Cuando se afirma que impera una corriente laicista y que por eso las iglesias están cada días más vacías, se producen fenómenos como el de la jornada de ayer en la que centenares de personas, de todas las edades y condición social, llenaron la Catedral Vieja para rezarle a todas horas del día a Jesús de Medinaceli. Sería muy positivo, en lugar de culpar de la secularización galopante a la propia sociedad actual, más preocupada en el consumo propio en si puede comer su vecino, lo que tiene mucho de verdad, en averiguar porqué la gente mantiene su particular devoción a sus Cristos y a sus Vírgenes, como se puede comprobar en estas fechas e igualmente a lo largo de todo el año también en Santa María o en La Palma, a modo de ejemplo. Algo o alguien está fallando.
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