Nació en la calle Santa Fe en 1957 y procede de la familia de Los Telera, muy conocidos por haber portado los guiones que antiguamente precedían a los desfiles procesionales de Semana Santa. Antonio Puerto es un enamorado de la cultura andaluza, de los toros y la literatura, y muy especialmente de la ciudad que le vio nacer. Actualmente se está abriendo camino en recitales y eventos. Cantaor por vocación, considera el flamenco un patrimonio de Andalucía que no se ha dado a conocer lo suficiente fuera de España, un patrimonio que no se ha sabido exportar para generar riqueza. De todas formas, no cree que para hacer buen cante haya que pertenecer a una familia o un grupo determinado. "El flamenco no viene de ninguna etnia, es andaluz y es del mundo entero", afirma convencido el cantaor.

-¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del flamenco?

-El cante me tiraba desde muy joven. Yo me fui a Madrid con 22 años y allí comencé una carrera difícil y amplia, en la que no te dan ningún título. Estuve seis años y canté en muchas peñas y tablaos y me vine a El Puerto a seguir estudiando y cantando, y aquí conseguí éxitos en la peña El Nitri y el cante de la saeta. Todo ello y algunas críticas favorables, como la de Álvaro Caballero en el diario El País, ha marcado mi recorrido.

-¿Es difícil ahora abrirse camino en el flamenco?

-Siempre lo ha sido, porque el flamenco es importante, pero nunca se le ha querido dar su verdadero sitio. Andalucía nunca defendió el flamenco y no lo ha querido exportar al mundo a través de grandes compañías de cante y de baile. Si el flamenco se hubiera exportado como un producto, a Andalucía le hubieran entrado otras cantidades de divisas. Si se hubiera enseñado a saborearlo a nivel mundial habría tenido más repercusión, pero no ha terminado de romper. Aunque se agradece el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.

-¿Cree que se podría introducir el flamenco en la enseñanza?

-Por supuesto. El flamenco se debería utilizar en los colegios a nivel regional. Hablarle a los niños del mundo del cante en los colegios. Se ha hecho algo, pero se debería hacer mucho más. El aprendizaje del cante es complicado, porque el flamenco no tiene partituras y el guitarrista tampoco tiene delante ningún papel, es muy diferente a otras músicas y por eso es espectacular.

-¿Cuáles son sus influencias y preferencias en este arte?

-Se dice de mí que la soleá la estoy haciendo cada vez mejor. Tengo influencias de lo más cercano: los cantes de la provincia de Cádiz se me dan mejor; las seguiriyas de Jerez y los cantes de Los Puertos. Dicen de mí que hago un cante con matices que son muy puros, que hacen recordar a los cantaores antiguos. Mi cante es puro, es antiguo y es primitivo.

-¿Cómo es el momento actual del flamenco en El Puerto?

-Por El Puerto pasa un caudal muy puro y muy amplio. El Puerto ha tenido épocas y tiene la cosa de que al estar entre Cádiz y Jerez lo miran como un pueblo y no le han querido dar importancia. Pero a la vez cuando ven la historia y a los cantaores que ha dado la ciudad, reconocen, como dicen los entendidos que 'El Puerto tiene los cantes cortos, pero son los que más duelen'.

-¿Cree usted que la ciudad apoya a sus artistas?

-En El Puerto deberíamos estar orgullosos de lo nuestro y apoyarlo entre todos. Para ponernos a la altura de Cádiz y Jerez hay que defender la ciudad a capa y espada. El Puerto es un paraíso y a veces la gente se duerme y lo que yo digo es que se despierte y le demos el valor que tiene, que bastante hemos perdido ya.

-¿Qué le pediría al mundo del flamenco?

-El flamenco está notando lo que ocurre a nivel económico, pero los que estamos saliendo queremos un sitio, y lo que yo le pido al mundo del flamenco es que miren también por las personas que no son muy conocidas, que necesitamos que nos promocionen. Lo que yo pediría es un representante, alguien que se haga cargo de mi carrera.