Juntos por el sí, por el no

Jünger decía que uno no puede evitar que los indeseables le escupan, pero sí que le palmeen la espalda

Me huele España, naturalmente, como a Hamlet Dinamarca. Resulta bastante inquietante que los filoterroristas, los soberanistas, los republicanos, la ultraizquierda y los racistas sean los apoyos del presidente de Gobierno del Reino. Jünger decía que uno no puede evitar que los indeseables le escupan, pero sí que le palmeen la espalda. A Pedro Sánchez los indeseables (según sus propias palabras) no sólo le han palmeado, sino que le han aupado. Según Arcadi Espada esto tiene la ventaja de que ya los vemos juntos, con un PSOE que ha hecho mucho doble juego de farol y que, a cambio de una precaria presidencia, ha mostrado sus cartas.

Con mi olfato convive una visión halagüeña: que también estemos juntos los que rechazamos estas cosas. Mientras ha gobernado Rajoy, la derecha social se ha fracturado, como siempre que gobierna, entre los pocos que protestábamos porque los conservadores se dedicasen a conservar sobre todo la política de Zapatero y los muchos que se lo perdonaban todo a Rajoy: sus concesiones al PNV, que ésas mismas con las que el PSOE -en ironía de dimensiones sofocleas- ha comprado el voto de los nacionalistas, sus pasividades, sus olvidos, su aceptación de la ley Aído, de la memoria histórica, de la ideología de género, etc. A esos muchos, les sentaba fatal que estos pocos pusiésemos reparos que, en su mayoría, compartían, porque había que sostener a Rajoy.

Ahora, durante unos días, nos echarán en cara que no lo hayamos sostenido lo suficiente.

Pero al poco tiempo, como aguas que vuelven a su cauce, volverán a encontrar inaceptables las concesiones a los nacionalismos, la ideología de género, la pasividad ante el aborto, la memoria histórica y el acercamiento de los presos de ETA. Volveremos a tener manifestaciones masivas en favor de la familia.

Algunos dirán que es hipocresía, pero eso es olvidar dos cosas. Que unos cuantos hemos seguido manifestándonos y que otros siempre han pensado lo mismo, pero que el miedo es libre y la comodidad cómoda. Ahora, obligados a vivir a la intemperie política por el triunfo de la moción de censura de todas las izquierdas con todos los nacionalismos, asumirán, qué remedio, otra valentía y otra libertad de expresión, sin prudencias gubernamentales y males menores al por mayor. "Sólo es libre el hombre que no tiene miedo", o el que lo tuvo, pero ya se dice, heroico: "De perdidos al lío".

Vamos a estar mucho menos solos.

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