todas estas cosas que he dicho". Y luego, su rostro se muestra escéptico. "Damos el trato personal al cliente que no dan los supermercados. Sabemos qué quieren y les aconsejamos. Más no podemos hacer. Antes solo existían los mercados y ahora abren cada dos por tres y hasta los domingos. Contra eso no se puede", destaca.
Ni el Mercado Gastronómico, según este carnicero, ha llevado más clientes a la Plaza. "Es otro tipo de público, no es comprador", advierte.
Aparcadas las vicisitudes profesionales, Pedro Fernández habla de los Melu. "Mi bisabuelo, El viejo la Isla, pues era de San Fernando, creó el cante corto de La Isla por soleá", presume. Lo de Melu comenzó con su abuelo Agustín. Su padre, de quien heredó el puesto de carnes, "cantaba muy bien por martinetes y era íntimo de Manolo Caracol". Recuerda que este monstruo del flamenco iba a su casa cuando actuaba en Cádiz. "Mi madre le preparaba menudo, rabo de toro y carne con tomate", evoca Perico.
Pero el verdadero artista de la familia fue el recordado Agustín Fernández 'Melu'. "Ese sí cantaba profesionalmente. Se fue a Madrid con Manolo Caracol y también estuvo con Carmen Amaya. Y se embarcaba con mi tío Manolo para llevar gallos a América", explica. Perico cita el bar que su tío Agustín regentó en la calle Manzanares: El Burlaero. Y apostilla que su tía Milagros "se casó con un hermano de Pastora Imperio". De las habilidades de la familia, Perico solo ha heredado el arte de trabajar la carne. En cuanto al flamenco solo es "aficionado" y de gallos solo le gustan los que se fríen o se meten en tomate.
Sí cultivó otro arte gaditano como el Carnaval. "Fui componente durante 24 años consecutivos del coro de La Viña", dice. Desde 'Los caballitos que suben y bajan' (1983) hasta 'Hecho en Cai' (2006). Llegó a ser representante legal del coro y presidente de la peña lasaliana que parió esta histórica agrupación, tristemente perdida en los últimos años. "Es una pena que se haya perdido el coro", afirma. Perico ve "muy difícil" que algún día la fiesta gaditana recupere el coro de La Viña.
Califica de "brutales" las experiencias que vivió en 24 años de tangos. "Algunos cajonazos, pero alegrías mayormente", asevera. Le viene a la mente la madrugada de la final del Concurso de Agrupaciones de 1989, celebrada en el Teatro Andalucía. El coro viñero era 'Takatá Chim Chim Pom Pom'. "A las ocho de la mañana dieron los premios y brindamos con champán por la victoria. Con el disfraz puesto me fui a despachar carne y no me lo quité en toda la mañana", concluye.
El carnicero que se relaja jugando al golf
Pedro Fernández nació en el Hospital de Mora en 1952. Está casado con María Quirós. Tienen dos hijos, María y Perico, que les han dado dos nietos, Ulises y Bruno, respectivamente. Estudió en La Salle Viña hasta 1963. Entró a ayudar a su padre en el puesto que hoy regenta, aunque por las tardes estudió Bachiller en el Columela. Actualmente es vocal de Carne de Asodemer (Asociación de Detallistas de Mercados Municipales). Además del Carnaval, su mayor afición es el golf. Descubrió este deporte en 1983 cuando se compró una casa adosada en San Andrés, junto a Campano, en Chiclana. "Al lado había un campo y entablé amistad con el entrenador, Juan Ayoso, que me metió el gusanillo", cuenta. Desde entonces está federado y tiene en la actualidad un hándicap 19.
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