Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Por los pelos (de la coleta)

ESTAS fechas tan entrañables quieren y requieren conversaciones apacibles a la luz del fuego sobre el misterio del tiempo y el sentido de las cosas. Pero en estas fechas concretas de este año particular, todas las reuniones familiares o de amigos se han visto impelidas a hablar del atolladero político tras las últimas elecciones, por no hablar de la familia socialista, que anda más revuelta que ninguna, y ya es decir. Propongámonos como afán para este día cumplir con ambos estados de ánimo, y mirar el caos de la actualidad a la luz benevolente de una filosofía de sobremesa, copa y altas horas íntimas.

Porque imaginemos qué hubiese pasado si Pablo Iglesias y Alberto Garzón hubieran fusionado Podemos e Izquierda Unida. Tal vez hubieran adelantado al PSOE por la izquierda. En todo caso, habría sucedido algo todavía más trascendente. El pacto de izquierdas hubiese sido posible. Está claro que el PSOE lo tiene ontológicamente muy difícil para pactar también con los nacionalistas de Esquerra Republicana. Sólo con Pablo Iglesias sería más sencillo. La prueba: de los tres barones críticos al pacto, tanto Fernández Vara como García-Page consiguieron sus presidencias autonómicas con el apoyo de Podemos. Era un Podemos que no pedía aún un sufragio independentista en Cataluña, pero ya se ve que el problema de fondo son las alianzas colaterales e inasumibles que ahora hacen falta para sumar en ese posible gobierno alternativo.

Lo que parecía apenas un caso de poca química personal o de excesivo desdén por el viejo partido, va a tener una repercusión esencial en nuestra actualidad y nuestro futuro inmediato. La vanidad de Pablo Iglesias, su hybris, como decían los clásicos, ha resultado clave. No es una clave marxista de interpretación, pero ahí está, entre ellos..

¡Cómo habrían cambiado radicalmente nuestras conversaciones de estas fiestas nada más que con que hubiese variado un poco el estado de ánimo de Pablo Iglesias y su feeling por Garzón y viceversa! Casi, casi como nuestras vidas, que han llegado hasta aquí por la milagrosa concatenación de miles de pequeñas causas, gracias a Dios. Pero yo, además del natural suspiro de alivio, invitaría a los partidarios de la soberanía y el constitucionsalismo a echar cuentas y a sopesar tendencias. O se da el combate de las ideas y del sentido, o antes y después, éstos acaban sumando todo lo sumable. Esta vez ha sido por un pelo.

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