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Bicentenario

"Mi Pepa tiene mucho de madre"

  • La creadora gaditana, que desde el día 4 de marzo ensaya en las tablas del Gran Teatro Falla, explica los detalles del espectáculo que estrena el día 19 y con el que regresará de su retirada temporal del baile

El día 23 de abril de 2010 Sara Baras se fue del baile y del Gran Teatro Falla "para cumplir un sueño". El 4 de marzo de 2012 regresó "con ese sueño entre mis brazos". Acompañada de su compañero Pepín (José Serrano) y de su hijo atravesó las puertas del coliseo de su ciudad con este pensamiento cruzándole la mente, "y no tuve más remedio que coger la libreta y escribirlo", cuenta desde un camerino alfombrado de tacones negros, violetas, encarnados... En un camerino donde están desperdigados los pedazos de una Pepa en la que trabaja desde ese emocionante 4 de marzo en el que será su lugar de estreno. "Traje al bebé, le presenté el escenario, arreglamos un par de cosas técnicas... La sensación fue lo mejor, la sensación ha sido bestial", rememora con la cara iluminada por lo pasado, por estos dos años "que han sido lo mejor de mi vida", y por el futuro, por esa inminente vuelta a la danza que tendrá lugar el próximo 19 de marzo. Pasado y futuro que se encuentran en La Pepa, en una Pepa, "mi Pepa", sentencia con orgullo, "que tiene mucho de madre".

Porque Sara es la misma y no. Porque palabras como gestación, maternidad, amor, protección salen de su boca con otro sentido aunque el gran espejo ante el que hablamos me devuelva la misma imagen de siempre, la de una elegante bailaora y una creativa coreógrafa por la que parece que no pasa el tiempo. "Cuando he vuelto me ha parecido eso, que no ha pasado el tiempo, pero ser mamá te cambia tus valores a un nivel muy fuerte. Quiero bailar pero no puedo perder ni un minuto, voy concentrando las horas, trabajo con otro concepto del tiempo y eso me parece algo maravilloso", explica la gaditana que reconoce que "por primera vez en la vida" ha tenido "tiempo" para meterse "tan de lleno en una historia".

Aunque al principio de su retirada temporal del baile desconectó del todo, "esta Pepa existió aún cuando yo no había decidido hacerla", confiesa. "Es la primera vez en mi vida que he tenido tiempo para leer con tranquilidad, para darme mis paseos, para estudiar y meterme dentro de una historia tan bonita como ésta que, además, me interesaba doblemente: no sólo porque quería bailarla sino porque hablaba de mi tierra, de un hecho histórico importante y grande que se fraguó en nuestras esquinas, en nuestras calles".

Así, aunque Sara haya estado muy volcada en el proyecto más importante de su vida ("sinceramente nunca pensé que todo lo que rodea a la maternidad me iba a influir tanto, me iba a gustar tanto, que iba a disfrutar tanto... Al no saberlo siempre pensé que el baile estaría de por medio, pero no ha sido así", reconoce), en "la cabeza y en el corazón" también estaba gestándose La Pepa "aunque aún no hubiera escrito ni una línea".

Desde "un momento tranquilo", desde "un momento bonito", desde ese mágico estado de gracia comenzó a tomar forma física el nuevo montaje de Sara Baras en el Centro Flamenco de la Merced el pasado diciembre. "Y eso se logra porque conseguimos desconectar, pararnos y verlo todo desde fuera. Cuando creas algo el momento de reflexión es muy importante pero, por otro lado, te reconozco que me ha afectado mucho el pensar que me he parado", valora.

La artista se explica: "A ver, cuando tenía que volver, no te voy a mentir, no es que no quisiera, pero me ha costado trabajo pensar que este sueño que estaba viviendo lo fuera a romper, lo fuera a llenar de nervios, de estrés y de todo lo que conlleva este trabajo. No veía la parte positiva sino más la parte que me iba a quitar el tiempo para estar con mi bebé", se sincera Sara que, una vez superado ese escollo, se muestra resuelta, fuerte y con "muchísima ilusión".

Desde un momento ideal, desde "el momento" nace para Cádiz y el mundo La Pepa, un espectáculo "que es un recorrido por el Cádiz de 1800 y con una transición para llegar al Cádiz del 2012", resume su guionista, coreógrafa, productora (junto con el Ayuntamiento y Diputación) y figura principal.

"La obra empieza en la Guerra de la Independencia para después meterse en el puerto de Cádiz donde se ve el comercio marítimo y las cosas que representan al Cádiz de ese tiempo como la venta de seda, como los títeres, como los cafés donde se leía la prensa, es importantísimo el papel de los periódicos, hemos metido un zapateado dedicado a los periódicos, también se verán a esas señoras que hacían reuniones en casas privadas para hablar de política. Tertulias donde la Pepa también es una de esas señoras que permiten que se pueda hablar, decir y discutir lo que quieran, también se ve la influencia de las ideas que vienen del otro lado del charco...", va desgranando Baras que plasma estos asuntos "en los detalles del espectáculo que desemboca en el pueblo gaditano preparando la llegada del presidente de Las Cortes, la promulgación y la transición que da lugar a La Pepa de hoy".

La Pepa, encarnada por Sara Baras, será "un aroma que toca casi todas las estampas", será "la voz del pueblo en forma de mujer". La creadora ha dado muchas vueltas "a la actitud", al "concepto" desde donde trabajar esta alegoría. "Yo digo que esta Pepa no es sólo un símbolo sino que es una forma de ser, un sentimiento, una esperanza, el carácter de nuestra tierra, y eso es lo que he querido transmitir", resuelve.

De hecho, Sara ha escrito un texto en el que explica quién es esa Pepa y lo que significa para ella. Un texto que quita y pone del espectáculo. "Hay días que lo veo y días que no... No sé... Por ahora está metido pero ya veré...", duda. "Le estaba contando lo del texto Triki...". Desde el espejo su hermana dibuja una sonrisa cómplice. "Es precioso, tiene que meterlo", contesta, convencida, Patricia Baras. "Por supuesto está escrito con toda humildad -explica Sara- pero me he tomado esa libertad para expresar lo que yo creo que es nuestra Pepa. El texto dice que La Pepa es algo que nos lleva y nos trae el mar, es algo que lo lleva el aire, algo que se respira, es algo que no se lo lleva el Levante porque está metidito dentro del corazón..."

Unas palabras que, si se quedan en el montaje, saldrían de la voz de Sara. "Pero no las recitaría, las diría normal, como si lo explicara al público, a la misma compañía. Ay, pero no sé, no sé...", sopesa aunque en los ojos ya se prendió la llama de las ganas de explicar de viva voz cómo le ha influido "el sentir y el carácter de nuestra ciudad" para llenar "de sentimientos la piedra esculpida que tenemos en la Plaza de España".

"Pues eso, que estoy todo el rato que sí, que no, que lo pongo y lo quito. Es que es algo que ha surgido, no estaba en el guión. Yo para trabajar un espectáculo hago un orden donde coloco el palo del flamenco que creo que debe estar representando en cada parte del guión pero este texto surgió después". "Hábleme de esos palos y de sus momentos", le pido. "Por ejemplo, para la promulgación, está claro que iba la farruca, para el pueblo gaditano en una plaza, un tanguillo, para La Pepa, las alegrías, tiene que bailar por alegrías aunque sea la Pepa de 2012, unas alegrías visualmente modernas pero que llama mucho a la tradición, muy profundas", enumera la artista que también incluirá "martinetes, zapateado, guajiras, fandangos, seguiriyas, malagueñas y soleá por bulerías".

Un mosaico de estilos que, para la creadora, cobran sentido con "la música de Keco Baldomero". Director musical y uno de los guitarristas del espectáculo (junto con Miguel Iglesias), el gaditano ha dejado de una pieza a Sara Baras. "Mira que llevo años no sólo bailando, sino coreografiando, montando, diseñando y haciendo, pero la verdad es que este chico me ha sorprendido muchísimo. Es genial como intérprete pero también lo es por su capacidad de trabajo, por su orden, por su forma de llevar las cosas", piropea la bailaora para la que era "muy importante" que la música de La Pepa "la hiciera alguien de aquí". El feeling surgió "desde la primera charla", cuenta Baras que certifica "una conexión preciosa y eso que no habíamos trabajado nunca juntos". Incluso la artista alaba la capacidad de Baldomero de "adaptarse a lo que yo le pedía porque, de alguna manera, lo he limitado como creador pero, aún así, ha hecho una obra increíble".

Pero no sólo la música respira Cádiz por los cuatro costados. Sara Baras ha reinventado su compañía para dar cabida a muchos artistas gaditanos. En el cante, junto con el madrileño Saúl Quirós estarán los gaditanos Miguel Rosendo y Emilio Florido; en la percusión, con Antón "mi percusionista de siempre, el hijo de Guadiana" tocará El Pájaro "que no da una nota al cajón que no suene a Cádiz"; Tere Torres y Javier Cosano con los trajes, que se están volcando y se les nota el cariño que nos tienen; los artesanos de RAS en la escenografía, que son unos auténticos genios y en el cuerpo de baile, "que hemos ampliado" (ahora cuenta con 8 chicas y 5 chicos) también hay una buena representación de bailaores de la provincia. "Y lo bien que bailan", juzga la artista que realizó una serie de audiciones para dar con el plantel perfecto.

"Yo soy muy exigente con todo, con las coreografías, con los horarios, con la entrega pero la verdad es que la compañía me está respondiendo al cien por cien. No es que no estuviera contenta con la compañía de antes, con la que hemos hecho cosas muy grandes, pero sí es verdad que es complicado partir de cero cuando la mayoría de la gente es nueva y, sin embargo, están respondiendo", valora Baras que está trabajando con la compañía "en horarios que no son habituales". "De hecho no sabía que una seguiriya podía bailarse y cantarse tan bien a las diez de la mañana", ríe.

Sara se estira el pelo con agua, se rehace la coleta, en pocos minutos tendrá que volver de nuevo a los ensayos. Fuera del camerino se escucha el calentar de voces, algún taconeo perdido. Los miembros de la compañía van llegando al teatro. En uno de ellos la artista se para con especial cariño. José Serrano será el artista invitado. El bailaor se meterá en la piel del presidente de Las Cortes durante la obra de La Pepa. "Ha preparado unas farrucas preciosas. Pepín es un gran bailaor y un gran coreógrafo y, además, para explicar ese romance entre La Pepa y el presidente necesitaba a alguien muy especial y, afortunadamente, nos ocurre que en mi baile hay parte del suyo, y en su baile hay parte del mío. Y eso es lo que hace mágica la escena", relata.

El tiempo pasa, aunque no lo parece, y Sara Baras debe volver a ese lugar entre el pasado y el futuro, entre la esperanza y la nostalgia, entre el mar y la arena que sólo puede existir en el aire de Cádiz.

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