Wang Jianlin

WANG Jianlin tiene esa sonrisa de chino tan simpática de como que no se está enterando de nada, pero es el más claro ejemplo de cómo China nos va a hacer chinos a todos, empezando por los del Atlético de Madrid, equipo del que tiene el 20% del capital. Miembro del Partido Comunista desde 1976, ha hecho del capitalismo un arte con su red de karaokes. El karaoke es una religión en China y los comunistas chinos tienen la religión que les da la gana: el capitalismo, sin ir más lejos. Una de las películas más detestadas por los seguidores del gran Zhang Yimou, Keep Cool, narraba hace casi veinte años (1997), qué era lo que estaba pasando en Pekín. Recuerdo haber salido pensativo tras su proyección, tras ese desfile de tiburones inmobiliarios y horribles canciones cantadas por chinos tristes y sonrientes. La occidentalización china, pensaba, supondría que habría que fabricar coches para millones de chinos, alimentar con dieta occidental a millones de chinos (carnes para las hamburguesas, patatas para las hamburguesas, lechugas para las hamburguesas), contaminar para millones de chinos... y fútbol para millones de chinos. A los chinos les encanta el fútbol. El chino de abajo de mi casa, imprescindible a cualquier hora del día con su sonrisa de chino, tiene siempre conectado un partido de cualquier parte del mundo al que acaba de apostar por una casa de apuestas online y es capaz de discutirme en chino cuál es el mejor sistema para el juego de un equipo de la segunda división francesa. De modo que Wang Jianlin, el comunista multimillonario Wang Jianlin, es un producto lógico de aquello que anunció Zhang Yimou. Si el fútbol hace tiempo que abandonó su condición de ultramarinos y con Blatter se acaba la época del supermercado, ahora entramos en el año del dragón. China ha llegado, viste de rojiblanco. El gigante comunista viene a enseñarnos capitalismo. Aprendamos. Que corra el balón.