FERNANDO T. de Terry Galarza, alcalde que fue de El Puerto entre 1971 y 1976, es todavía recordado por muchos como el alcalde que acuñó --de la mano de su entonces concejal de Turismo, Francisco Javier Merello Gaztelu-- el eslogan de 'El Puerto, Ciudad de Historia y Turismo'. Pero no me quiero quedar en una reflexión sobre aquella faceta del político franquista, sobre el que cabría recordar que su amistad con el entonces presidente del Gobierno, Carrero Blanco, le valió a El Puerto conseguir mejoras del gobierno central, sino sobre su relación con el mundo de la vitivinicultura y las bodegas. Por su apellido, bien podemos rememorar su pertenencia a la saga de los Terry, primero en las bodegas del brandy Centenario y más adelante con las de 501. En la primera trabajó, además en el entorno del mundo del caballo, mientras en la segunda fue uno de sus impulsores. Pero la faceta que ocupó el último tercio de su vida fue la creación y consolidación de uno de los productos del marco mas reconocidos como condimento en la alta gastronomía: el vinagre de yema de Jerez, a través de la bodega del mismo nombre: Vinagres de Yema, fundada en 1992.

Hoy a su hijo, el gerente de la firma, Carmelo Navarro, le brillan los ojos al recordar el empeño de su padre de traer la bodega a El Puerto --estaba en Jerez y Lebrija-- y solo lamenta que Fernando T. no pueda ver en lo que se ha convertido hoy la firma: líder en el mercado del vinagre de España, ventas en el mundo, en posesión de los principales certificados de calidad y embotellando para las grandes superficies españolas y europeas, las grandes marcas y colocando en el mercado 17 tipos de vinagre y cinco cremas, desde la Bodega de San Fernando, en la calle Alvareda y dos naves industriales en el Polígono Industrial.

El Puerto vuelve a ser referente con el 'vinum acrem' el vinagre, un producto denostado hace años por los bodegueros, que se ha convertido en toda una referencia en la gastronomía mundial, desde España, desde El Puerto.