Durante tres siglos Cádiz fue la puerta de entrada de América en Europa y el embarque de todo el que iba al Nuevo Mundo. A finales del XIX España perdió Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las Islas Marianas, lo que se vivió en la ciudad como un drama familiar. Empresas como la Trasatlántica. La Naviera Pinillos y la Compañía Ibarra mantuvieron durante décadas el trasiego de personas y mercancías con La Habana, Veracruz y el Río de la Plata, en los años 50 la emigración española a América pasaba por nuestro puerto. De manera abrupta esa relación se perdió y la relación con América pasó a ser un bello recuerdo, hasta que cayó en el olvido poco a poco. Solo Emilio de la Cruz Hermosilla supo ver durante muchos años que el futuro de Cádiz pasaba por la relación de la ciudad con las naciones del otro lado del Océano. Así lo hizo ver en sus artículos y en sus libros, cuando nadie izó esa bandera, Emilio de la Cruz casi en solitario fue capaz de recordarnos esa relación. Quizás hasta los años próximos al Bicentenario de la Constitución de Cádiz no se volvió a impulsar actividades que recordasen aquel tiempo. Pero durante un tiempo fue solo el que fuera director de este Diario y presidente de la Asociación de la Prensa mantuvo viva la llama.
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