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Cádiz Norte, Cádiz Sur | Miguel Nández

El triunfo fue seguir cantando y componiendo

  • Quedó cuarto clasificado en la segunda edición de OT

  • Volvió al Carnaval con Antonio Martín y ahora sale con Martínez Ares

Miguel Nández en el paseo de Canalejas el pasado jueves.

Miguel Nández en el paseo de Canalejas el pasado jueves. / Joaquín Hernández 'Kiki'

"Entonces me cambió la vida, pero lo veo tan lejano....”. Miguel Nández echa la vista atrás y rememora su paso por la academia de Operación Triunfo. Fue en la segunda edición, en octubre de 2002, coincidiendo con otra gaditana, Marey. 16 años después, el cantante advierte que sigue cantando y que vive de la música. Por si hubiese alguna duda, ya que su nombre no suena como el de otros ‘triunfitos’. “No he tenido una carrera musical como otros por bohemio. Un día me paré y decidir hacer lo que quisiera y cuando quisiera. El éxito es como cada uno lo ve. El mío fue poder llevar a mi hijo al colegio todas las mañanas. Hago lo que me apetece”, declara con rotundidad. “Tengo una media de 20 conciertos en un año malo. Y tengo cinco discos, el último hace tres años. Sigo componiendo”, avisa.

Pero volvamos a ese 2002 en el que se cumplieron los sueños de un niño cuyos primeros escarceos musicales tuvieron que ver con el Carnaval. Luego entró en la Escuela de Artes Aplicadas. Allí comenzó todo. “Conocí a la que hoy es mi mujer, Vanessa Flores. Yo era muy cortón y ella es la que empezó a moverme las maquetas y a buscarme actuaciones. Ella lleva ahora mi representación”, aclara. A la vez que estudiaba se puso a trabajar en la obra del soterramiento como ferrallista. “Estuve año y medio. Acabé y me fui a trabajar a Sabadell de albañil”, señala. Y muy cerca, en Barcelona, la oportunidad llamó a su puerta en forma de casting para un programa que había dado el campanazo en Televisión Española. “Hice los castings de OT en Barcelona pidiendo permiso en mi trabajo en Sabadell. Fue muy duro. Vivía solo y no tenía con quién celebrar que iba pasando los castings. Fueron muchísimos. 80.000 personas se presentaron después del bombazo de la primera edición”, destaca.

Fue una locura. Varios meses en la academia y luego, las promociones y los conciertos. Se quedó a las puertas de los tres primeros puestos, en una edición que ganó Ainhoa Cantalapiedra y en la que también destacó el onubense Manuel Carrasco. “Ganar o no ganar era lo de menos. Los tres primeros tenían asegurado grabar un disco y a los tres siguientes nos dieron la oportunidad de hacerlo si antes vendíamos como mínimo 200.000 copias de un single antes de Eurovisión. Yo conseguí vender 200.000 en la primera semana y así pude grabar mi primer disco”, explica. Dice Nández que el efecto OT “duró mínimo seis años”. Recuerda las giras con los participantes de la primera edición, Chenoa, Bisbal, Rosa... Hasta que la industria musical le decepcionó. “Cuando estás dentro te desencantas con el negocio. Gente que no entiende de música dirigiendo tu carrera y eligiendo qué temas deben ir en el disco y cuáles no. Intenté alejarme de eso y quise hacerme con las riendas de mi trayectoria”, asegura. Casi 20 años después insiste en que “parece que no me va bien porque no suena mi nombre, pero yo tengo mi carrera. ¿Cuántos nombres suenan hoy en día? Pocos. Hay mucho mercado y cada vez cuesta más cerrar un contrato. Los ayuntamientos cortaron el grifo y el IVA hace estragos”.

"Cuando estás dentro del negocio de la música te desencantas. Gente que sin saber de música dirige tu carrera..."

Admite que ahora no tiene tiempo para seguir Operación Triunfo, pero aprovecha para anotar que “es un buen formato en pequeñas dosis. Hace falta un respiro entre una edición y otra. Es imposible que salgan todos los años 18 Bisbal”.

De sus compañeros de la Academia conserva una especial relación con Manuel Carrasco. “Hace poco estuvo por aquí y echamos un fin de semana estupendo. Le encantaría dar el pregón de Carnaval, pero ahora mismo le es imposible en el nivel de trabajo en el que se mueve. Le gustaría disfrutarlo y poder aparecer por el Falla asiduamente. Le tiene mucho respeto a esto”, apunta. Sale a colación el Carnaval. Nández fomaba parte del coro de Kiko Zamora y Faly Pastrana cuando entró en OT. Antes había salido en el coro de La Salle Viña ‘Al liquindoi’ (1998) y en ‘Los cromos’ (1997). Muchos años después retomaría la fiesta para cantar en la comparsa de Antonio Martín con ‘Se acabó el cuento’ (2012). “Volví al Carnaval por casualidad. Un año de muchos conciertos el percusionista se pone malo. No encuentro a nadie a pocos días de una actuación y recurro a mi amigo Alfaro, entonces caja de la comparsa de Antonio Martín. Lo hizo de lujo y ya se quedó para todos los conciertos. Él fue quien me dijo que en la comparsa habían pensado en mí para salir de tenor. Era complicado por mi trabajo, pero me permitieron, y así me lo dijo Antonio, ensayar cuando pudiera. Conocí el Carnaval de la elite y la experiencia fue genial. Verme cantando con Caracol, con el Carli, con Subiela... Fue muy grande”, reconoce. Con Martín estuvo hasta ‘Los invencibles’ y en el verano de ‘La eternidad’ entró en el grupo de Martínez Ares. En 2018 ya debutó con este autor, con ‘El perro andalú’, y en 2019 formará parte de ‘Los carnívales’.

"Que volver al Carnaval sea un paso atrás solo lo piensan los gaditanos derrotistas"

Nández rechaza que volver al Carnaval fuera un paso atrás. “Ni me lo pensé. Eso lo piensan los gaditanos derrotistas que no se creen que el Carnaval ahora está en todo lo alto”, dice. “Aquí no nos creemos el Carnaval como género musical. Hemos llenado con ‘El perro andalú’ en Bilbao, por ejemplo. Algo estaremos haciendo bien y no lo estamos aprovechando. No existen muchos artistas que hagan 100 bolos como hacen algunas agrupaciones”, remata quien ha vivido ambas experiencias desde los escenarios.

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