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Mark Thurner. Pperuanista, investigador de la universidad de londres

"El plan es morir en Cádiz"

  • Un nuevo vecino. Este prestigioso historiador teje desde Cádiz la red LaGlobal, otra narración de la Ilustración sin ropajes nacionalistas

Mark Thurner.

Mark Thurner. / julio gonzález

Mark Thurner, investigador de la Universidad de Londres y uno de los grandes peruanistas de nuestro tiempo, es artífice de una red que se ha dado en llamar LaGlobal. Y global es Thurner. Nació en Wisconsin en un área con multitud de emigrados alemanes, como su familia. Luego se trasladó a Alemania a estudiar, pero acabó estudiando sobre Hispanoamérica y la recorrió entera. Ahora vive en Londres, aunque su acento de fluido castellano es argentino, que es de donde es su mujer, y tiene casa en Cádiz. Bueno, una casa no: una torre en calle Ancha. Subimos a su torre con un viento rabioso y señala la cercana Torre Tavira. "Subí a ella en 1977 y eso cambió mi vida. Estudiaba historia de Alemania y decidí estudiar a América". "¿Por qué subió a esa torre?" "Por la Cámara Oscura". "Pero entonces no había cámara oscura, la cámara oscura es de los 90". Se muestra desconcertado. "¿En serio? Pero yo vi Cádiz". "Se lo enseñaría el vigía de la torre o quien allí estuviera. Ya sabe que la memoria cambia nuestros recuerdos". "Pues estoy en esta torre por esa torre". Y así se escribe la historia. Thurner es un gran historiador que no cree mucho en patrias ni naciones, sino en los pensamientos globales, en las conexiones. "Y mira Cádiz, la conexión de los mundos". El viento nos vuela.

-Hábleme de aquel viaje iniciático.

-Fue poco después de la muerte de Franco. Yo estaba estudiando en Alemania porque me iba a dedicar a estudios germánicos. Era una forma de volver a las raíces. Me crié en una zona de Estados Unidos con muchos alemanes, a los que se miraba con desconfianza porque estaba muy presente la II Guerra Mundial. Mi padre fue piloto del Ejército americano, tuvo que bombardear su país y eso es algo que mi abuelo nunca le perdonó. Para mi padre aquello fue muy duro. Yo quería, de algún modo, volver a tender el puente con mi país de origen.

-Y puso rumbo al sur.

-Sí, surgió ese viaje como una aventura. Lo hice a dedo, que era como viajábamos los jóvenes entonces. Me encontré una España muy divertida: destape, porno de baja intensidad, todo barato. Salías de Barcelona y era México, con esas carreteras infames que a veces recorrimos en camiones de soldados. Y acabé en Cádiz, subí a esa torre que le mencioné y vi el mar y pensé en América porque en Cádiz se respiraba América. Cambié el rumbo de mis estudios, me pasé a antropología, me doctoré con una tesis sobre el Perú... Así Cádiz me cambió la vida.

-¿En estos cuarenta años ha regresado muchas veces a Cádiz?

-No. De hecho no lo hice nunca, aunque aquel viaje estaba dándome vueltas continuamente a la cabeza porque en los archivos de todo el mundo Cádiz aparecía una y otra vez. Parecía estar llamándome silenciosamente. Hace un año mi mujer y yo empezamos a pensar en tener algo en España, ya sabe, eso tan inglés de ese clima inglés... queríamos algo mediterráneo, pero no dábamos con la clave. Vinimos a la Semana Santa de Cádiz y, casi por casualidad, encontramos lo que buscábamos. Una torre. ¿Quién no quiere tener una torre en Cádiz? Tomamos la decisión. Es como un retorno. El plan es morir en Cádiz.

-Dentro de mucho tiempo.

-De mucho tiempo. Todavía me quedan seis o siete años trabajando e investigando y después de esos años sí quisiera instalarme permanentemente en Cádiz y disfrutarla mucho tiempo.

-¿Dónde se encontraba en la celebración del Bicentenario de la Constitución del Doce?

-Estaba en Argentina.

-¿Y allí se hablaba de ello?

-Ellos, en general todo Latinoamérica, tienen su propia narrativa. Para ellos la Constitución de Cádiz es importante en el sentido de la contribución que ellos hicieron y que en España se subestima.

-¿Usted comparte esa visión?

-Es que yo no creo que un fenómeno como la Ilustración tenga nacionalidad alguna. La Ilustración fue una red global que comparte conocimientos históricos, científicos... No nace en París, no nace en Londres, no nace en Cádiz. En Cádiz rebota y eso es lo interesante porque Cádiz se convierte en una petit París que recibe personas ilustradas de todas partes. El mito de una Ilustración francesa, por ejemplo, es un relato construido a posteriori.

-El nacionalismo del XIX que aún sufrimos.

-Claro, es toda esa narrativa romántica que constriñe inventando pasados de gloria. En el British Museum hay una galería de la Ilustración que es cien por cien inglesa con pequeñas aportaciones de sus colonias, como Jamaica, que no era vista como otra cosa que una plantación. Esa galería es una mentira para consumo local, no es un reflejo fiel de lo que fue la Ilustración.

-El eurocentrismo.

-Ni siquiera es eurocentrismo. En realidad, hablamos de Francia, Alemania, e Inglaterra. En el siglo XVIII España no es parte de Europa. España no es Europa porque Europa es una cosa bárbara. La idea actual de Europa es un invento del norte. Antes, la civilización es el sur y viaja de Este a Oeste en el Mediterráneo y de ahí a América. España no participa en la fabricación del eurocentrismo, pero eso también había ocurrido con el Renacimiento. ¿Está su origen en Florencia? No, eso es una simplificación, un relato que se construye a posteriori de una historia mucho más global.

-El proyecto colonial español en América, de hecho, es muy distinto al anglosajón o el francés.

-No lo es hasta la llegada de los borbones, que empiezan a mirar a sus competidores y a imitarlos, pero en un inicio en la conquista de América ni siquiera se utiliza el término romano de colonia. Esto se empieza a usar a finales del XVIII porque tiene una connotación de fábrica, de extracción y, por tanto, de dependencia política. Eso no había existido antes porque los territorios españoles en América son reinos, provincias, como los territorios de Italia o Flandes, pero nunca colonias.

-Gozaban de una enorme autonomía.

-Ciudad de México o Lima desde muy pronto pueden sobrevivir perfectamente sin la corona, forman parte de un comercio global y Cádiz es importante en la misma medida que lo son los puertos de Callao, Veracruz o Acapulco. Un puerto no tiene sentido sin otro puerto y eso crea una situación de igualdad.

-La peculiaridad de la Ilustración de la América española es que es muy indigenista.

-Sin duda. El debate político en América es muy rico. Están los constitucionalistas, los republicanos y los monarquistas y en todos esos bandos hay ilustrados. Son debates de los que hay actas que se desarrollan en las sociedades de amigos del país, que es una red creada por la corona de España, que invita por tanto a que se desarrolle ese conocimiento. Y de ese estudio surge esa visión utópica de la perfección de las sociedades incas que entronca con ese buen salvaje de Rousseau, por lo que germina ese proyecto popular e indigenista que defiende conocimiento para el pueblo.

-Es muy diferente al concepto de conquista del Oeste en América del norte.

-En líneas generales sí, aunque en Estados Unidos también hay ilustrados con esa visión indigenista, como Thomas Jefferson.

-Quizá con los indígenas, no con los negros.

-Es que la esclavitud es una piedra angular de la economía de aquella época.

-Ni siquiera la Constitución de Cádiz se decanta por abolir la esclavitud.

-Es un cálculo político. A partir de las Cortes de Cádiz los indígenas son españoles de pleno derecho, los negros no. Ponen límites. Pero en general el resultado no satisface en América. Los republicanos piensan que es un nuevo ropaje para sostener el viejo sistema.

-¿Tiene algún sentido histórico la invocación de Bolívar de la nueva izquierda americana, la de Chávez, Correa, Morales...?

-Ninguno. El proyecto de Bolívar es ilustrado, una ilustración antiimperialista, para nada populista. Puede tener algunos puntos en común en esa vaga idea de panamericanismo, pero, sobre todo, Bolívar piensa que para dirigir el pueblo hace falta conocimiento y el gobierno debe de ser llevado a cabo por ilustrados. No se me ocurre nada menos bolivariano que Maduro.

-Vargas Llosa metiéndose en política es mucho más bolivariano. Y fracasó.

-El proyecto de Vargas Llosa era tan interesante como imposible. La culpa de la llegada de Fujimori al poder, entre comillas, la tiene Vargas Llosa porque la gente votaba contra él.

-¿Y eso?

-Porque sociológicamente la América latina es de izquierdas, pero la izquierda ilustrada siempre ha fracasado por sus divisiones mientras que se ha relacionado esa izquierda americana con los populismos de Fidel Castro o con la violencia atroz que supuso Sendero Luminoso. América siempre está esperando esa izquierda científica y global que nunca llega.

-Hábleme de su red LaGlobal. ¿Qué pretenden conseguir?

-Somos un grupo que pretendemos revertir una narrativa asentada sobre lo que supuso la Ilustración en la historia y esto es imprescindible para volver a situar en sus justos términos cómo se ha forjado el conocimiento moderno, y nuestra respuesta es que el mundo hispano fue clave para ello y crear ese hilo que une el Renacimiento y la Ilustración que es mucho más robusto de lo que se piensa. Hasta ahora es una historia del conocimiento contada por Europa del norte y, por tanto, es una historia incompleta.

-Es curioso que la idea de la creación de esta red haya surgido, en cierto modo, de un europeo del norte.

-Bueno, no se confunda. Yo soy bávaro y no tengo que contarle cómo se nos ve a los bávaros en Alemania. Somos los latinos de Alemania y lo llevamos con mucho orgullo.

-¿Del Bayern de Munich entonces?

-Completamente del Bayern.

-¿Y le dará tiempo a hacerse del Cádiz?

- Todo se andará. Ahora estoy en hacerme un gaditano ambulante, pero de momento tengo que volver a Londres.

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