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El desarrollo de la ciudad

La Teoría de la Evolución

  • Hay dos ciudades. Una agobiada por las necesidades y otra que lucha por superarse.

  • De cara a las elecciones municipales de 2019 cabría presentar un proyecto de ciudad que salve los déficit que tiene y plantee un desarrollo sostenible.

El puente de la Constitución es un ejemplo de desarrollo para la ciudad

El puente de la Constitución es un ejemplo de desarrollo para la ciudad / Julio González

José María González tiene por delante cinco meses en los que intentará enderezar la gestión de su gobierno para llegar a mayo, fecha de las elecciones municipales, con garantías de repetir como alcalde, ya sea en solitario si obtiene la mayoría absoluta o repitiendo el apoyo del PSOE.

La disgregación de la derecha en tres partidos, suponiendo que Vox entre en el Ayuntamiento tras sus excelentes resultados en las autonómicas, y la incidencia que en el electorado tenga el gobierno de coalición en Andalucía entre PP y Cs, puede acabar por beneficiar al voto de la izquierda, que tiene en la abstención, hoy por hoy, a su mayor enemigo. O no, ya que el votante conservador podría animarse y asumir que si el PSOE ha perdido en Andalucía, ellos pueden recuperar el poder en Cádiz.

Hace poco más de medio año, desde dentro de Podemos se observaban estas elecciones con más tranquilidad de la que hoy tienen. La oposición, reflexionaban, no era capaz de conectar con la ciudadanía y la gestión de González y los suyos, sin ser brillante, sí podía obtener réditos suficientes para ganar en mayo de 2019. E incluso, para ganar con mayoría absoluta.

Por el camino, fiascos como los del alumbrado de Navidad, unido a los problemas de gestión de concursos públicos de gran relevancia en el día a día de la ciudad, como la limpieza urbana, no han ayudado a mantener esta buena posición de partida de cara a la próxima campaña electoral. Eso sí, la imagen de José María González no parece que haya sufrido daños colaterales, lo que es un tanto para la coalición de izquierdas.

En todo caso, en una situación tan abierta como la que estamos va a ser más esencial que nunca la oferta que reciban los ciudadanos en los programas electorales. Estos, además de ser creíbles, lo que en muchos casos es siempre un milagro, deberían de poner sobre la mesa un diseño para el Cádiz del futuro. Un diseño que nos saque, o por lo menos ponga las bases para ello, de la eterna crisis en la que nos encontramos. Crisis, ojo, que no viene de este gobierno. Ni del mandato de Teófila Martínez ni el de Carlos Díaz. Es una crisis incrustada en Cádiz desde el siglo pasado, cuando dejamos para historia nuestros años de mayor gloria e iniciamos una decadencia que, con altibajos, aún no nos ha dejado.

Un ejemplo de ello es el contundente análisis que de la ciudad acaba de realizar el Plan Estratégico de Servicios Sociales. Es cierto que no aporta nada que no sepamos y que, algunos, hemos ido denunciando en estos años, como es la profunda crisis social, económica y educativa de buena parte de Cádiz. Lo relevante de este documento es que ha sido confeccionado desde el mismo Ayuntamiento. Y en lugar de edulcorar la realidad en beneficio propio (no olvidemos que los redactores llevan cuatro años gestionando la capital) ha expuesto en un papel la cruda realidad, lo cual es siempre una decisión que hay que elogiar.

Este documento debería de ser el punto de partida de las propuestas que se nos presentarán el próximo mayo. No vale, creo, reflexionar únicamente sobre lo hecho y no hecho en este mandato, ni sacar a debate las dos décadas del PP o los dieciséis años del PSOE. Hay que escarbar más y más y buscar en nuestras entrañas los errores que nos han llevado al día de hoy, reflexionar sobre sus causas e intentar buscar un nuevo camino.

Conviene así escuchar la opinión de quienes han sabido reflexionar sobre Cádiz desde una perspectiva histórica.

"Hay un adormecimiento social en Cádiz quizá desde principios del siglo XX. Un letargo intelectual y social que se ha visto dificultado por la dependencia económica de las empresas públicas", comentaba hace unas semanas a este diario el catedrático de Historia Contemporánea de la UCA Alberto Ramos Santana, a lo que une la lentitud, hablamos de décadas, que han acumulado obras que debían impulsar nuestro desarrollo.

En este planteamiento coincide José Ruiz Navarro, catedrático de Organización de Empresas de la UCA. "La situación de la ciudad es algo estructural, no es una crisis coyuntural sino que está centrada fundamentalmente en nuestro capital humano, que es donde reside el problema y, también, las oportunidades".

En su reflexión Ruiz Navarro asume que hay una evidente "falta de adaptación a los retos económicos y sociales, que se extiende más allá de la ciudad. Hay un cambio tecnológico que lo está cambiando todo y no sabemos cómo va a terminar; se está produciendo también un cambio unido al desarrollo sostenible a la vez que hay factores ocultos que tienen que ver con las capacidades organizativas para generar soluciones a estos problemas".

En este triángulo Cádiz tiene el déficit de la ausencia de un capital humano que responda a estas demandas, con la huida del talento y el envejecimiento de la sociedad y la dificultad de respuesta al desarrollo sostenible. Y por encima de todo ello, José Ruiz Navarro alerta de “la falta de profesionales con capacidad de gestión”, mencionando casos como la Zona Franca, la Autoridad Portuaria y otras empresas públicas donde mandan los políticos y no los técnicos. “Deberían de ser organizaciones no gestionadas con criterios políticos sino con gente de experiencia profesional reconocida”, aduce.

Ante esta situación, Ruiz Navarro considera que hay una estrategia básica: invertir en educación a medio y largo plazo e importar talento, recordando que "Cádiz ha sido una ciudad de aluvión, una ciudad con historia y con buena reputación que, además, no está masificada". Plantea en este sentido la viabilidad que tendría la atracción de "nómadas digitales, de emprendedores que buscan relocalizarse".

Esta sangre nueva ayudaría, atendiendo a esta reflexión, a dinamizar un mercado laboral que durante décadas ha estado bajo la sombra de "las empresas públicas que no apostaron por el dinamismo".Con todo, si Servicios Sociales pone sobre la mesa un plan estratégico, el catedrático de la UCA reclama otro pero sobre el conjunto de la ciudad. Él apuesta por el mar, de donde vinieron los tiempos de mayor bonanza. Habla de la industria naval, de la oceanografía, del turismo, del deporte náutico.Hablamos mucho de empleo y de empresas. Relacionado con ello está la educación, la formación. El informe de los Servicios Sociales alerta también sobre este déficit en la ciudad. Y como pasa con el empleo, no es cosa de hoy sino que se pierde en el tiempo.

Jaime Martínez, veterano inspector de Educación, lo tiene bien claro tras muchos años de trabajo en esta materia. "Los datos siempre han sido malos, no solo ahora, lo que pasa es que los políticos tienden a presentar las estadísticas de la forma que les favorezcan más". Menciona un trabajo que elaboró hace una década en institutos de Secundaria. Entonces había más niños repitiendo en cursos superiores que matriculados en primero. En el antiguo sexto o séptimo de la EGB se suspendía lo mismo o más que hoy en primero o segundo de la ESO, recuerda.

A la vez, se muestra rotundo cuando hablamos de la imagen de los gaditanos, y los andaluces, como sociedad mal formada en materia de educación. "No me creo que por nacer en el cruce de un determinado paralelo y meridiano, las personas sean de tal o cual manera. No hay una impronta por ser de Cádiz. En un centro público de La Paz se han desarrollado programas de matemáticas que han dado grandes resultados, con niños con mejores notas en esta materia que en centro de referencia en otros puntos".

Todo ello no son excusas para no tomar medidas, porque el problema existe. "Necesitamos mejorar el sistema y hacer un análisis real de lo que pasa en cada centro, una verdadera auditoría. Ver las causas y trabajar a pie de obra, elaborando planes específicos sin olvidarnos de que el propio profesorado se pongan al día en su formación, como lo hacen los fontaneros o los médicos".

Se nos queda en esta reflexión el que es el otro gran déficit de la ciudad: la falta de vivienda. Se ha avanzado mucho, muchísimo, en estos años, pero la solución es complicada por la simple circunstancia de que Cádiz es incapaz de generar en su suelo un parque suficiente para absorber la petición de casas que hay.

En esta radiografía sobre nuestra ciudad sería un error limitarnos a exponer los puntos negros. Estaríamos en un estado de quiebra social. Por el contrario, afortunadamente hay un Cádiz muy activo, que va creciendo año tras año, que nos permite respirar y ver por dónde puede ir nuestra trayectoria a medio y largo plazo.

Es la ciudad volcada en la hostelería y en el turismo. Es la ciudad que capta cada vez más inversores extranjeros y nacionales que levantan aquí su segunda residencia. Sólo hay que ver los datos de movimiento de viajeros para comprobar que en cinco años hemos pasado del furgón de cola provincial a los primeros puestos.

Es la ciudad que, a pesar de las crisis pasadas, mantiene una oferta comercial tradicional que, por el contrario, ha ido desapareciendo en las ciudades más cercanas.

Es la ciudad que tiene en cartera una reordenación 'ciudadana' de una parte de sus terrenos portuarios que si se diseña con lógica y ganas puede reforzarnos aún más como referente turístico y comercial.

Es la ciudad que, en su reducido término, tiene espacio dedicado a la industria que, bien planificada, puede atraer a empresas limpias, sostenibles que den valor, negocio y empleo.

Es la ciudad que, poco a poco, va transformando su trama urbana creando espacios para el paseo y para el tráfico no motorizado, que aunque algunos lo duden es un atractivo para visitantes con buen nivel adquisitivo y un beneficio para los propios vecinos.

Todo ello debería de conformar lo que es ni más ni menos que la Teoría de la Evolución versión gaditana. Una ciudad que necesita transformarse y dar un paso adelante, dejando a un lado viejos tiempos y planteando nuevas apuestas. Las industrias limpias, el puerto de cruceros, el turismo de calidad, la ciudad sostenible, la ciudad universitaria (y la potenciación educativa a todos los niveles, especialmente apostando por los centros públicos), la historia como referente cultural (las fortificaciones, el Cádiz Constitucional, el legado fenicio y romano), el referente festivo...

Son los mimbres de esta evolución. No es un planteamiento radical. Es, simplemente, pensar con lógica.

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