Extraordinario concierto de M Clan en el Baluarte de la Candelaria

La banda liderada por Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez presentó su nuevo trabajo, 'Para no ver el final', ante el público gaditano · Su rock de corte sureño funciona como una apisonadora sobre el escenario

M Clan ofreció su concierto en la noche del jueves en el Baluarte de la Candelaria.
M Clan ofreció su concierto en la noche del jueves en el Baluarte de la Candelaria.
Pablo Bernardo Caveda / Cádiz

27 de agosto 2011 - 01:00

M Clan se plantaron sobre el escenario como relojes suizos, a las diez y media en punto. Dos guitarras, bajo, órgano, batería, voz y trío de viento y metal. Empezaron sin dejar tiempo para que el jaleoso público ovacionase a la formación y servidor se perdió las cuatro primeras canciones por contingencias de orden burocrático.

Un inciso (seré breve): los hercúleos esfuerzos de las productoras por preservar los derechos de imagen de los artistas está llegando a rozar el absurdo. Como todos sabemos, no es necesario llevar una cámara de seis mil euros a la espalda para grabar un concierto. El más chusco de los móviles que venden hoy en día es capaz de grabar 'El Padrino' en dos movimientos.

Pero a mí me retuvieron en una estancia con aspecto de oficina kafkiana a la espera de que se pusiesen de acuerdo sobre qué hacer con mi persona y con mi cámara semi-profesional mientras cientos de personas grababan la actuación de M Clan con sus cámaras compactas y sus teléfonos móviles (nada chuscos, por cierto).

A pesar de que la responsable de prensa me había asegurado horas antes del evento que podía entrar con mi mochila en el recinto para tomar notas con total libertad, los guardias de seguridad no hallaban una solución a la paradoja ("¿Un redactor que lleva una cámara?").

La solución es la siguiente: como en aquel fabuloso relato de Boris Vian, que nos desnuden a todos, que nos quiten los teléfonos móviles, los relojes y la vergüenza y seguro que todos lo pasamos mejor. Así, de paso, los artistas se asegurarán de que sus actuaciones no desfilarán por internet 'de gratis' (fin del inciso).

Cuando atravesé vallas, porteros y guardias de seguridad me encontré con una muchedumbre que se entregaba a la impresionante voz de Carlos Tarque (mezclen con mesura al primer Joe Cocker con Rod Stewart, luego añádanle un poco de Chris Robinson y… ¡voilà!), que gesticulaba sobre el escenario al más puro estilo Jagger mientras terminaba con Roto por dentro, perteneciente a Memorias de un espantapájaros.

El rock de corte sureño de la banda de origen murciano funciona como una apisonadora. Grandísimas las guitarras y el slide, que se arrastraba como deben arrastrarse los insectos a la orilla del Delta del Mississippi; batería y bajo magníficos y un trío de viento oportuno y exquisito.

Se les puede reprochar a M Clan (y con razón) que lo suyo hace ya mucho que se inventó, y que tienen pocas canciones que no suenen a aquellos geniales The Black Crowes; pero resulta irreprochable el espíritu genuino que imprimen a cada tema, cómo se dejan el alma en cada acorde, y, sobre todo, su capacidad para hacer llegar los efluvios del rock sureño al público español.

La banda de Carlos Tarque continuó con la presentación de su último trabajo, Para no ver el final, logrando en algunas ocasiones la aquiescencia del público (Carrusel) y dejando un poco frío al personal en otras (Me voy a dejar llevar). Quedó claro que el público de M Clan prefiere el rock a secas que las baladas de corte soul.

Tras la reivindicativa Inmigrantes, el grupo entró en la parte caliente del concierto, perdiéndose y encontrándose en extensas canciones en las que cada músico de la banda ofreció lo mejor de sí, como en la polimórfica Las calles están ardiendo: guitarrazos salvajes con wah-wah, atmósfera oscura con secuencias psicodélicas al más puro estilo Led Zeppelin, progresiones a la batería, grandilocuencia y fin del buen rollo.

Resultó muy interesante escuchar a esta virtuosa banda alejándose de ciertos pastiches que se han terminado generando a su alrededor gracias a (o por culpa de) Carolina. Canciones como Las calles están ardiendo abren un abanico de posibilidades interpretativas que se encuentran en las antípodas del rock festivo y de radiofórmula (perdón) en el que a veces caen.

A la hora y media de concierto M Clan se despidió de los presentes con su ya famosa versión del Maggie May de Rod Stewart (que clavaron) y Llamando a la Tierra, que se llevó la mayor ovación hasta el momento.

Pero lo mejor estaba por llegar. La retirada de la banda fue breve y los "oe-oe-oe" los devolvieron a sus instrumentos in situ para marcarse una extensa, potente y clarividente Pasos de equilibrista. El tema, que me recordaba sospechosamente a The Who, terminó convirtiéndose (efectivamente) en una versión del Baba O'Reilly del grupo mod inglés. Al final de la canción, el extraordinario Carlos Tarque se atrevió incluso con un par de estrofas del Hallelujah de Leonard Cohen (aunque sonó más bien a la versión de Jeff Buckley).

M Clan volvieron a retirarse del escenario para volver nuevamente y dejar a todos contentos con Carolina, tema del que a veces parecen querer alejarse pero al que deben gran parte de su exitosa y casi siempre imprescindible carrera.

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