El coworking artístico 'Piedra, papel, tijeras' es un espacio para dejar volar la imaginación. En este lugar, situado en la calle Buenos Aires, cinco artesanas, cinco artistas, desarrollan cada jornada una labor con la que plasman lo que mejor saben hacer con sus manos.

Estas defensoras del trabajo bien hecho, de la dedicación y el detalle son Marisol Torres, gerente del coworking y alma de Mariblú, artesanía en papel; Inmaculada Gómez, impulsora de la empresa de visitas guiadas y teatralizadas Cicerones Gaditanos; Mari Carmen Rodríguez, creadora de Con Papel y Punto, que realiza encuadernaciones artesanales y cartonaje artístico; Julia Borrero, quien se esconde tras el seudónimo de Milvilla, con el que crea ilustraciones con sello propio; y Carolina Bablé, quien se dedica al diseño de moda.

Reclaman mayor visibilidad hacia este colectivo, muy numeroso en Cádiz

Ellas forman parte del primer y (hasta ahora) único coworking artístico de Cádiz, que abrió sus puertas en noviembre de 2016 como plataforma para unir a artistas y artesanos gaditanos con el objetivo de compartir un espacio de trabajo y de venta al público. Aunque ahora son cinco, hay espacio para hasta siete personas, por lo que cuentan con dos plazas disponibles.

El principal requisito para formar parte de él es "tener una actividad relacionada con el arte, la artesanía o la cultura, intentando que no sea repetido para no pisarnos los encargos", explica Marisol. Entre todas comparten el alquiler del local y las cuotas de luz, agua e internet.

Su actividad se desarrolla sobre todo por encargos y establecen una relación fluida con el cliente, ya que cada producto que sale de este taller es personalizado. Además, venden sus creaciones allí mismo, por lo que suelen abrir en horario comercial.

Uno de sus planes es alquilar el escaparate para que se den a conocer otros creadores locales. "Queremos mostrar diferentes productos semanalmente y hacerles publicidad también en Facebook", señala Marisol.

La gerente del coworking afirma que en Cádiz hay un tejido productivo de artesanos muy potente, aunque "apenas se le da visibilidad. Nos gustaría que en la ciudad hubiera un punto de interés artesanal, pero aún no lo hemos conseguido". Marisol considera que es imposible que en la actualidad un solo artesano pueda mantener un local y por eso pide mayor apoyo de las administraciones hacia este colectivo.

Con lo que está satisfecha es con la respuesta del público, ya que desde su punto de vista, "cada vez más gente le da a los productos hechos a mano el valor que tiene : el trato es totalmente personalizado. Aquí puedes elegirlo todo, cada detalle, y cambiarlo cuando quieras. Creemos que la calidad-precio es muy buena para tratarse de productos únicos".