El delegado de Asisa, Rodríguez Moragues

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Un otorrino curtido en la sanidad pública y privada.

Francisco Javier Rodríguez Moragues llegando a una reunión de la Junta Consultiva Nacional de Asisa. / Diario De Cádiz
José Joaquín León

18 de marzo 2017 - 02:02

Como muchos gaditanos, es un enamorado de su ciudad. Como médico, es un reconocido experto en otorrinolaringología, la especialidad que engloba la nariz, la garganta y el oído. Y como persona se caracteriza por la cordialidad.

Francisco Javier Rodríguez Moragues (Llerena, Badajoz, 1955) vive en Cádiz desde que tenía dos años. Su padre, Antonio Rafael Rodríguez Guerrero, era director escolar y tuvo Llerena como primer destino. Volvió a Cádiz, de donde era natural, y estuvo como director del entonces llamado colegio Francisco Franco (en el Campo del Sur) desde 1957 hasta su jubilación en 1982, por lo que fue muy conocido en la ciudad.

Clara Moragues Roselló, la madre de Francisco Javier, procedía de Calpe (Alicante). El abuelo había llegado para los negocios de buques de pesca. Los padres de Rodríguez Moragues tuvieron tres hijos y los tres estudiaron Medicina. Antonio Javier, que era anestesista, falleció en un accidente de tráfico en 1995. Clara se especializó en otorrinolaringología, como Francisco Javier.

Vivieron en unas casas para maestros existentes junto al colegio público Reyes Católicos. Hasta que en el año 1970 la familia se mudó a un piso de la avenida Cayetano del Toro, donde él sigue viviendo y mantiene su consulta.

Empezó a estudiar en el colegio Reyes Católicos, antes de pasar a Salesianos. Tras aprobar ingreso, se fue al Instituto Columela, donde cursó todo el Bachiller y COU. Siguiendo la tradición de los hermanos Rodríguez Moragues, estudió Medicina en Cádiz. Eran unos años en los que los universitarios vivían el ambiente previo a la llegada de la democracia.

Quería ser otorrino, como su hermana, que estaba en el hospital de Mora, junto a los profesores Bartual y Roquette. Paco (como se le conocía) hizo oposiciones de alumno interno y entró en la cátedra de esos dos reconocidos profesores. Con ellos trabajó en el Mora. Allí permaneció hasta 1987.

Su trayectoria profesional como especialista continuó un año en Sevilla, junto al doctor Muñoz Cariñanos. Aparte de su consulta, este prestigioso otorrino atendía en el Instituto Oncológico Duque del Infantado, que era un centro de referencia en la cirugía oncológica. Eso le facilitó un importante aprendizaje. En 1995 estuvo ampliando su especialización en el Hospital Saint Pierre, de Bruselas. Asimismo, en 2009, realizó un máster en Neurociencias en el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social en Madrid.

En 1989 había regresado a Cádiz para incorporarse como médico especialista en la Seguridad Social. Primero, en el ambulatorio de Vargas Ponce, donde había un gran servicio de Otorrinolaringología, junto a los doctores Roquette, Portela y González Pacheco. Después pasó al Instituto Social de la Marina (Casa del Mar). Hasta que en los años 90, tras unos exámenes, quedó integrado en el servicio del Hospital Puerta del Mar. En ORL estuvo desde 1998 hasta 2006. Pidió una excedencia que todavía mantiene.

La pidió porque no podía compatibilizar todo el trabajo. Era delegado médico provincial de Asisa en Cádiz desde 1991, pero lo había simultaneado con su asistencia en el Puerta del Mar. Hasta que entendió que ya no podía seguir así. Por ello, prefirió dedicarse de lleno a la gestión en Asisa, además de mantener su consulta.

Ha intentado ser siempre fiel a sus principios como médico. Estima que es un error buscar enfrentamientos entre la sanidad pública y la privada, porque cree que sólo hay una sanidad, que es la necesaria para el paciente. Un servicio que permita no tener listas de espera y atender bien a los enfermos. En Asisa mantienen conciertos con la Seguridad Social y pretenden completar lo que pueda fallar. Por eso lamenta el deterioro de gestión en la sanidad pública. Sobre todo porque siempre ha sido una de las mejores del mundo.

En Asisa, como delegado provincial, ha colaborado a una gran expansión. Es miembro del Consejo Rector Nacional de Asisa. En España son ya 2,2 millones de personas aseguradas. En la provincia de Cádiz hay unos 54.000. Tienen una clínica propia, el HLA Puerta del Sur en Jerez. También conciertos con los hospitales de Pascual en Cádiz y El Puerto, además de la Salud, Quirón, o el Virgen del Rosario en Algeciras. Y se atienden algunos casos, cuando es necesario, con la Seguridad Social. Mantienen convenios con funcionarios (a través de Muface), con militares (ISA) y con la Mutualidad General Judicial.

Francisco Javier Rodríguez Moragues se casó en 1981, en la parroquia del Carmen y Santa Teresa, de Cádiz, con Elizabeth Alday Lacave, enfermera de profesión. Tienen cuatro hijos: Francisco Javier (que también trabaja en Asisa), Gorka (audiólogo clínico), Claudia (que está terminando enfermería) y Miguel (estudiante).

Fue un buen deportista. Jugó al fútbol en el equipo del Instituto Columela. Después se pasó al balonmano, que en los años 70 tenía muchos equipos en Cádiz. Empezó en el Petrarca. Siguió media temporada en el Griffon's. Después jugó en el Avante y el Vera Cruz. Terminó en el Gades. Por su afición, ha conseguido que Asisa sea patrocinador del Gades de balonmano y del Virgili de fútbol sala. También ha patrocinado al Cádiz CF, en la atención médica, en sus peores años de Segunda B (hasta 2015). Ahora presta servicios al San Fernando.

Siempre ha tenido interés por la asistencia social y cultural. Una de sus aportaciones fue la creación del premio Antonio Rafael Rodríguez Moragues, en memoria de su hermano fallecido, que se entrega anualmente a un médico de reconocido prestigio y ha cumplido 20 ediciones. Empezó como reunión de compañeros en el Hospital de San Juan de Dios, donde trabajó su hermano. En los últimos años se celebra en el Palacio de Congresos y es un acto social que cuenta con amplia participación.

Otra faceta importante es su promoción de congresos médicos. En 2000 organizó la Asamblea Nacional de Asisa, cuando se inauguró el hospital en Jerez. En 2012, con motivo de los actos del Bicentenario, se celebró en el Palacio de Congresos de Cádiz. Contó con gran participación.

Nunca ha salido en el Carnaval como componente, aunque lo suele seguir. Participa en la Semana Santa viendo las procesiones. Fue penitente en Ecce Mater Tua, pero se retiró hace algunos años.

Es un hincha del Cádiz, al que sigue fielmente desde los tiempos de Márquez Veiga. Es abonado. Lo ha visto y ha sufrido en todas las categorías, aunque esta temporada está más contento.

Nunca ha militado en partidos políticos. Ha preferido mantener su independencia, por motivos personales y profesionales. Es aficionado a la historia gaditana, cuyos libros colecciona, así como los de historia de España, filosofía, psicología y biografías.

A Paco le gusta pasear por Cádiz. Es uno de los gaditanos ilustrados que aspiran a una ciudad mejor. La encuentra últimamente "un poco dejada". Es un profesional que se ha especializado en recuperar las voces de los pacientes. Para las afonías recuerda que suelen llegar por un mal uso de la voz. Y nos da un consejo: no hay que machacar la voz, no hay que forzarla, sino parar, y seguir poco a poco. Con personas como él, que cultivan la amistad y la educación, se aprende a distinguir las voces de los ecos, y no se pierden las palabras entre el ruido.

Es un buen otorrino, esa palabra que siempre nos sorprende.

Los artistas que van al especialista

En 1988, Rodríguez Moragues se fue a Sevilla para perfeccionar su especialidad médica junto al prestigioso doctor Antonio Muñoz Cariñanos, conocido como el otorrino de los artistas. Era un gran especialista en el estudio de la voz y el tratamiento de las cuerdas vocales. Junto a él, estuvo mejorando conocimientos en su consulta mientras atendía a Rocío Jurado, María Vidal, Paco Gandía, la Esmeralda, Chiquetete o los miembros del grupo de sevillanas Los Amigos de Gines. Considera Rodríguez Moragues que los cantantes y los profesores son los profesionales más expuestos a sufrir estas afecciones. Muñoz Cariñanos también era médico militar. Años después, tuvo un triste final, ya que el 16 de octubre de 2000, cuando estaba en su consulta, fue asesinado a tiros por dos etarras que poco después fueron detenidos.

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