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José De Mier Guerra

Las Cabañuelas

29 de agosto 2010 - 01:00

A esta altura del mes de Agosto, los viejos aficionados a la predicción del tiempo ya habrán realizado todos sus cálculos y estarán dispuestos a describir los fenómenos atmosféricos que se van a producir durante los próximos meses, desde septiembre del 2010 a agosto de 2011.

Las Cabañuelas es un proceso para pronosticar el clima durante todo el año siguiente que consiste en observar el comportamiento del tiempo en los primeros días de Agosto. Los métodos de obtención de datos y los días de observación son diferentes de unas regiones a otras y de unos países a otros e incluso en el norte le cambian el nombre por el de "témporas". Durante esos días hay que analizar no sólo si llueve o hace viento sino también otros factores como la dirección del viento, la forma de las nubes, las características del sol, la luna, las estrellas, la niebla, el rocío de la mañana, el granizo… Algunos, incluso, estudian el comportamiento de los animales.

En Andalucía el sistema mas usado es el de las cabañuelas de ida y de retorno. En las de ida, el tiempo que haga cada día de los doce primeros del mes de agosto, coincidirá con el que hará durante cada primera quincena de los meses de agosto a julio del año siguiente, es decir, el día uno corresponderá a la primera quincena de agosto del siguiente año, el día dos a la primera quincena de septiembre, etc. En las cabañuelas de retorno, los días a considerar serán del 13 al 24 de Agosto, el 13 deberá coincidir con el tiempo de la segunda quincena del mes de julio del año siguiente, el 14 con la segunda quincena de junio y así hasta terminar el año. De esta manera, el tiempo del día 24, coincidiría con la segunda quincena de agosto.

Estos pronósticos, casi profecías, eran los utilizados por los hombres del campo para sembrar, cosechar o hacer las labores necesarias de la tierra. Aún hoy el Calendario Zaragozano que se empezó a editar en 1840, incluye el pronóstico del tiempo para todo el año, realizado mediante estas predicciones populares.

En nuestro pueblo, en los muchos años que dependíamos sobre todo de la viña, era necesario saber cuándo llovía, pues las tareas del viticultor, con mucha lluvia, eran imposible realizarlas, no sólo porque el líquido elemento dificultaba la realización de las labores de la viña o lavaba el sulfato o el azufre, sino porque impedía transitar por el suelo fangoso en que se transformaba toda la viña. En las épocas de mucha lluvia, en los suelos arcillosos se formaban unas "pergañas" en el calzado, unos pegotes de barro mezclados con yerbajos que incluso impedían el andar. Por eso se utilizaban unos botos llenos de chinchetas y clavos que ayudaban a que el fango no se quedara pegado al calzado o fuera más fácil desprenderlo. Hubo momentos en que había que entrar en la viña con tablas para asentar los pies en el caso de que se necesitara alguna mano de sulfato con urgencia.

Aunque estos vaticinios sobre el tiempo se fueron utilizando con cierta creencia hasta los años cuarenta, todavía en el año 1959, Perico Alcántara le dedicó un pasodoble a "Parrarra", un longevo viticultor muy aficionado a esto de la situación del tiempo. No debía ser muy fino en sus predicciones porque difícilmente acertaba. El pasodoble comenzaba: "Hablando de Astronomía - tenemos un sabio en Chiclana - que ha puesto el observatorio - en lo alto de Santa Ana. - pa coger las cabañuelas - el amigo de José - se sube en una higuera - que es donde mejor se ve". Y termina con otra estrofa, "Desde que se metió a sabio - ya estamos hartos de ver - que como mira de lao - se asustan los anublaos - y se pasa sin llover. Son unas letras de la agrupación "Los Duendes".

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