Hubo un tiempo en el que el Ayuntamiento de Cádiz vio en Iberoamérica una oportunidad de desarrollo cultural y económico al amparo de la histórica relación de hermanamiento entre las sociedades de ambos lados del Atlántico; unos años en los que los viajes a América y las visitas a Cádiz eran una constante reforzada con motivo del Bicentenario de la Constitución de 1812. Un campo que fue ampliándose en la gestión municipal y al que incluso se le dotó de un edificio, la antigua Cárcel Real, que estaba llamado a ser sede de esos vínculos entre España e Iberoamérica. Como ocurriera siglos atrás, Cádiz quería ser la puerta de entrada de América en Europa, y la de salida de los europeos hacia el Nuevo Mundo.

Pero el cambio de gobierno en el año 2015 frenó en seco aquellos proyectos, aquellos pilares asentados, aquellas relaciones iniciadas con prácticamente todos los países iberoamericanos, aquel trabajo que -eso sí- aún tenía numerosas puntadas pendientes de definir y muchas actuaciones que quedaron por ejecutar. Se acabaron (salvo contadas excepciones en los primeros años de gobierno) los viajes a Iberoamérica para seguir afianzando los vínculos, se suspendieron de un plumazo los premios Cortes de Cádiz, se dejó de entregar el premio Libertad Cortes de Cádiz que reconocía la figura y trayectoria de personalidades como el Rey emérito, Adolfo Suárez, Lula da Silva o José Mújica (sin olvidar el premio concedido a Álvaro Uribe que en 2016 sería retirado por el gobierno local).

No ha sido hasta hace unos meses cuando el gobierno municipal liderado por José María González ha visto oportuno retomar esas relaciones que se habían logrado años antes, volver a ese punto que se decidió dejar suspendido allá por 2015 para explorar la fuente de riqueza, de oportunidades, de cultura que supone Iberoamérica y su histórica relación con Cádiz.

Así, de la mano del concejal Paco Cano (incorporado al equipo de gobierno meses después de las elecciones de 2019) se han retomado relaciones con la Secretaría General Iberoamericana (Segib) desde su llegada a la presidencia de la sociedad Cádiz 2012. Un ente municipal que hasta hace bien poco estuvo a punto de ser disuelta porque no se le veía utilidad y que en los últimos meses está intentando relanzar su potencial, convencido ahora el Ayuntamiento de la importancia cultural, social, educativa, científica, de construcción de ciudadanía… que supone ese vínculo entre Europa y América que, en palabras del propio Cano, “representa a la perfección el intercambio de todo tipo entre las dos culturas”.

En medio de este giro en la política municipal, de este cambio de rumbo en busca del camino que en este campo se recorría hasta 2015, surge un posible inconveniente para la ciudad: Málaga anuncia que tendrá su propia Casa de América. Un proyecto que lleva años rumiándose en la capital costera y que recientemente ha encontrado el apoyo definitivo por parte de la Sociedad Económica de Amigos del País, que es la institución más antigua de Málaga por detrás del Ayuntamiento, remontando su fundación (de manos de Carlos IV) al año 1789.

Málaga se plantea este reto, que considera “una exigencia social, económica y cultural para la ciudad y provincia”, fijándose un plan quinquenal que ya ha puesto en marcha. “Son numerosos los nuevos elementos y desafíos que plantean la necesidad de establecer esta plataforma-puente (Casa de América) con las nuevas realidades que viven los países latinoamericanos y las comunidades hispanas de Estados Unidos y de Canadá”, traslada la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga, que añade que además de la función de esta ciudad desde el punto de vista cultural, universitario y tecnológico, “Málaga precisa al mismo tiempo contar, y aprovechar también, con las fortalezas de su economía, de la amplia red diplomática/consular de países latinoamericanos, del valor del Festival de Cine en español, de la joven e innovadora Universidad y, sobre todo, de los miles de residentes latinoamericanos que viven y trabajan aquí, que cuentan con una cultura tan diversa como enriquecedora”.

Málaga, por tanto, se ha puesto ya manos a la obra de manera decidida en su proyecto de conquistar Iberoamérica y de ser exponente español y europeo de esos vínculos sociales, culturales, históricos y también económicos. Cádiz, que iba a la cabeza de esa relación con los países del Nuevo Mundo, tiene ahora un fuerte competidor. Y esos seis años en que le dimos la espalda a Iberoamérica pueden pesar demasiado.