Cádiz

Argantonio: 50 años de educación y cultura

  • El único colegio concertado no confesional de la ciudad celebra medio siglo en un complicado contexto educativo y sanitario, aunque orgulloso de su pasado y presente

Vista del colegio desde las pistas deportivas.

Vista del colegio desde las pistas deportivas. / Jesús Marín

En la entrada del colegio Argantonio llama la atención el bello, y generoso en extensión, mural obra del artista gaditano Lorenzo Cherbuy. No es más que una demostración de la pasión por la cultura y del amor por lo gaditano de su fundador, el poeta José Manuel García Gómez, que se armó de valor en 1970 y fundó este centro en la calle 24 de Julio, con 116 alumnos de EGB. 50 años después, Argantonio, con alrededor de 800 escolares, es un referente educativo de la ciudad.

Las bodas de plata del colegio se celebran, a causa de las circunstancias sanitarias, de forma virtual, muy a pesar de los dos hijos del fundador: José Manuel y Luis. El primero es director desde 1994, justo el año en el que falleció el padre, el segundo es el gerente. Ambos heredaron de su progenitor su amor por la cultura -han publicado varios libros- y la educación, sin olvidar a Catalina Gil Jiménez, esposa y madre, que fue clave en la administración del centro durante muchos años. “Y lo sigue siendo ahora jubilada y como buena consejera y voz de la experiencia”, según apunta Luis. Haciendo un poco de historia añade que el colegio “fue mixto desde el principio. Nació laico, en el contexto del franquismo. Nuestro padre tenía ideas renovadoras. Nunca fue un colegio religioso, aunque tuvo su capilla”. Un colegio que “rompía con la norma de la época y se basaba en otras pautas educativas. Nuestro padre se dedicaba a la enseñanza y probablemente lo que vio no le gustó, y fundó lo que él creía que debía ser una institución de enseñanza”, apunta José Manuel. Luis, por su parte, recuerda que “mi padre era cristiano, pero al obispo de entonces, Antonio Añoveros, no le hizo gracia que el colegio fuese mixto y no quiso venir a bendecir las instalaciones”.

Luis y José Manuel García Gil, gerente y director del centro que fundó su padre. Luis y José Manuel García Gil, gerente y director del centro que fundó su padre.

Luis y José Manuel García Gil, gerente y director del centro que fundó su padre. / Jesús Marín

Hablan de un José Manuel García Gómez que mantenía “un roce constante con la cultura, y eso lo ofrecía a la ciudad. La dimensión cultural, eso nos enseñó mi padre, abrirnos al exterior trayendo escritores, cantantes… al servicio del barrio, de la ciudad. Y siempre celebrando actos relacionados con las tradiciones de Cádiz”. No fue fácil crear un colegio en aquellos años. “Muchos creían que mi padre tenía mucho dinero, pero fue un proyecto de mucha pasión e incertidumbre, alzado con préstamos bancarios que costaron décadas devolver. Tenía buenos apoyos en el mundo de la cultura, entre ellos Fernando Quiñones. Y con mucho esfuerzo logró levantar Argantonio”, explica José Manuel.

Gracias al soterramiento la entrada por la avenida nueva ayudó a visibilizar el colegio

Durante muchos años fue un pequeño colegio al que se entraba por una calle escondida. “Aunque algunos querían desprestigiarlo, llamándole el colegio al que se entra por un callejón sin salida”, evoca José Manuel. Luego llegó el soterramiento y la apertura del colegio a la avenida nueva, ahora dedicada a la sanidad pública, “y nos dio un plus, nos ayudó a visibilizar al centro y abrir otra entrada”. Ahora, viendo las pistas deportivas, pocos se acuerdan de aquellas clases de educación física en el descampado colindante a la vía del tren, junto al puente de San Severiano.

Una clase de Educación Física en los años 70 junto a la vía del tren. Una clase de Educación Física en los años 70 junto a la vía del tren.

Una clase de Educación Física en los años 70 junto a la vía del tren. / D.C.

Argantonio es el único colegio concertado no confesional de la ciudad, lo que a juicio de los hermanos García Gil “es importante aclararlo. No somos mejores ni peores, pero para mucha gente no está claro”. Luis incide en destacar que el profesorado del centro “es de distinta ideología, plural, que es el punto fuerte del proyecto educativo. Formar ciudadanos críticos es nuestro deber, que aprendan a pensar por ellos mismos. Valores cívicos y democráticos en un espacio de aprendizaje y convivencia”. Así lo quiso el fundador. Sobre la laicidad del colegio el director destaca que “aquí las familias eligen si quieren recibir Religión, y desde los 3 años sí se imparte ética y valores cívicos a todos los cursos”.

Un colegio concertado pero no religioso. Y en plena polémica educativa con la Ley Celaá como escenario. Los García Gil no ven peligrar la enseñanza concertada, aunque defienden “un Pacto por la Educación, con una ley que no dependa de ideologías. Esto es un dislate. La libertad de elección de centro siempre prevaleció con el PSOE. Creemos que se tiene que respetar lo que los centros concertados aportan a la Educación". A juicio de Luis "la convivencia de concertados y públicos es positiva”. No es bueno para nadie que cierre un colegio, como ocurrió aquí cerca con la Institución Provincial”.

Siendo un centro laico, en Argantonio no se adoctrina. Y los hermanos García Gil rechazan la etiqueta de elitista que pudiera alguien otorgar al colegio solo por el hecho de ser concertado. “Atendemos a la diversidad, nunca nos hemos planteado lo contrario. Aquí vienen alumnos de la Barriada y de Bahía Blanca”, expone Luis. Su hermano añade que “este colegio ha imprimido un sello a quienes por él han pasado, y por todo el mundo tenemos ex alumnos que siguen recordando a Argantonio”.

Una clase actual en el colegio Argantonio. Una clase actual en el colegio Argantonio.

Una clase actual en el colegio Argantonio. / Jesús Marín

Otra de las críticas que recibe la enseñanza concertada se refiere al pago mensual que deben hacer las familias en forma de donaciones o cuotas. Sobre este hecho Luis afirma que en Argantonio “no se obliga a nadie a pagar la cuota, que es voluntaria. Con el concierto no cubrimos todos los gastos y las cuotas sirven de complemento. No son donaciones, son cuotas”. José Manuel completa afirmando que “hay familias que deciden no pagarlas y algunas que por motivos económicos no pueden hacerlo. Y sin embargo sus hijos siguen disfrutando de esos servicios que ofrecemos”. “Pero la mayoría de las familias valoran esos servicios, esa es la verdad”, recalca Luis. Servicios como el de un médico y un psicólogo, que existen, por decisión del fundador, desde la creación del colegio.

En 50 años de vida han sido muchas reválidas educativas a las que se ha tenido que enfrentar el centro. El reto actual está marcado por la epidemia del coronavirus y la forma de educar y enseñar. Señala el director que la enseñanza telemática “ha sido una constante desde el principio de la pandemia”. 3º y 4º de la ESO están en modo semipresencial. Bachillerato, con enseñanza sincrónica pero presencial. “Es decir, hay dos grupos, uno está con el profesor y otro, en un aula cercana, sigue la clase de forma telemática, aunque el docente acude a ambas aulas a aclarar dudas”. Además, con tres profesores Covid han podido desdoblar tres niveles.

Argantonio es un colegio con dos líneas, aunque llegó a tener tres. Ya se sabe: la incidencia de la baja natalidad. Contaba con 1.000 alumnos y ahora está al 95 por ciento de la ocupación. Destaca por último José Manuel García Gil que es un colegio “adaptado a los tiempos, con gran inversión en nuevas tecnologías. Y tres idiomas: inglés, francés y alemán. Siempre innovando en el día a día”. No queda otra. Renovarse es la única manera de mantenerse durante 50 años.

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