Según la RAE “poner en la picota:.. es poner en una situación de descrédito a una persona por haberse hecho públicos sus defectos o faltas…”

Se utiliza la expresión como clara referencia de poner a alguien en evidencia frente a otros para ser recriminado o amonestado por algún asunto.

Hace unos días en las páginas del Diario de Cádiz vi reproducida una imagen de cómo unos operarios (presuntamente municipales) retiraban una placa escultórica de la casa natal de don José María Pemán, en la calle Isabel la Católica de esa trimilenaria ciudad.

La placa había sido realizada por el famoso y conocido escultor gaditano don Juan Luis Vasallo.Confieso que ello me produjo indignación, rabia y desazón por la injusticia que se estaba cometiendo con uno de los hombres y literatos más ilustres de España.

Es increíble que una figura tan querida y respetada, no solo en el mundo de las letras, sino en toda su trayectoria humana y personal, pudiera ser degradada y “puesta en la picota”, precisamente por el Ayuntamiento que lo vio nacer.

En un artículo de opinión de M.ª José Solano, que leía en el suplemento cultural del Diario ABC decía: ...“complaciendo al abuelo Heráclito -todo fluye, somos y nos somos-. En los últimos años usando la goma de la política, es imparable, adiós al Premio de periodismo González Ruano, a la calle Juan de la Cierva, a los Premios Nacionales de Investigación de don Ramón y Cajal o Marañón… y hasta del mismo Menéndez Pidal renegamos…”; también del héroe de la Guerra de Cuba el Almirante D. Pascual Cervera (esto lo digo yo).

A don José María Pemán le llegó su turno en mor de esa ley de “desmemoria histórica”, la pesada piedra del destino quiere llevarse todo por delante, tan zafiamente utilizada en algunos casos.¿Qué les vamos a dejar a la nuevas generaciones? ¿Qué valor tienen y tendrán los duros años de esfuerzo y trabajo para sentir la noble tarea del deber cumplido?

La España, despoblada enmudece, contemplado y sintiéndose más huérfana que nunca, de sus nombre ilustres.