PARECE una anécdota menor, pero lo es sólo a medias. Ayer a Pedro Sánchez se le escapó un "miembros y miembras". En el Congreso estalló el escándalo. Él repuso: "Eh, eh, permítanme ustedes la broma". Lo repitió tres veces, tres. Y añadió: "Tienen que tener ustedes un poquito de gracia", exigencia poco salerosa donde las haya.

El líder del PSOE sostuvo -sostenella y no enmendalla- que era un chiste. Yo, que he visto el vídeo diez veces (¡tan duro es el oficio de columnista!), digo que no. Es su palabra contra mi opinión. Pero están los hechos. Sopesémoslos. 1) Antes de "miembros y miembras", Sánchez venía embalado con el discurso políticamente correcto. Había dicho lo de diputados y diputadas varias veces y, encima, en serio. Sería extraño que se riese de su modo de hablar, mofándose nada menos que del lenguaje no sexista, al que tanta afición demuestra. 2) El debate era sobre la corrupción (pero no la del lenguaje). No pegaba la broma. 3) Hubiese sido una broma contra el propio PSOE, pues fue Bibiana Aído la que perpetró el anacoluto en su día. 4) Los diputados que se ven detrás y que son de su partido ni se sonríen, con lo desternillantes que resultan siempre los chistes del jefe. Y 5) no hay un solo indicador verbal ni no verbal de cambio de registro: ni un "incluso" ni un guiño ni un leve suspense en el discurso.

Si fue un chiste, fue un chasco. Yo preferiría reconocer mi dislexia a mi falta de sentido del humor. Con todo, me parece que no fue un chiste, ni siquiera malo. Las mentirijillas estaban en el aire. También mintió Sánchez al prometernos que cuando llegue al Gobierno publicará la lista de los que se acogieron a la amnistía fiscal. No me gustan ni un pelo las amnistías fiscales, pero usted y él y yo sabemos que la ley que la aprobó no permite dar esos nombres, y eso no puede cambiarse retroactivamente.

La pena es que con la honestidad se llega más lejos (y con más gracia). Lo cual afecta también a los escandalosos y escandalizados miembros del PP que tanto afearon a Pedro Sánchez su equivocación. Menos abucheos, señorías, si no dejan ya de marearnos también ustedes con ese tostón del lenguaje y la lenguaja. Como es uso que no respeta la lógica interna del español, da lugar, además de a aburridas redundancias, a errores de bulto. Cuánto crecería mi apreciación de Pedro Sánchez o de cualquier otro si, aprovechando el patinazo, hiciese esta reflexión.