"Ea, nos quedamos sin tabaco"

Guardias civiles y agentes de Aduanas despliegan un operativo especial en Jerez, inspeccionando cuatro establecimientos, que se salda con denuncias en todos los casos y casi 700 cajetillas intervenidas

Un agente de Guardia Civil inspeccionando tras la puerta de una tienda de la céntrica plaza del Arenal.
Un agente de Guardia Civil inspeccionando tras la puerta de una tienda de la céntrica plaza del Arenal.
Rosa Romero / Jerez

13 de noviembre 2010 - 05:01

En los 90, la Agencia Tributaria envió desde Madrid una notificación a los agentes de Aduanas de la provincia comunicándoles que un vecino de Jerez, apodado El Barba, era el que acumulaba mayor número de actas por infracción a la Ley de Contrabando de España. Falleció hace tiempo. Hoy, otros Barba, sus hijos, llevan camino de tomarle el relevo. Aunque han crecido viendo las barbas, no las del vecino, sino las de su progenitor, pelar, ayer no tenían puestas las suyas a remojar. Ellos fueron los primeros denunciados en un dispositivo conjunto para atajar la venta de tabaco de contrabando que Guardia Civil y Vigilancia Aduanera desplegaron en Jerez.

El punto de encuentro era el cuartel de El Puerto, donde tiene su sede la Patrulla Fiscal Territorial (Pafite) portuense, cuyos agentes habían realizado las investigaciones previas para ir a tiro hecho, a los establecimientos de Jerez en donde había sospechas fundadas de que despachan tabaco de estraperlo, el que no tributa y cuya proliferación está provocando cuantiosas pérdidas a los estanqueros. Y por ende, a Hacienda, a todos en definitiva. Allí habían quedado con agentes de la Unidad Operativa de Vigilancia Aduanera con sede en Jerez, así como con un equipo de Telecinco y de este Diario.

Desde allí a Jerez, donde la ofensiva fue eficaz al cien por cien. Cuatro establecimientos inspeccionados, cuatro denunciados. Cerca de 700 cajetillas de tabaco de contrabando intervenidas, que elevan las estadísticas de la Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz de este 2010 a cifras récord: hasta la fecha, han sido requisadas 15.500 cajetillas de tabaco, y denunciadas 106 personas, con las cuatro de ayer.

El operativo fue movido a más no poder. Paquetes por aquí y acullá, en bolsas de maíces, en un congelador apagado, en un coche estacionado delante de la tienda, ... y placaje al cámara de Telecinco , que, gracias a la ayuda del fotógrafo de este Diario, evitó que le tiraran la filmadora al suelo.

Diez menos diez de la mañana. En la céntrica plaza del Arenal arranca el dispositivo. En la tienda de souvenirs de los hijos del Barba, ante la que un agente de la Pafite de El Puerto lleva apostado desde bien temprano, vigilando. "Llegáis tarde", suelta al llegar sus compañeros. "Ya han vendido por lo menos 400 cajetillas".

Ayer, viernes, era sin duda una de las jornadas más idóneas, día de aprovisionamiento para el fin de semana. La irrupción de los agentes provoca un enorme revuelo en la plaza. Numerosas personas comienzan a arremolinarse delante de la tienda. Ninguno parece sorprendido. "¿Qué pasa?", pregunta un hombre a una mujer con la que pasa por delante. "Normal, le están buscando tabaco", le contesta.

"Ea, nos quedamos sin tabaco", suelta con indignación otro al ver la movida dentro. Poco a poco, el ambiente se va caldeando. "Si la Policía compra aquí", alza la voz desde la plaza una mujer. Dentro, la dueña está que trina. "Yo para vivir vendo lo que sea", espeta. "No, lo que pueda", le corrige un agente. "Por dar de comer a mi hija hago lo que sea", insiste la mujer, que se enfurece al observar que está siendo grabada desde fuera. Sale y sin decir palabra, se dirige hacia el cámara. Y como Isabel Pantoja, se echa encima.

"Poneos en su lugar", intentan defenderla desde la plaza. Dentro, los agentes encuentran casi 500 paquetes de contrabando, la mayoría en bolsas del Kikonazo. Tras un panel del escaparate, es hallada una máquina expendedora, vacía. Un agente la precinta. Desde la tienda salen a cerrar la puerta. La inspección sigue, a puerta cerrada. Al acabar, los agentes abandonan el lugar con el tabaco intervenido en bolsas, mientras algunos abuchean.

El dispositivo continua y enfilamos hacia el Campus Universitario, donde, casualidades de la vida, se imparten unas jornadas de la Agencia Tributaria. "Sobre la educación en valores cívico-tributarios", nos cuenta el agente de Aduanas con el que vamos en el coche. Muy apropiado para estos tiempos de matuteo generalizado.

Son ya las 11,15 horas. Paramos en una tienda de alimentación, en la calle Fresa, en el pago San josé. El dueño despacha en la calle sin inmutarse berenjenas y cebollas mientras dentro, los agentes le acaban de encontrar, escondido en un congelador apagado, casi 60 paquetes sin precinto fiscal, en una caja de fruta con los carteles de los precios colocados en los laterales. Fortuna, a 2,65, casi un euro menos que en el estanco.

Para terminar, a la calle Camino de Albaladejo, a una confitería en la que, en una papelera, hallan diez cartones vacíos. Un guardia civil sale alucinado a los diez minutos. Cuenta que, en ese tiempo, han llegado cerca de treinta personas a comprar. Sólo tres ese han llevado chucherías y agua. Los demás, se han ido de vacío. "No hay tabaco", les ha explicado el propietario, en plena inspección, tras serle requisados cerca de 30 paquetes. En la esquina, en la confluencia con la calle Nuestra Señora de la O, en otra tienda, el dueño accede a que le registren su vehículo, que tiene aparcado delante. Entre lo que tenía en el maletero y en la tienda, le aprehenden 120 cajetillas.

Acaba el dispositivo y ahí mismo, en plena calle, los agentes, todos de paisano y desprovistos ya de sus chalecos identificativos como agentes de la Guardia Civil y de Aduanas, nos hacen recuento del operativo. Un vendedor ambulante, que demuestra poca psicología, se acerca y empieza a ofrecer peluches y relojes a un miembro de Vigilancia Aduanera. "No insistas, que va a ser peor para ti", le advierten. "Esto sólo pasa en la provincia de Cádiz", se echa a reír a carcajadas un agente de la Guardia Civil.

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