BIAU 2012

"¡Nos vamos a caer al agua!"

  • Arquitectos y diseñadores desconfían en el foro de debate de la Bienal Iberoamericana de la "marca" sostenibilidad, pero reclaman sentido común y honestidad tras un periodo de crecimiento desmedido

Habla Carmen Pinós con su melena blanca, la arquitecta y diseñadora que acaba de abrir el conversatorio (así lo han llamado) que patrocina Cosentino Group y que trata de sostenibilidad y creatividad. Habla Pinós, que acaba de poner de vuelta y media a todos los que han hecho de la palabra sostenibilidad una más de nuestras liturgias burocráticas. Habla Pinós y estalla: "¡Nos vamos a caer al agua! No entiendo nada. La historia de la humanidad es plana. Hace diez mil años aparecen los primeros cultivos en África y Asia y, de repente, la historia de la humanidad hace así", y levanta mucho el brazo en una curva hipertrófica que nos lleva del cero al infinito. "Hace así y se dispara. Entonces pensaremos que no pasa nada porque crecemos y la Tierra se acomoda. Pero no es así. La Tierra es la que es. ¡Nos vamos al agua!"

Ha inspirado esta reflexión de la célebre discípula de Moneo y colaboradora del añorado Miralles la anterior intervención del sevillano Víctor Pérez Escolano, que ha navegado entre la arquitectura, el urbanismo y la política. Es él el que ha recordado que desde su nacimiento, hace 60 años, la población mundial ha pasado de 2.000 millones de almas a 6.000 millones. No ha pasado como predijo Malthus que no habría recursos. Los hay, aunque descompensados. "Pero ante este crecimiento no podemos dar soluciones tradicionales a los problemas de la habitabilidad, un difícil equilibrio entre la investigación y la creación, entre el arte y la ciencia".

Venía a cuento esta formulación por el discurso de su antecesor, toda una celebridad del mundo del diseño, Xavier Mariscal, mundialmente conocido por su mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona, llamada Cobi. Rememoró Mariscal sus años en Ibiza, dos, en los que vivió en una casa que se caía a pedazos. "Los payeses nos decían allí está la cal blanca, allí la arcilla roja, más allá, en la playa, las algas y las salinas. Todos los materiales los teníamos a menos de cien metros". ¿Por qué esto? Porque en Valencia, de donde es natural Mariscal, hay un engendro llamado Forum de la Música. Todo cristal. Hace tiempo, cuenta Mariscal, que está cerrado. Es invivible. Ni cien mil aparatos de aire acondicionado enfriarían ese horno "porque en Valencia hay una cosa que se llama sol. Desayunas con gafas de sol. En las Fallas, en marzo, ya hay sol. ¡Tanto arquitecto garrulo! Cuando yo era pequeño pensaba que todo era infinito: los ríos, las montañas . La ecología, y la lógica y el conocimiento, nos explican que no. Pero en Valencia, desde Zaplana, parecen pensar los políticos que cuanto más iluminación más votos. Todo está lleno de luces. Yo hace tiempo que no salgo de noche por Valencia... Me deslumbro".

Hilaba Mariscal con el alegato ecologista de Manuel Estrada, diseñador del logo de Repsol, entre miles de cosas más. Se muestra Estrada preocupado porque hemos vivido en un desarrollo económico que ha alcanzado "tintes peligrosos. Al parecer, ya nadie puede dudar de que el cambio climático está aquí. No sé si sostenible es una palabra políticamente correcta que se ha quedado hueca, pero sí sé que en plena crisis, en Madrid, se han batido records de matriculaciones de coches de alta gama, de 4x4 y eso, de los que más contaminan. Tenemos que sopesar las velocidades en un mundo en el que la mitad busca algo que comer y la otra mitad lucha por adelgazar". ¿Es Estrada un apocalíptico? No, es un optimista. Un ejemplo práctico es su herramienta de trabajo hasta hace unos años, el espray. Se supo que contribuía a agrandar el agujero de la capa de ozono. Dejó de utilizarlo. Y otros también dejaron de utilizar todo lo que agujereaba la capa de ozono. Ahora, ese agujero es cada vez más pequeño. Muchas pequeñas voluntades. "El diseño está al inicio del proceso productivo y puede hacer algo por arrancar ese proceso con sentido común".

Sentido común es la palabra de la noche porque también es la que ha utilizado al principio de todo Pinós. No sostenibilidad. "La sostenibilidad le va muy bien al mercado. Esconde mucha demagogia pero los fines son los mismos, los del mercado. Unos códigos para conseguir la letra A, otros la letra B... La arquitectura, en realidad, es sinónimo de sostenibilidad: cerrar la puerta cuando hace frío, abrirla cuando hace calor. Pero no son sólo números. La arquitectura tiene que ser respeto. Los políticos nos igualan e igualan por abajo, con lo que nos tratan a todos como delincuentes".

El salón de actos del Colegio de Arquitectura se abarrotó para escuchar el foro de debate, que estuvo coordinado por Ignacio Martínez, director adjunto de Publicaciones del Grupo Joly.

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