En casa del herrero, cuchillo de palo. La placa que sirvió hace diez años para la inauguración de la Asociación de la Prensa de Cádiz tenía una errata descomunal que por poco obliga a retrasar el evento con el entonces presidente de la Junta, Manuel Chaves. Donde tenía que poner "inauguración" se habían comido la primera u. Al final se optó por la vía intermedía y se hizo una especie de remiendo para solventar al menos el descubrimiento de la placa.

Ayer al lado de la misma se puso otra con un poema de Luis García Montero, que lo leyó al inicio del acto, llamado Canción 2011. En la inscripción aparece el poema escrito a mano y, por lo tanto, si había una errata, que no la hay, hubiera sido más complicado descubrirla.

Había muchas similitudes entre el acto de hace diez años y el de ayer, aunque también han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, Manuel Chaves volvió a presidir el décimo aniversario, pero esta vez no como presidente de la Junta sino como vicepresidente en funciones del Gobierno central.

En el mismo edificio, en 2001 las ilusiones y unos objetivos, "convertirnos en una referencia y en un punto de encuentro para toda la sociedad gaditana". En 2011, una realidad cumplida.

Y en ese tiempo ha pasado mucho o poco, según se mire, pero lo suficiente para que a través de los periodistas que conforman la profesión se hayan contado cientos de historias, cientos de noticias y cientos de imágenes. Algunas de estas últimas espectaculares por su calidad o por la importancia de la noticia en sí misma, conforman la exposición Diez años de libertad que se ha situado en la primera planta del edificio de la calle Ancha. Borja Benjumeda, Fito Carreyo, Óscar Chamorro, Manuel Fernández, Eulogio García, Miguel Gómez, Javier González, Julio González, Joaquín Hernández, Pablo Juliá, Rafael Marchante, Jesús Marín, Emilio Morenatti, Antonio Vázquez, Lourdes de Vicente y Juan Antonio Zambrano a través de sus fotos nos enseñaron a un joven sacando su cabeza de los escombros en el Campo de las Balas, el rostro serio de Ortega Cano portando el féretro de Rocío Jurado, el espeluznante naufragio de una patera de Rota y el cuerpo de un hombre anónimo sobre la playa, a Halle Berry saliendo del mar en La Caleta o al todavía jefe de la oposición y próximo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, saludando a un vendedor de los alrededores del Mercado central utilizando la pierna del maniquí como extensión de su brazo.

Historias contadas con palabras e imágenes por periodistas que una década después, como se encargó de recordar el presidente de la APC, Fernando Santiago, su situación laboral no ha mejorado mucho.

Al menos los que trabajamos aquí en Cádiz tenemos "un algo distinto" como el propio Manuel Chaves dijo ayer en su intervención, "por ser la cuna de la libertad de expresión" y por su carácter "especial y genuino". En este sentido, afirma que "ser periodista en Cádiz no es cualquier cosa" porque el pasado de la ciudad está "en las entrañas mismas del periodismo". Y es que Cádiz alumbró la primera Constitución en España y donde nació el Decreto de la Libertad de Prensa en 1810. Por todo ello, el periodista gaditano tiene un carácter "especial y genuino" y un "sabor distinto" en esta tierra "que luce el sobrenombre más hermoso: cuna de la libertad".

Chaves y después José Loaiza, presidente de la Diputación Provincial. Políticos hablando bien de periodistas en un acto lleno de periodistas, algo paradójico cuando las relaciones entre unos y otros están en el filo de la navaja. Por si acaso, algunos prefieren soñar despiertos, como David Palomar y su cante. Genial.