Rolando López. Periodista y Escritor

"Canelo actuaba y razonaba más como un ser humano que como uno de su especie"

  • El autor argentino publica el libro 'Canelo. El perro que esperó a su dueño durante 12 años', una obra sobre el famoso perro gaditano que vivió junto al hospital Puerta del Mar

El periodista argentino Rolando López se dio de bruces con la historia del perro Canelo cuando hojeaba en su país una página del periódico Crónica en la que se informaba de que en España se iba a poner el nombre de un perro a una calle. Internet le situó en Cádiz y hasta aquí viajó, casi una década después de la muerte del can, para escribir con diversos testimonios el libro Canelo. El perro que esperó a su dueño durante 12 años, que ya se encuentra en algunas librerías gaditanas como Quórum.

-¿Qué le impulsa desde Argentina a escribir la historia de un perro? ¿Qué vio en la historia?

-Yo viajo a España cada dos años ya que en Madrid viven dos de mis mejores amigos que son de Mendoza. Además, tengo nacionalidad española de parte de mi padre que era asturiano. Como los viajes son más bien largos, siempre se me da por hacer alguna historia, la de Canelo no es la primera, para aprovechar mi estadía.

En la historia de Canelo traté de ver un poco más allá de lo que sentimentalmente se decía sobre el chucho. Es decir que no me quedé apenas en el eslogan. "Pobre perrito, miren lo que le pasó". Y en efecto, pude encontrar otras cosas más allá de lo que yo había ido conociendo cuando empecé a trabajar el caso.

-¿Cree que la historia de Canelo es muy humana?

-En tan humana como perruna. Pero perruna en referencia más que nada a un chucho callejero, que son más humanizados que los que tienen dueño. Canelo tuvo que humanizarse para pasar el mal momento que le tocó. Y lo hizo durante tanto tiempo que luego actuaba y razonaba más como un ser humano que como uno de su especie. La vida cotidiana de cualquier persona tiene que ver más con la de Canelo, que la de cualquier celebridad de carne y hueso. Eso de levantarse y currar por la subsistencia diaria. La simpleza de la parábola de la vida nos es común a todos: nacer, crecer, morir; reírse, llorar, estar indiferente; no sentir, sentirse fuerte, no querer sentir más. En la vida de un perro callejero puede entrar la de cualquier persona.

-¿Qué descubrió una vez que estuvo en Cádiz, más historia o más leyenda en torno al perro?

-Llegué en 2011, nueve años después de la muerte del perro, así que di por igual con leyenda que con historia real. Pero eso no fue un dilema para mí, así que introduje un poco de ambas. Hubo algunos entrevistados que exageraban un poco con la historias de Canelo a veces al extremo; pero bueno, traté de que el chucho tuviera siempre sus cuatro patas sobre la tierra.

-¿Puede el lector en estas páginas aprender algo de lo que significa esperar?

-Contesto con lo que dice Canelo al final del libro: "…me había dado cuenta de que la vida se reducía a eso: a esperar. Mis amigos comerciantes esperan clientes, los taxistas a sus pasajeros, los médicos a sus pacientes… De hecho yo mismo espero. Y la frase que más se escucha en la sala de espera, ya sea pronunciada por familiares de internados o por los médicos es 'hay que esperar…'".

-Usted ha escrito varias biografías, ¿ha sido ésta la más compleja? ¿Por qué decidió que el perro hablara, o pensara, en primera persona?

-No sé si la más compleja, pero sin duda la más divertida. Fue muy divertido ponerme en la cabeza y hasta en el cuerpo de un perro. De hecho después de este trabajo miro a los perros con otros ojos, los analizo y hasta los entiendo más, ¡no he enloquecido!

Y en cuanto a que el perro hablara me lo pensé bastante antes de decidirlo: no iba a ser fácil. Pero después de las primeras páginas todo fue sobre ruedas y me pareció lo más sensato darle voz al chucho. De todos modos, hay mucha literatura en la que los perros hablan.

-¿Se ha sentido periodista o escritor con este libro?

-Periodista en lo que fue el trabajo de campo: las entrevistas, los chequeos, el recurrir a recortes periodísticos. Y en menor medida escritor: es un término al que le tengo mucho respeto, por más que cualquier gilipollas se autodefine escritor. También me sentí redactor documentalista cuando explicaba, por caso, cuántas células olfativas tiene un perro y cuántas un ser humano.

-Creo que no conocía Cádiz, ¿qué ciudad descubrió?

-No conocía Cádiz. Y estuve doce días a principios de septiembre de 2011. De la ciudad me llevé la mejor impresión, como lugar me encantó. Y esto escribí al respecto acerca de sus habitantes: "Los gaditanos se diferencian del resto de los españoles por su espíritu simpático, desenfadado, entrador, propio de los andaluces. Les gusta conversar, y en la calle hablan a los gritos. Son más bien desprejuiciados y da la impresión de que viven intensamente tanto la desgracia como la felicidad. Cádiz es una de esas ciudades donde alguien puede preguntar el nombre de una calle o de un sitio a un lugareño y este, si puede, le acompañará hasta el lugar. Y le preguntará -sin ánimo policial- qué hace uno allí y qué tal le cae la ciudad".

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