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Andalucía

La Guardia Civil detiene a 4 hombres implicados en los disturbios de Roquetas

  • Medio centenar de agentes mantienen la vigilancia en la zona del conflicto para evitar más altercados por la muerte del inmigrante guineano

Dos días después de los disturbios tras la muerte de un inmigrante guineano apuñalado en una discusión de tráfico por un hombre de etnia gitana en Roquetas de Mar (Almería), ayer dentro del casco urbano de Roquetas de Mar, ayer se produjeron las primeras detenciones. Se trata de cuatro hombres de origen subsaharianos identificados como instigadores y participantes en los altercados que provocaron un caos urbano en la localidad, concretamente en el barrio de Cortijos de Marín.

Una portavoz de la Subdelegación del Gobierno informó ayer de que ya son cuatro los detenidos y que no se descartan nuevos arrestos por las revueltas en las que se originaron "fuegos incontrolados" con la quema de contenedores y mobiliario urbano, horas después de la aparición del cadáver. La portavoz también indicó que la Guardia Civil ha identificado a varias personas más en relación con estos altercados al tiempo que señaló que la noche ha transcurrido "tranquila, con normalidad y sin incidentes".

A pesar de ello, el dispositivo de seguridad establecido en la zona, en el que han llegado a participar hasta cien efectivos, con agentes de la provincia y de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Guardia Civil procedentes de Madrid, Sevilla y Valencia, se mantendrá al menos hasta hoy. Desde que en la madrugada del pasado viernes fuese encontrado el cadáver del guineano, de 41 años, Interior activó un amplio dispositivo de seguridad con más de medio centenar de agentes de la Guardia Civil y Policía Local, cifra que posteriormente tuvo que ser ampliada.

Ello se debió a que en la tarde del viernes varios grupos de personas incontrolados quemaron contenedores y mobiliario urbano, así como algunos coches estacionados, en protesta por el apuñalamiento mortal del inmigrante.

La calma tensa se dejaba entrever en las miradas de las personas que ayer transitaban por la carretera de La Mojonera, una de las más frecuentadas del municipio. Nadie quería hacer hablar de lo ocurrido. Miradas bajas. El asunto no va con ellos. Y mientras tanto, cada minuto, un vehículo de la Guardia Civil recorriendo vigilante la zona. "En el momento en que se vayan la van a liar de nuevo, es cuestión de tiempo", se aviene a comentar un vecino del barrio que prefiere ocultar su identidad.

Ése es el sentir de los habitantes de Cortijos de Marín y los barrios adyacentes en los que viven la mayoría de subsaharianos, marroquíes y gitanos.

Y en ese ambiente entre la calma y la crispación, los empleados de Urbaser, la empresa concesionaria de la limpieza del Ayuntamiento, se afanaban con mangueras en devolver su aspecto normal a las calles afectadas por los tumultos y los destrozos de la noche del viernes. Calles mojadas pese a no caer una gota de agua desde principios del pasado mes de noviembre cuando un temporal se llevó por delante una parte del acantilado por el que discurre la carretera de El Cañarete que comunica Aguadulce con Almería capital.

Toca ahora recuperar el pulso de la ciudad que aún presenta cicatrices palpables en el equipamiento urbano. En numerosos puntos es visible el asfalto desgastado y agrietado tras la quema de contenedores. Y en los lugares en los que antes se ubicaban esos contenedores, ahora son las bolsas de basura las que ocupan su lugar. Uno de los pocos contenedores que se salvó de la quema fue justamente el que se ubica frente a los bloques de viviendas que ahora están acordonados por varios vehículos de la Guardia Civil que ayer se turnaban para velar por su seguridad. La que algunos vecinos temen que salte en pedazos en cuanto los efectivos policiales se marchen.

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