Dos fueron las indumentarias elegidas por los miles de ciudadanos que ayer salieron a la calle para disfrutar de una jornada festiva repleta de actos conmemorativos dedicados a ellos, eventos todos que tuvieron como telón de fondo la celebración de una jornada para la historia, el Bicentenario de Las Cortes. Así, unos eligieron asistir al evento con sus mejores galas y sin embargo, otros prefirieron sacar su espíritu más doceañista y pasearse por La Isla como si del día del Juramento de los Diputados se tratase. Decidieron pues vestir trajes de época, para que hasta en eso se pareciera el día de ayer al día recordado.

Una jornada repleta de actos oficiales a los que no todos tuvieron la suerte de asistir. De esta manera, para todos aquellos que se lanzaron a la calle a celebrar "un momento de esos que pasan una vez en la vida" -como decían algunos- y no pudieron entrar en ellos, se colocó una pantalla gigante junto a la Iglesia Mayor. A pesar de que la retransmisión era en directo el público rara vez miró la pantalla ya que ésta, por su ubicación cercana al suelo y entre árboles, lo hacía verdaderamente complicado. Aún así, el entusiasmo reinó desde primeras horas de la mañana, a pesar de pequeñas dificultades como el vallado de la zona más cercana a los actos.

Durante gran parte de la mañana sólo algunos edificios parlamentarios pudieron abrirse para el público general por razones obvias. Así, sólo el Museo Histórico Municipal recibió gran cantidad de visitas a su exposición sobre la conmemoración del primer Centenario de Las Cortes en estas primeras horas de conmemoración. El Real Teatro de Las Cortes, sin embargo, permaneció cerrado al público durante toda la jornada y la Iglesia Mayor, por su parte, sólo pudo recibir visitas más tarde salvo para las recreaciones.

Otros de los edificios que abrió sus puertas ayer fue el Centro de Congresos -antiguo cine Almirante- donde se mostró la bandera del diputado doceañista, Diego Muñoz Torrero, que el Congresos de los Diputados ha prestado a San Fernando para los actos del 24. Quienes no pudieron disfrutarla ayer tendrán la oportunidad de verla durante hoy y mañana ya que las jornadas de puertas abiertas continuarán en estos edificios constitucionales hasta el domingo. Asimismo, en el vestíbulo del Real Teatro de Las Cortes permanecerá un facsímil de la Constitución de 1812, que no pudo ayer mostrarse al público.

En la Iglesia Mayor sólo fue posible acercarse a partir de la una de la tarde, cuando comenzaron para el público las representaciones en vivo del cuadro del juramento de los Diputados. Las dos reconstrucciones que se llevaron a cabo llenaron la iglesia. Esta recreación del cuadro de Casado Alisal la realizó el grupo Teatro Odisea que supo arrancar al público un sentido aplauso cuando reproducían la imagen que inmortalizó este artista. Dos siglos años después la Iglesia Mayor volvía a retumbar con el Sí, juramos de los asistentes.

A pesar de todas las dificultades que encontraron los vistantes, la ilusión y alegría por vivir esta conmemoración llenaron las calles del casco histórico. El grupo de teatro De ida y vuelta pregonaba a lo largo de la calle Real el nacimiento de la libertad. "Ahora dejamos de ser súbditos para ser ciudadanos", anunciaban. Además interpretaron alegrías escritas durante el asedio dedicadas con ironía al mariscal Soult, militar francés que tuvo protagonismo en el conflicto bélico. Las representaciones terminaban, casi siempre, con gritos de "¡Viva La Isla! y ¡Viva la Constitución!" por parte de los curiosos que asistían al espectáculo.

A partir de la una y media comentazon a desaparecer las vallas que cortaban la calle Real y se abrió la circulación de vehículos en las calles adyacentes. El grueso de los visitantes comenzaba a replegarse, aunque en la mayoría de los casos el destino elegido fue la Feria de la Tapa que se celebra estos días en el parque Almirante Laulhé. Este espacio registró una gran participación que se prolongó durante toda la jornada, teniendo uno de sus momentos álgidos pasadas las dos de la tarde. A esa misma hora el otro gran escenario del Diez era la plaza del Rey, donde se realizó una muestra de bailes de salón y la tradicional degustación gastronómica popular. Concluido el espectáculo de baile, poco o nada quedaba por hacer en plena calle y la temperatura invitaba a algunos a volver a casa y a otros a refugiarse en cafeterías y bares colindantes. Poco a poco, cuando las temperaturas dejaron de ser tan elevadas, el gentío volvió a poblar las calles de San Fernando para darse un paseo a las espera de los actos verpertinos.

De este modo, sobre las ocho y media de la tarde se realizó el arriado de la bandera española que ondeaba desde por la mañana en la plaza del Rey. Ésta fue la especial manera en que se anunciaba que esta jornada única estaba próxima a concluir. Sólo quedaba entonces la recreación histórica de la jornada del 24 de Septiembre de 1810 mediante la obra Auto de fe, escrita y dirigida por Manuel Foncubierta Seguí. La actuación, última de la jornada, dio comienzo en el atrio de la Casa Consistorial y terminó en la Iglesia Mayor, siguiendo de esta manera el recorrido que realizaron los diputados hace dos siglos.