Velada de la prensa Premio Cádiz de Periodismo

Por los que ya no están

  • La Asociación de la Prensa cierra el curso en el que organizó el Congreso Mundial de Periodismo con un recuerdo a los profesionales asesinados en las zonas de conflicto

La Asociación de la Prensa de Cádiz cerró un curso histórico, en el que convirtió a la ciudad en capital mundial del periodismo, con una velada dedicada a recordar a héroes anónimos. Lo hizo el presidente de la Asociación, Fernando Santiago, al contar el proyecto que los periodistas gaditanos van a realizar en los próximos días en Manila, capital de Filipinas. En este país se produjo la mayor matanza de periodistas que se recuerda. Al recordarles a ellos, Santiago recordaba también a todos los profesionales que han sido víctimas en los conflictos, lo que suponía un eco del homenaje realizado en el Congreso Mundial de Periodismo celebrado en la ciudad.

A otros 'anónimos' recordó la periodista Ana Rodríguez Tenorio, que tomó la palabra para hablar de la crisis del sector, que, como en otros muchos sectores, está dejando sin trabajo a decenas de profesionales. Pedro Ingelmo, periodista del Grupo Joly y ganador del premio Cádiz de Periodismo, que fue entregado a lo largo de la velada, se sumó al discurso de Rodríguez Tenorio y pidió un aplauso para todos los profesionales que "en estos últimos años se han quedado en la calle, pese a ser muchos de ellos magníficos trabajadores de este oficio tan extraño que es el de contar a los demás qué sucede a su alrededor". Precisamente, Ana Tenorio, junto a los periodistas Carmen Carreño e Ignacio de la Varga, recibieron las Insignias de Plata de la APC, en reconocimiento a su trayectoria profesional.

Y hubo un recordatorio más. Para Andrés Gaitero. El reportaje galardonado en esta edición del Premio Cádiz de Periodismo se publicó en Diario de Cádiz y su titular era Los obreros de la cruz ruegan por ti. En él, el periodista Pedro Ingelmo y el fotógrafo Julio González indagaban en la historia de la residencia de ancianos de El Santísimo, en Medina, regentada por una orden religiosa no reconocida por la Iglesia española y a cuyo frente se encontraba el 'cura Pepe'. El enfoque del reportaje se centraba en la figura de uno de sus residentes, Andrés Gaitero, fallecido en el abandono en 2002 y que era un deficiente que había vivido en manicomios hasta que la reforma psiquiátrica los cerró y entregó a estas personas a centros concertados como el de los Obreros de la Cruz. Al recibir el premio, Ingelmo pidió al director de Diario de Cádiz, Rafael Navas, que fue el que descubrió la historia, que le acompañara y así ambos dedicar el galardón a Andrés Gaitero. "Por Andrés, una persona que tuvo la mala suerte de no estar en el lugar adecuado en el momento adecuado", dijo Navas. Ingelmo reivindicó el periodismo "de historias" frente al "periodismo de declaraciones" y tuvo un recuerdo para sus compañeros de los inicios, "los que me enseñaron lo poco que sé: Juan Pedro Simo, Manolo Barea, Manolo Fossati, Manolo de la Peña, Carlos Piedras, Miguel Angel González y Rafael Navas. Entonces éramos jóvenes. No cambiamos el mundo, es cierto, pero hicimos lo que pudimos.".

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