Con el tiempo como mejor aliado, La Isla revivió ayer una de sus más antiguas tradiciones, la de la romería de San Servando y San Germán, una fiesta que mantiene el pulso tras años acusado de declive gracias al apoyo de los vecinos y de entidades como la Asociación Hípica de La Isla o el club náutico de Gallineras, que se han implicado seriamente en la jornada.

Catorce años lleva ya el Día del Cerro sin ser fiesta local, esto es, sin celebrarse la romería en el día de los copatronos -que es el 23 de octubre- sino el domingo que cae más cercano, pero los actos siguen teniendo su hueco en la agenda de muchos isleños.

Los actos religiosos -que son los centrales de la jornada- arrancaron a las diez y media de la mañana, cuando las imágenes de los santos salieron de la parroquia del Buen Pastor en parihuelas para encaminarse al parque del Cerro, donde posteriormente se celebró la eucaristía.

A medio camino, el cortejo se encontró con la imagen de la Virgen del Carmen de Gallineras, la pequeña talla que protagoniza la procesión marítima del 16 de julio y que desde hace ya unos años está presente en esta señalada jornada de fiesta gracias a la participación del club náutico de Gallineras. Fue uno de los momentos más señalados de la jornada.

La romería se dirigió posteriormente al parque del Cerro donde se celebró la tradicional eucaristía dedicada a los copatronos, San Servando y San Germán. Una de las novedades que deparó la jornada fue la decisión de Fiestas de trasladar esta misa -que viene a ser el acto central de la romería- de la ermita a la explanada que se ubica en la parte más baja del cerro para sortear así los problemas de accesibilidad que tiene el parque del Cerro, como aclaró hace unos días la responsable municipal de este área, la concejala Cristina Arjona.

La otra faceta del Día del Cerro -también completamente consolidada desde hace años- es la lúdica, que incluye talleres y actividades para los más pequeños de la casa. Este año, el Ayuntamiento incluyó un parque multiaventura, con tirolinas y hasta un circuito de paintball. Primó así el carácter familiar de una fiesta que ayer ofreció una animada estampa.

Especialmente llamativas fueron también las actividades desarrolladas por la Asociación Hípica de La Isla, con exhibiciones de doma, concursos de cross y hasta con un carrusel de ponis. Para muchos isleños, el Cerro fue de nuevo ayer sinónimo de convivencia.