Gastronomía

Willy, el milagro del 4 en 1

  • El restaurante ubicado en Palmones reúne con todo éxito en un mismo espacio una arrocería, un asador de carnes, un restaurante de producto y un gastrobar

Un guiso de arroz con conejo cocinado en el restaurante de Palmones 'Willy'.

Un guiso de arroz con conejo cocinado en el restaurante de Palmones 'Willy'. / Cosas de comé

A Antonio López Vega, Willy, como le llaman desde pequeñito, siempre le han gustado los retos. Fue uno de lo pioneros en instalarse en Palmones, la zona gastronómica de Los Barrios que, con el tiempo, se ha convertido en uno de los "polígonos gastronómicos" de la provincia, a la altura de lo que puede se la zona de Bajo de Guía en Sanlúcar o la zona de la avenida Domecq de Jerez. Willy tiene ahora 58 años y está en este mundillo desde adolescente, cuando acompañó a su padre para poner en marcha el establecimiento en 1975.

Son las dos de la tarde. Sábado. Hace solecito y se apetece pasear por el río Palmones. El pueblo está a rebosar de coches y cuesta trabajo encontrar sitio para el Volswagen. El Willy está hasta arriba y eso que tiene dos plantas y capacidad para unos 150 comensales.

El sitio llama la atención. Lo primero que se te aparece es una zona dedicada a tapas, el gastrobar e inmediatamente el restaurante. En el año 2017 lo remodelaron por completo, pero conservaron en el comedor algunos de los elementos característicos de la historia del establecimiento, una barca, un ancla y algunas fotos antiguas, entre ellas una caricatura de Willy donde reina con especial fuerza su característico bigote.

Junto a la entrada, Antonio corta a cuchillo jamones de 5 Jotas de los de Sánchez Romero Carvajal. Willy no para. La media ración sale a 14 euros. Para hacerse a la idea de como es este restaurante basta decir que su carta supera la veintena de páginas. No cabe duda de que "Willy" va a contracorriente. Si los restaurantes apuestan ahora por cartas muy cortas, de especialidades, en este sitio del Campo de Gibraltar, apuestan por todo lo contrario. Willy decidió confiar en el año 2015 en el cocinero alicantino Paco Navarro. Especialista en asados de carne y un virtuoso del arroz, el cocinero ha encajado a la perfección en el equipo del establecimiento tanto con Willy como con su hija Cristina, la tercera generación de la familia a bordo de la nave. Los tres han diseñado un plan de vuelo que se llama Willy 1975 y que les llevará a acometer una importante remodelación del establecimiento en los próximos meses, incluyendo la adquisición de dos fincas aledañas al restaurante con el objetivo de "mejorar nuestro servicio al cliente". "No vamos a aumentar capacidad, lo que queremos es atender mejor al público y ofrecerles más servicios. Nuestra idea es, junto a los demás compañeros de la zona de Palmones, lograr que venga mucha gente a los establecimientos, porque estimamos que es un sitio con muchos atractivos y trabajando juntos podemos lograr mejor el objetivo", dice Willy.

Por falta de servicios no queda ya en la actualidad. En el mismo espacio conviven el gastrobar con las tres vertientes del restaurante: arrocería, asador de carnes y restaurante de producto, que es lo tradicional del Willy.

Su condición de restaurante de producto se confirma con unas espectaculares esculpiñas, uno de esos mariscos medio desconocidos de la provincia y que se puede comer especialmente en el Campo de Gibraltar, aunque son pocos los sitios que las tienen. Están a medio camino entre el berberecho y la almeja. La media ración con una docena de ejemplares sale a 10 euros. La lista de mariscos disponibles es larga: navajas, almejas, coquinas, cigalas, bogavantes o centollo. En ningún apartado aparece el temido precio según mercado. Los carabineros salen a 90 euros el kilo y a 95 las cigalas. Los centollos a 25.

Los precios son comedidos. Paco Navarro señala que el secreto está "en comprar bien y en que tenemos mucha rotación. El producto sale y así está fresco". El apartado de frituras también es amplio con boquerones, salmonetes, puntillitas, pijotas o huevas frescas. La media ración sale entre 8 y 10 euros. Hay un toque innovador en unos dados de bacalao que se acompañan con mayonesa de plancton. No faltan las ortiguillas fritas, una de las especialidades de la casa a 9 euros la media ración.

Los pescados a la plancha o al gusto del cliente salen todos a 45 euros el kilo. Hay lenguado o rodaballo salvaje, urta, pargo, borriquete o la excelsa gallineta, un pescado que se encuentra mucho por la zona y que está exquisito. Si te la pides frita es de esos pescados que te mancha los deos de lo jugosa que está su carne.

No creo que haya alguien que vaya al Willy y que no encuentre algo a su gusto. No hay estilo que no esté presente, pero lo sorprendente es que todos se resuelven con acierto, algo muy dificil de conseguir. Junto a clásicos como unas puntillitas fritas o unas gambas cocidas hay también un apartado de pescados en crudo. No falta ninguno de los platos de moda: tartar, ceviche, carpaccio, sashimi...

Uno de los platos más sorprendentes tiene como protagonista los chocos, aunque presentados de una manera muy original. Los chocos van fritos en dados. Están tiernos y luego llevan una salsa como atomatada pero con un toque de cocina latinoamericana, ligeramente picantes. Es de esos platos adictivos. La media sale a 8 euros.

Paco Navarro fue cocinero de barco y es una de sus cocinas preferidas. De hecho hay un apartado de guisos marineros donde no faltan los suquets y las calderetas. El atún tiene apartado propio en la carta del establecimiento. Trabajan con atún rojo del Estrecho, no de almadraba. Hay mormo, facera confitada, lomo blanco a la brasa o confitado o morrillo a la sal.

Pero vamo al arró. Los ponen individuales y al gusto del cliente. Es decir, cada uno puede elegir los ingredientes que desee. Se presentan secos, al estilo alicantino. Pedimos el de conejo y cabrillas. El grano está suelto y lleva un caldo de cochura de sustancia.

El apartado de asador es amplio en la carta. Hay varios cortes de retinto certificado, waygu, vaca frisona, ternera avileña, rubia gallega y en ocasiones, como esta misma semana que acaba de pasar, traen cortes especiales como un buey de 14 años. Las carnes se sirven con patatas fritas y verduras salteadas al wok. Hay también cochinillo, cordero, y un amplio apartado de cerdo ibérico también de Sánchez Romero Carvajal.

Para los que prefieran no complicarse la vida en elegir tienen también varios menús que van desde uno especial dedicado a las ostras, que traen desde Francia, de Daniel Sorlut, hasta otro dedicado a las brasas, otro con cazuela de pescado y un arroz a banda como protagonista y uno que tiene como plato fuerte final un rodaballo a la brasa.

La carta de vinos no se queda atrás: 11 páginas. Se abre con una recomendación del presidente de la Federación Española de Enólogos, Santi Jordi, cuyos vinos, precisamente, abren el listado de etiquetas disponibles.

Los postres son también caseros e incluso elaboran sus propios panes y picos.

más noticias de BOCABIERTA Ir a la sección bocabierta »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios