Josefina JUNQUERA, EX CONCEJAL DE CULTURA DEL AYUNTAMIENTO DE CÁDIZ

"Logramos poner el teatro al servicio de la ciudad"

  • Cuando Josefina Junquera llegó a la concejalía de Cultura, procedente de Bienestar Social, se encontró con el Teatro Falla totalmente desmantelado, en obras: “Parecía Sarajevo”, explica gráficamente

CUANDO Josefina Junquera llegó a la concejalía de Cultura, procedente de Bienestar Social, se encontró con el Teatro Falla totalmente desmantelado, en obras: “Parecía Sarajevo”, explica gráficamente rememorando una de las principales iniciativas emprendida por la entonces administración del socialista Carlos Díaz. Bajo la supervisión de su antecesor en el cargo, Manuel González Piñero, Cultura había iniciado la rehabilitación del primer coliseo gaditano. El objetivo era recuperar un teatro visiblemente deteriorado, pero a la vez, con las miras puestas en una línea de acción con vocación de futuro, renovar la hasta entonces anquilosada política de programación y abrir el escenario del Falla a la totalidad de las artes escénicas, con espectáculos prácticamente olvidados para los gaditanos.

La entonces concejala, apartada desde hace varios años de la escena política pública, no duda en aceptar la invitación de este periódico para que recuerde aquellos primeros días del Falla rehabilitado, la primera programación, los primeros nervios, las primeras intenciones e, incluso, aquella célebre polémica con los carnavaleros que demandaban un concurso de agrupaciones con desarrollo íntegro en ‘su casa de los ladrillos coloraos’. Y Josefina llega a la entrevista diligente y con dos carpetas bajo el brazo. En una guarda recortes de prensa de los días posteriores a la gran gala de apertura, que presidió la Reina Sofía, y en la otra, documentos de su delegación en los que se desvela algo hasta ahora desconocido para la opinión pública.

Porque aunque Junquera encontró avanzada la rehabilitación del teatro gaditano, fue a su equipo a quien le tocó diseñar aquella primera programación, la de octubre de 1990 para celebrar la recuperación del teatro, y después el resto de espectáculos que, de una u otra manera, deberían marcar el camino futuro del coliseo, como así fue, pues la intención era “poner el teatro al servicio de la ciudad, y creo que lo logramos”. Pero entre los curiosos, y valiosos, papeles que maneja, Josefina Junquera enseña el documento que el Ayuntamiento envió al Ministerio de Cultura en marzo de 1990, con un proyecto de programación de reapertura que, al final, se pareció poco a la que pudieron disfrutar entonces los gaditanos.

La primera intención, que se mantuvo siempre, era clara: la reapertura del teatro debía dedicarse al universal músico que le daba nombre. Hasta ahí, sin problemas, pues Manuel de Falla fue, efectivamente, el gran protagonista. Pero la petición municipal iba más allá. Además de la presencia de la Orquesta Nacional de España, un deseo que también se cumplió, el proyecto contemplaba que las obras de Falla se ejecutarían por Jacinto Matute al piano y, en distintas versiones, por los grandes artistas de la tierra: Rocío Jurado, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar y Camarón de la Isla. Casi nada. Pero las autoridades ministeriales debieron entender que aquel cartel, indudablemente original y de extremo lujo artístico, y los 30 millones de pesetas que costaba se salían en exceso de la consignación presupuestaria prevista. Josefina Junquera lo rememora y aún lo entiende: “Bueno, nosotros por pedir que no quedara. Tiramos por alto por creíamos que el teatro lo merecía, y aunque no se consiguió este objetivo, se ofreció una programación de reinauguración de gran altura”.

En los meses posteriores, el teatro terminó de abrirse a los gaditanos, con visitas guiadas que con el tiempo se fueron perdiendo, y con una amplia programación que, como queda dicho, recuperó artes escénicas olvidadas que contribuyeron a elevar la categoría de un teatro dedicado hasta entonces al cine y, como mucho, a obras de menor calado. Así, el Falla recuperó la ópera y, sobre todo, la música clásica con conciertos de gran formato, otros más íntimos en el foyer del teatro y, entre otras cosas, con el traslado al coliseo del ciclo Lunes Plenos de Música. La programación se llenó, pues, de teatro de calidad, cine –con Alcances como principal reclamo-, danza y, también, Carnaval.

Pero con polémica incluida, como mandan los cánones gaditanos. La administración municipal propuso que el Falla, recién rehabilitado, acogiera sólo las fases finales del concurso de agrupaciones, como semifinales y la gran final, y que en el Andalucía se celebrara una fase clasificatoria o preliminar. “Aquello –recuerda Josefina Junquera- no se entendió bien y se politizó excesivamente, pero sigo creyendo que era una idea acertada. A ver, en cualquier gran teatro del mundo no actúa cualquiera. Subirse a ciertos escenarios debe ser un premio, un acicate, y con esta fórmula al Carnaval se le hubiera dado más calidad y en el Falla hubiera cantado quien de verdad se lo merecía. Era también un incentivo, un acicate, una manera de superarse, pero no se entendió así”.

Actualmente, Josefina Junquera sigue la programación del Falla desde una lógica distancia, como una espectadora más, y selecciona los espectáculos que más le interesan. Considera “acertada” y “muy digna” la programación que se ofrece, aunque en ocasiones “algo repetitiva”, y reconoce que pese a que la rehabilitación del teatro, que costó 500 millones de pesetas, fue “técnicamente perfecta”, no se instaló la ahora ansiada climatización del teatro por una evidente falta de presupuesto, una circunstancia que, a su juicio, no debe empañar la recuperación de un teatro que dentro de nueve meses cumplirá veinte años y que ha contribuido a ampliar con creces la oferta cultural gaditana.

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