Andalucía

Las desalinizadoras generan agua para abastecer a una gran ciudad un año

  • Las tres plantas en Málaga y Almería pueden producir unos recursos equivalentes al consumo de Sevilla y su área metropolitana o gran parte de Cádiz · Carboneras prevé 42 hectómetros, pero sólo produce 4

Un hectómetro cúbico equivale a mil millones de litros. Una explicación didáctica: esta medida de volumen corresponde a la cantidad de agua que cabe en el Santiago Bernabéu si se llenase hasta arriba.

Las tres plantas desalinizadoras en funcionamiento en la comunidad andaluza pueden producir 122 hectómetros cúbicos de agua al año, según los datos recabados por Efe. Una ciudad como Sevilla y su área metropolitana, en la que viven casi 1,4 millones de personas, consume anualmente unos 130 hectómetros cúbicos y gran parte de la provincia de Cádiz, exceptuando el Campo de Gibraltar, unos cien hectómetros cúbicos.

El volumen que generan las tres plantas desalinizadoras supera al pantano con mayor volumen de agua embalsada en la Cuenca Mediterránea Andaluza, que abarca a la zona oriental de la comunidad.

Las desalinizadoras de Carboneras, cuya primera fase produce 42 hectómetros cúbicos; la de Marbella, que aporta 20 hectómetros, y la del Atabal, con 60 hectómetros para la capital de la Costa del Sol, suman una producción anual de 122 hectómetros cúbicos. Ésta última no desaliniza agua de mar, sino que desalobra agua del río Guadalhorce.

Sin embargo, por ahora es sólo una previsión. La desaladora de Carboneras, la mayor de Andalucía y terminada hace seis años, no cuenta con las conexiones necesarias para distribuir el agua hacia el Levante de la provincia (Mojácar y pantano de Cuevas del Almanzora), ni tampoco hacia la comarca de Níjar.

En la actualidad, la producción de agua no supera los 4 hectómetros cúbicos al año, que consume Carboneras y algunos núcleos turísticos y zonas agrícolas del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar.

Cuando estén plenamente operativas, el volumen total de la desalinización de estas tres plantas equivaldrá al 11 por ciento de toda la capacidad de embalse teórica de la Cuenca Mediterránea Andaluza, 1.094 hectómetros cúbicos, y al 37 por ciento de sus recursos actuales, 337,1 hectómetros esta semana.

A estos 122 hectómetros cúbicos que pueden producir las desalinizadoras se sumarán en los próximos meses otros 40 hectómetros que aportarán, a partes iguales, las nuevas plantas de Níjar y del Bajo Almanzora que se construyen en la provincia de Almería.

La puesta en funcionamiento de las tres primeras desalinizadoras andaluzas no ha estado exenta de polémicas y retrasos que, en algún caso, han incluido su cambio de titularidad o un encarecimiento de su coste inicial.

Estas tres plantas han supuesto un desembolso a las administraciones de unos 360 millones de euros, a los que hay que unir el coste de las conducciones hasta los depósitos de abastecimiento que, sólo en el caso de la planta de Carboneras -actualmente en ejecución- superan los 160 millones de euros.

El director general de la Asociación Tecnológica para el Tratamiento del Agua (ATTA), Ángel Cajigas, destacó a Efe la importancia estratégica que representa la desalinización para Andalucía, al ser una región mediterránea con periódicas sequías y un creciente aumento de la población en el litoral, que también soporta la masiva llegada de turistas.

Leandro del Moral, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA) y profesor de Geografía de la Universidad de Sevilla, abogó por el control de la demanda y la mejora de los recursos ya existentes. Sobre el debate de trasvases o desalinizadoras, se decantó a favor de estas últimas.

Del Moral se preguntó de dónde se sacaría agua ante el déficit hídrico de la mayoría de los ríos o el deterioro de un Guadalquivir "que está en la UVI", a lo que sumó los costes sociales, económicos y ambientales de los trasvases. Para el experto, las desalinizadoras permiten "segmentar" el problema, asignando la cantidad necesaria para el desarrollo de un territorio concreto. "No son un bien en sí mismas, pero solucionan la falta de agua si la actividad de el territorio justifica la demanda", concluyó Del Moral.

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