El Paseante

Compañeros de acampada

  • Los comerciantes y los propietarios de viviendas en la plaza del Palillero se han convertido, sin quererlo, en vecinos de los acampados de la concentración permanente de Cádiz surgida tras el 15-M

Los acampados de la concentración permanente de Cádiz surgida tras el 15-M han cumplido ya una semana de protestas en la plaza del Palillero. Sin pretenderlo, se han convertido en vecinos sin casa de comerciantes y propietarios de viviendas en tan céntrico lugar.

En cada bajo de la plaza hay un negocio y una opinión diferente ante el movimiento que están sufriendo, aunque destacan la educación y la limpieza de estas personas, a pesar de estar durmiendo diariamente en la calle.

En una de las esquinas del Palillero está la tienda Trucco. Una de sus dependientas, Jéssica Utrera, cuenta que "lo único que molesta es el ruidillo de por las tardes cuando están en asamblea, pero poco más. No nos están dando problemas durante el día porque están más tranquilos".

Jéssica asegura que todo este movimiento "no nos está afectando en las ventas, lo único es que los clientes nos dicen que tenemos que estar distraídas con el movimiento de la plaza". El único pero que tienen desde este comercio es "la imagen del Palillero, sobre todo por el turismo".

En la otra esquina del Palillero está Solves, el único comercio tradicional que persiste ante el acoso de las grandes multinacionales. Emilio Alcaraz resalta que "nos ha llamado la atención lo organizado que están y sólo podemos decir cosas buenas de ellos".

Entre los aspectos que más valora Emilio está que "nos han pedido permiso para todo. Por ejemplo, nos pidieron que si podían amarrar cuerdas a nuestro toldo para colocar el suyo. Tras ponerlo, les advertimos que estaba mal puesto y ellos nos pidieron una escalera para arreglarlo. Ellos lo hicieron tal como se lo dijimos y nos devolvieron la escalera con un cartel dándonos las gracias".

Alcaraz explica que "son gente preparada y con mucho respeto. Por los comercios han pedido agua, jabón y lejía para limpiar lo que hayan podido ensuciar, no tiran ni colillas al suelo y lo barren todo". Además, añade que "prefiero tener aquí delante una concentración como ésta, que se están comportando muy bien, a tener a borrachos durmiendo en los bancos y formando peleas como sucede en San Juan de Dios o en Canalejas".

Un punto de vista mucho más crítico tienen desde la establecimiento de moda Sfera. Una de las dependientas, que prefiere no dar su nombre, afirma que "a nosotros sí nos ha afectado en las ventas. A las ocho de la tarde, cuando celebran las asambleas, se nos tapona la puerta de la tienda y ya no entra nadie a comprar siendo la hora en la que siempre se compra más. Pero no nos pasa sólo con esto, sino con el Carnaval, la Semana Santa o cualquier cosa que se haga aquí".

Entre sus quejas están que "se han cargado una cisterna y el váter está atascado. Además, el sábado tuvimos toda la entrada empapelada". Todo esto ha supuesto para la empleada "broncas de los supervisores porque las ventas iban muy bien en este mes y en una semana se han venido abajo".

A pesar de esto, la dependienta asegura que "durante las asambleas han dicho muchas verdades y estoy de acuerdo con lo que dicen. Como ciudadana los defiendo, pero como trabajadora no".

Uno de los negocios más destacados del Palillero es la Farmacia Central. En ella, Francisco Campo-Cossío es farmacéutico, además de ser vecino de la plaza.

Francisco cuenta que "a nivel comercial, no sé valorar si las ventas bajan por la propia crisis o porque haya gente acampada aquí". El farmacéutico comenta que "no están molestando mucho durante el día, sólo la basura, que no pueda pasar la gente bien por la plaza o los perros. De todas formas, yo no comprendo que a los comercios no nos permitan sacar los cartones o la basura a la calle hasta las nueve de la noche para no dar mala imagen y el centro de la plaza esté lleno de cartones".

Lo que sí afirma Francisco es que "no ha habido ningún tipo de pelea, ni mal ambiente, ni cosas raras".

Con respecto a la noche, como vecino asegura que "el sábado o el domingo estuvieron de asamblea hasta las doce y media de la noche con los megáfonos y ya son horas de descanso. Ya después, no estamos teniendo problemas para dormir. Lo único fue hace cinco o seis días que a uno le dio por ponerse con el megáfono a las cinco de la mañana y me despertó".

En la tienda de videojuegos Game, su dependienta Desiré Pérez tuvo una anécdota con algunos de los concentrados el sábado. "Me pidieron que les diéramos corriente para enchufar sus cosas y se la dimos. Tras esto, nos vinieron con una cesta con fruta y bebida por si queríamos. Están siendo muy agradecidos", dice Desiré.

Una de las fachadas que más ha sufrido por la pegada de carteles es la de Bodybell, en la esquina con la calle Novena. Su encargado, Raúl Lamela, afirma que "ayer -por el lunes- vinieron a pedirnos la muestra de la pintura y se han comprometido a pintarnos la fachada. Mientras que nos la dejen como estaba, a nosotros no nos perjudican en nada".

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