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Infraestructuras

Los Depósitos de Tabacos de Cádiz a través de tres espejos (y lo que allí se encontró)

Vista interior de una de las naves de los Depósitos de Tabacos de Cádiz. Vista interior de una de las naves de los Depósitos de Tabacos de Cádiz.

Vista interior de una de las naves de los Depósitos de Tabacos de Cádiz. / Miguel Gómez

En no pocos momentos de la novela por entregas sobre la vida, muerte y anunciada, y siempre retrasada, resurrección de los Depósitos de Tabaco de Cádiz, el ciudadano puede llegar a sentirse frente a una partida de ajedrez con las reglas cambiadas, donde nada responde a la lógica y las piezas se desplazan escapando a toda previsión. Sí, como en A través del espejo y lo que Alicia allí encontró. Imposible jugar, imposible vencer, imposible ilusionarse con un proyecto cuyo terreno igual se trocea (la cesión a la Junta para una Ciudad de la Justicia que no llega), que se frena (las dificultades con la ejecución de los fondos Edusi), que se presenta al público (una primera fase, que la segunda y la tercera dependen de otra manita de Europa, el País de las Maravillas para un Cádiz que, como el Conejo, siempre llega tarde). Un terreno que igual se cierra a cal y canto, que se vuelve a abrir, como este próximo mayo, para una actividad cultural en el exterior de las naves a la manera de las que se celebraron en el Festival Iberoamericano de Teatro de 2020 y 2021.

Imposible descifrar cuál será el próximo movimiento en el tablero de los Depósitos de Tabaco donde ya no se sabe ni cómo era el sueño ni quién lo soñó. Pero, como la heroína de Carroll, reivindicamos nuestro derecho a formar parte de lo onírico, a cruzar nuestro propio espejo, en este caso será una aventura triple, para acercarnos a tres realidades alternativas, pero creemos que posibles, de lo que podría ser el proyecto de los antiguos Depósitos de Tabaco enclavados en un barrio que tanto necesita de su empuje. Tres reflejos para un solo camino, un decidido y ambicioso uso cultural, de altos vuelos, para escribir nuestras propias líneas de esta novela.

Matadero (Madrid)

Imagen de una de las fachadas de Matadero Madrid. Imagen de una de las fachadas de Matadero Madrid.

Imagen de una de las fachadas de Matadero Madrid.

Sí, lo sabemos, La Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) ha respaldado la iniciativa presentada por el Ayuntamiento, en colaboración con la Casa de Iberoamérica, para dinamizar desde el punto de vista social, económico y urbano el entorno de los antiguos depósitos de Tabaco. Esto es reuniones, intercambio de información y un seminario donde se tendrá la oportunidad de acercarse a proyectos similares de ciudades de la red en la que está Madrid y donde, claro está, Matadero aparece como panacea.

Y lo es. Matadero Madrid, con todas las salvedades de nivel de presupuesto y población de alcance, es el modelo a seguir. Y lo sería aún más si todo el complejo de los antiguos depósitos gaditanos se hubiera confiado al uso cultural y creativo: exposiciones, residencias para artistas (ofreciendo esa posibilidad real de residir), salas de exhibición de teatro, de cine, fondo documental biblioteca... Sí todo eso cabía, y mucho más, en el último vestigio de arquitectura industrial gaditana. No cabía Matadero, claro, pero sí a escala, a nuestra medida y hechura.

Pero, ¿qué es Matadero? Matadero Madrid es el Centro de Creación Contemporánea del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid. Creado en 2006 y situado en el antiguo matadero y mercado de ganados de la ciudad. Se trata de un espacio con gran valor patrimonial y arquitectónico pues ocupa una parte del espléndido conjunto de pabellones diseñados por el arquitecto Luis Bellido a principios del siglo XX –48 edificios y 165.415 m2– que se mantuvieron en activo durante casi seis décadas hasta que en 1995 las labores industriales del matadero municipal se trasladaron a Mercamadrid.

En 2003, el Consistorio madrileño decidió su reconversión en un laboratorio de creación y cada rehabilitación, cada intervención arquitectónica (merecedoras de diferentes galardones), cada acuerdo con entidades privadas, que se sucedieron en sus naves no perdieron de vista ese objetivo. El centro de creación Intermediae, el taller, la Cineteca y el Archivo de Creadores, la Nave 16, la Central de instalaciones, la Red Bull Music Academy, el Escaravox, la Casa del Lector... Estas y otras iniciativas alojadas en Matadero, que sigue un modelo basado en la cooperación pública y privada, han contribuido a la creación en el sur de Madrid de un nuevo polo cultural que atrae tanto a residentes como a turistas; tanto a artistas internacionales como al propio tejido artístico local. Siempre atendiendo a las preocupaciones y problemáticas contemporáneas en los trabajos y con una mirada abierta al mundo y a la recepción de talento a través de sus programas de residencia.

Junto a la parte creativa, la parte vivida. Los jardines, la gran cafetería donde hasta los más pequeños se sienten a gusto, las exhibiciones teatrales, las exposiciones de calado (Pompeya sigue en programación...) Un espejo donde conviene mirarnos y atrevernos a cruzar con nuestros propios pasos pero sin desistir en ambición.

La Térmica (Málaga)

Vista de La Térmica, en Málaga, durante una Noche de los Libros. Vista de La Térmica, en Málaga, durante una Noche de los Libros.

Vista de La Térmica, en Málaga, durante una Noche de los Libros.

Pero, ¿es posible? Lo es. La Térmica, en Málaga, reconoce sin complejos que fue el modelo Matadero la inspiración para su propio proyecto de creación contemporánea que tantas alegrías le ha dado a la ciudad andaluza que no tuvo miedo en apostar el todo por el todo a la cultura con un apoyo, reconozcámoslo, inusitado por parte de la Junta de Andalucía.

La Térmica, ésta de la Diputación malagueña, es un centro de creación y producción cultural contemporánea que busca, a través de la cultura y la iniciativa personal ciudadana, desarrollar una nueva mirada sobre la realidad. Un vivero de talento e ideas, un punto de encuentro para creadores y un espacio para la creación, el aprendizaje y el ocio donde acercarse a las formas artísticas más variadas, disfrutar de música en directo, espectáculos, conferencias y una completa oferta de actividades.

Creadores es su programa de residencias artísticas que el pasado años cumplió 10 años, los mismos que el proyecto de La Térmica en sí que vino a revitalizar la zona Oeste de Málaga, territorio inhóspito en el plano cultural en relación con el resto de la capital. Un proyecto que se enclava en un antiguo hospicio y hospital reconvertido en el Centro Cívico. Unos 13.000 metros cuadrados por donde han pasado obras de artistas tan referenciales para todas las disciplinas como Banksy, Marilyn Manson, Houellebecq o Cartarescu (estos dos últimos en su exitosos Noches de los Libros y Festival de Escribidores) pero en el que también han trabajado ya el 80% de los gestores culturales malagueños.

La Diputación de Málaga, por entonces con Salomón Castiel al frente del área de Cultura, fue la encargada de impulsar este proyecto cuyo modelo también se basa en la colaboración. Así, la gestión es pública pero se trabaja por departamentos (arte, teatro, cine, diseño, música...) llegando a acuerdos con empresas privadas, bien cediendo el espacio, bien por contratos de obras y servicios para que desarrollen programas específicos. Once años después, el éxito de La Térmica es arrollador y se ha situado en el mapa de los centros de creación a nivel nacional e internacional.

Eso sí, tanto en el primero como en este segundo espejo, siempre se tuvo claro una figura que en los proyectos culturales que se ponen en marcha en Cádiz suele brillar por su ausencia o por su fugacidad. La figura del director o directora del centro. Esperemos que los Depósitos gaditanos, sea cual sea su camino final, cuente con alguien a los mandos.

Tabakalera (San Sebastián)

Una vista del centro de creación Tabakalera, en San Sebastián. Una vista del centro de creación Tabakalera, en San Sebastián.

Una vista del centro de creación Tabakalera, en San Sebastián.

Lo de Euskadi y EusCádiz debe escapar de la casualidad. En una y otra punta de España, con idiomas diferentes, tradiciones distintas y, sin embargo, historias tan paralelas en algunos sentidos. Lo de la Tabakalera de San Sebastián y los Depósitos de Tabacalera de Cádiz es de traca. Y es que también han pasado lo suyo los vascos para ver abierto su prometido centro de creación cultural en el antiguo edificio de la Tabakalera de Donosti. Con 90 años de historia, la producción se paró cuando se privatizó la producción de tabaco en España y la nueva empresa propietaria, Altadis, decidió cerrar la fábrica en 2003 (¿nos va sonando, no?). Pero, ante esta situación, y no sin superar varios desencuentros, Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación de Guipuskoa y Gobierno Vasco dedicen comprar el edificio para convertirlo en un centro internacional de cultura.

El camino no ha sido fácil para Tabakalera, como tampoco lo está siendo para los Depósitos gaditanos, que abrió sus puertas en 2015 tras inquietantes impasses en la rehabilitación de su edificio, cambios en la dirección (¡se tenía dirección cultural antes siquiera de abrir las puertas, qué envidia!), y recortes presupuestarios.

Con todo, el proyecto, basado también en la creación cultural contemporánea abierta a los artistas pero también a la ciudadanía, se está consolidando y el pasado año cerró ejercicio con un registro de 777.000 visitantes, 80.000 visitas más que en 2022; con 247.200 usuarios de su biblioteca de creación y laboratorio ciudadano llamadao Medialab; y alcanzando su récord de ingresos por alquiler de espacios y servicios para la realización de eventos privados.

Resultados obtenidos tras una intervención que buscaba abrir el centro a la ciudad por lo que se eliminaron verjas y muros circundantes al conjunto de 37.000 metros cuadrados, cinco plantas y nueva entrada principal.

Actualmente acoge diversas entidades públicas y privadas que operan o colaboran en su espacio –Festival de Cine de San Sebastián, Filmoteca Vasca, Biblioteca de Creación...– y donde se ofertan residencias artísticas, escuela de cine, visitas a archivos fotográficos, programación de exposiciones y encuentros culturales, laboratorios de innovación tecnológica, además de espacios para estar con los más pequeños de la casa, cafetería y restaurante, entre otros servicios, y un hermoso archivo sonoro donde se recupera el testimonio de las antiguas trabajadoras de la Tabakalera que cuentan su historia recuperando también el patrimonio industrial y sentimental del enclave.

Un tercer espejo donde nos sentimos más que reconocidos. Pero espejos hay muchos y diversos en el territorio nacional e internacional. Sólo nos hace falta mirarlos, y mirarnos, sin ningún tipo de complejo, confianza y ambición.

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