Yo maté a Martínez Ares

¡Anarcosindicalismo libertario, por la vía dos!

  • El vapor. Manolo Peinado realizó una locomotora que era una obra de arte y que simbolizaba a Cádiz l Estaba obligado a hacerle un pasodoble a Antonio Martín, el autor que más me había marcado

HOY toca repasar la historia. Para ello me remonto a 1812 para explicar el nacimiento de la comparsa 'El vapor'. Ahora que estamos un día sí y otro también escuchando todo lo bueno que nos va a traer el 2012, es una excelente ocasión para echar la vista atrás y entender lo grande que fuimos y cuánto nos deben los españoles, los que lo son y los que reniegan de ello, desde el Caño de Sancti-Petri hacia arriba. En las Cortes de 1812 se aprobó que Cuba era una provincia española más y dado el vínculo, ya no sólo marítimo, que existía entre los de allí y los de aquí, podemos lanzar la teoría de que el primer ferrocarril español fue tan cubano como gaditano. Concretamente el primer tramo de ese ferrocarril que se construía en España e Iberoamérica, que Cuba era española, no lo olvidemos, tuvo lugar en 1837, tramo comprendido entre La Habana y Güines, es decir, que ya abrimos el libro de los récords. Con esto chocamos frontalmente con la otra teoría que dice que el primer ferrocarril español nació en 1848 y circuló entre Barcelona y Mataró. Teniendo en cuenta todas estas cuestiones y sumando hechos tan relevantes como que Paco Alba había vivido frente a la vía del tren y que decir el vapor es decir Cádiz, medio de locomoción entre dos puntos, tenía la idea perfecta para una comparsa que además reivindicaría la falta de trabajo en la cuna de la libertad.

Yo sabía muy bien lo que quería y para ese trabajo concreto Ángel, Jose Luis y un servidor nos reunimos con Manolo Peinado para el atrezzo. Tenía que evitar por todos los medios que nuestro tren tuviera cualquier matiz americano, ya saben, el morro típico terminado en cuña, muy propio del lejano oeste y le presenté un boceto de una locomotora que tenía que ser Cádiz, tenía que verse la Catedral, la Fábrica de Tabacos, las Puertas de Tierra, una ciudad oxidada a la que le costaba trabajo arrancar. Manolo Peinado realizó una maravilla, una auténtica obra de arte que tenía que ser transportada en grúa cada vez que actuábamos en el Falla. También se confeccionó un forillo pero que yo recuerde no se pudo exponer en su totalidad porque la máquina dificultaba su ubicación. Para que la locomotora pudiera entrar en el escenario los chicos de la radio tenían que desmontar y volver a montar el set. Y además sacaban tiempo para ayudarnos al montaje. Qué verdad es que el concurso le debe a la radio toda su grandeza. Por cierto, y volviendo al 2012, yo soy uno de los que piensan que el edificio de La Aduana debería ser dinamitado, pero ya, para que se contemple la belleza de la antigua estación de trenes de Cádiz. Y otra anécdota, la mayoría de mis canciones no carnavalescas han sido compuestas en el tren. Cuando necesito desconectar o tengo trabajo que entregar compro un billete para Madrid o Barcelona y me pongo a escribir. Larga vida al tren.

El disfraz también estaba claro, ropa de trabajo, fácil y sobre todo, cómoda, pero para remarcar el sentimiento obrero había que utilizar simbolismos y por eso los pañuelos rojinegros con los que nos limpiábamos el sudor, los colores de la CNT, los colores de la bandera confederal, la misma con la que cubrieron los restos mortales de Fernando Fernán Gómez, los colores del anarcosindicalismo libertario. Ahí es nada.

Tras 'La trinchera' el grupo se sentía fuerte y con ganas de superar otro reto, así que como ya teníamos el traje de faena apropiado nos pusimos manos a la obra. Debo puntualizar una cosa, desde 'El brujo' la comparsa grababa por su cuenta, es decir, la producción era nuestra y la distribución también. Ese año Antonio Martín accedió a ser el pregonero del Carnaval de Cádiz, para muchos el máximo honor al que un carnavalero puede aspirar, además del antifaz de oro. Antonio no se contentó sólo con dar un magnífico pregón, sino que, además, volvía por sus fueros con 'Los buscavidas', otra barbaridad de comparsa. Yo soy de los que están convencidos de que el primer premio lo ganó, no se lo dieron por pregonar la fiesta.

En esta ocasión nos vestimos en el interior de una tienda en la calle de la Rosa donde trabajaba Edu. 'El vapor' llegó al público desde el primer día pero la lucha en el Falla con los de Martín era durísima. La presentación era un canto de trabajo que terminaba con el sonido del tren que poco a poco iba cogiendo un ritmo frenético acompañado por el sonido de los hierros, los raíles de la vía de Cádiz. Días antes de la final se planteó en el ensayo la posibilidad de hacer un pasodoble a la figura de Martín como comparsista y pregonero pero, claro, aquella letra que nunca se cantó pero que se filtró estaba en el ánimo de la gente, ¿pensarían que era una copla hecha con el corazón? ¿o tal vez, que era un pasodoble que buscaba el aplauso fácil para ganar al pregonero en la final? Tenía que hacerla con el corazón pensaran lo que pensaran, ganara o perdiera, además, era el momento oportuno para decirle que yo había crecido con sus coplas y que ya estaba harto de tanta guerra absurda. No puedo obviar que sabíamos que no se lo esperaría pero en el fondo estaba obligado a hacerle un pasodoble al autor que más me había marcado.

Hice dos estribillos, el que todo el mundo conoce y el que después recuperé para 'La niña de mis ojos', me acuerdo que empezaba de esta manera: "Vapor de agua, ay, son tus ojitosý". El principio del popurrí simulaba el pitido del tren a punto de salir de la estación, para ello versionamos la introducción de una canción que interpretaban Gema y Pavel. Inmediatamente después iniciábamos el trayecto con una pieza de Nacha Guevara. En el final del popurrí utilizábamos las palas para echar carbón y hacer que estallara la caldera de la locomotora, literalmente, claro. El punto y final, nuevamente el pitido del tren que terminaba su viaje en la estación, en la antigua estación. Lo de dinamitar la Aduana, ¿para cuándo?

Ganaron 'Los buscavidas', el pregón fue el que todos esperaban, Tino Tovar empujaba fuerte con su Botica, Quiñones se mantenía firme y nosotros estábamos contentos con lo que habíamos vuelto a conseguir. La gente ya se acostumbraba a vernos en la final pero cada año se nos complicaba el asunto, iba siendo hora de plantar un manzano, como le dije a Jose Luis años atrás. La comparsa actuaba prácticamente todos los fines de semana fuera cual fuera el premio, lo cual evidenciaba el buen momento de salud por el que pasaban tanto el como los aficionados, pese a los cambios. Llegó el verano y en mi cabeza ya estaba formada la nueva comparsa. Y hablando de cabeza, fue en Las Cabezas de San Juan, en Sevilla, donde me di cuenta que no existen las casualidades. Cantamos en una feria y una de las atracciones era un barco pirata. Era una señal.

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