El acuífero de Doñana se desplaza por las extracciones de agua para riego

Un equipo de investigadores alerta de una disminución del aporte esencial de los arroyos

El paraíso natural declarado Patrimonio de la Humanidad

Varios cultivos en el entorno de Doñana.
Varios cultivos en el entorno de Doñana. / A. Pizarro
R. A.

06 de mayo 2025 - 13:22

Que las lluvias caídas este invierno en Doñana no son suficientes para una recuperación real del parque lo alertan no solamente los ecologistas y los biólogos. Hay investigadores del campo de la ecología que lo avisan: las lluvias han servido para que "Doñana esté únicamente mojada". Los estudiosos que advierten del estado de Doñana son ahora hidrogeólogos después de registrar una desviación de las masas de aguas subterráneas que nutren el entorno natural a causa de un uso excesivo por parte del ser humano.

Investigadores de la Universidad de Huelva y del Instituto de Ciencias del Mar de Andalucía (CSIC) han constatado que las extracciones de agua del acuífero de Doñana en su zona occidental han provocado un desplazamiento de la divisoria de aguas subterráneas, desplazando la que originalmente se dirigía al área protegida. Las aguas subterráneas con extracciones, apunta los investigadores, comenzaron alrededor de 1970 para satisfacer las necesidades de riego y de suministro en el término municipal de Mazagón (Huelva).

Así lo recoge un artículo publicado el pasado mes de abril en la revista Environmental Monitoring and Assessment' en el que advierten de la necesidad de "una adecuada coordinación entre las autoridades responsables de la gestión de las aguas subterráneas y la adopción urgente de medidas de remediación".

Según explican los investigadores, el Espacio Natural de Doñana se considera uno de los humedales europeos más importantes, con numerosos ecosistemas que dependen de las aguas subterráneas, y que las administraciones públicas han de paliar el desplazamiento de las masas de agua del subsuelo, evitando de ese modo el deterioro.

El acuífero Almonte-Marismas, del que dependen la mayoría de los ecosistemas de Doñana, se divide a efectos de gestión en seis masas de agua subterránea, dependientes de dos demarcaciones hidrográficas diferentes: la del Guadalquivir, cuya gestión corresponde al Gobierno central, y la del Tinto-Odiel-Piedras, de la que es competente la Junta de Andalucía.

Importantes descensos del nivel freático

Según señala la Directiva Marco del Agua, es necesario mantener la coordinación entre las dos administraciones para garantizar una gestión adecuada del acuífero. Sin embargo, los investigadores afirman que esta coordinación "no ha sido eficaz en el acuífero Almonte-Marismas, ya que hasta ahora han pasado desapercibidos importantes descensos del nivel freático en la zona de Mazagón, cerca de la divisoria natural de aguas subterráneas".

Este estudio ha constatado que, como consecuencia de las extracciones de agua en Mazagón, "la disminución en los niveles de agua subterránea" a causa del "bombeo en el acuífero profundo es mayor de diez metros y se observa a varios kilómetros", mientras que "los impactos del bombeo en el nivel del acuífero somero no son tan claros, con disminuciones máximas del nivel freático cercanas a un metro".

Aunque esta última disminución presenta una baja entidad relativa, los investigadores plantean que puede tener implicaciones ecológicas significativas. Los motivos son que algunos ecosistemas de Doñana en las zonas de descarga regional (es decir, el arroyo La Rocina) y local (por ejemplo, las pequeñas lagunas del área) dependen en gran medida del nivel del acuífero somero.

A pesar de que las extracciones de agua subterránea para el abastecimiento urbano de Mazagón se detuvieron en 2016, "la evolución de los niveles de agua subterránea aún no se ha recuperado, lo que parece indicar que estas disminuciones pueden estar asociadas al bombeo para riego".

Finalmente, los investigadores subrayan que las extracciones de agua subterránea han provocado un desplazamiento de la divisoria de aguas subterráneas de varios kilómetros hacia el este y el noreste, lo que "ha provocado un cambio en los flujos de agua subterránea, cuya principal consecuencia es una disminución de las aportaciones de agua subterránea al arroyo de La Rocina, uno de los arroyos más importantes que abastecen de agua a las marismas de Doñana".

Por lo tanto, entienden que es "de suma importancia investigar las implicaciones ecológicas causadas por tales disminuciones en las cabeceras del arroyo de La Rocina, así como en las lagunas ubicadas en la zona occidental de El Abalario", recoge Efe en una nota.

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