Cádiz

La tabla terapéutica se impulsa con olas

  • El surf transforma la vida de estos chavales y sus familias para los que el mar supone un reencuentro con sí mismos además de un tratamiento.

Escuchan y sienten cada día su movimiento. Frías, pero tranquilizadoras, las olas les acompañan en cada uno de sus pasos. Reman, nadan, se adentran y esperan a que llegue el momento en el que la fuerza del océano les lleve a sentirse por un día los reyes del agua. Con grandes longboards, tablas que se caracterizan por su gran estabilidad, se deslizan sobre el agua, dejando a su paso un magnífico reflejo de alegría y superación.

 Álvaro, Javi o Currito son tres de estos aventureros que dedican varias horas semanales a practicar este deporte que les enseña la asociación Solo Surf, un nombre que esconde tras unas letras algo más que la práctica de un deporte, representa la ilusión de un conjunto de profesionales y voluntarios por cambiar la calidad de vida de aquellos a los que enseñan y de sus familiares.

Esta asociación tiene a 70 niños inscritos, tantos como monitores voluntarios. Y es que la ocasión lo requiere puesto que aquellos que se asocian tienen necesidades especiales. Síndrome de Down, autismo, deficiencias mentales. Estos son los niños que desde el comienzo de esta historia nos han cautivado sobre la tabla y a los que Jesús Borrego y Ana Gonzalo, promotores de esta iniciativa social, dedican algo más que sus tardes, junto a su pequeña Adara.

El proyecto tiene su inicio en 1998 cuando comienzan con programas de terapia acuática en asociaciones como Autismo Cádiz. Desde entonces han trabajado con numerosas asociaciones para llevar adelante programas de terapia acuática que siempre han realizado en el complejo deportivo Ciudad de Cádiz; pero la innovación, les llevó a trasladar estos trabajos a la playa. Tuvieron entonces que cambiar los conceptos, poco a poco, con los mismos materiales, fueron adaptando a los chicos al nuevo medio. Durante un tiempo hicieron un estudio, de forma que finalmente saliese un método al que poder adaptar las diferentes deficiencias sin que cambiasen mucho las técnicas con las que preparar a los protagonistas para entrar en el agua.

La seguridad es lo primero, "hay que analizar los límites de cada uno de los chicos, para así poder adaptar todo para que sus habilidades corporales, emocionales o de atención no supongan nunca un límite ni un riesgo", detallaba Jesús.

De entre los deportes estrella del agua, el surf destaca por la implicación que se necesita para practicarse y por lo motivador que es su aprendizaje, además de ser una actividad que equipara a todos, esencial para este grupo de chavales.

Es por este motivo por el que se selecciona a este de entre muchos tipos de actividades. Las habilidades, concentración, paciencia, movilidad y entusiasmo que requiere, lo hacen perfecto para que su práctica sea algo más que Solo Surf.

Sobre la tabla no solo los encontramos a ellos, padres y hermanos también comparten alguna tarde de risas y caídas, caídas dadas en los intentos de llegar a ser como ellos en el agua.

Y es que si no se conociese que poseen alguna enfermedad nadie notaría en muchos de los casos las limitaciones que presentan. Limitaciones acompañadas de valores positivos, ellos no compiten, no perciben esa necesidad tan presente en el resto de mortales. Por ello mismo la práctica de esta actividad se traducen simple y únicamente en crecimiento personal, con ellos mismos, con su mundo, sin demostrar, sin ser, nada más que el resto; es aquí donde se produce la chispa. Mientras los familiares observan, aprenden que sus hijos son más de lo que siempre han pensado, que crecen en alegría, y disfrutan como si nada, girando para unos y para otros la forma de vivir, el entusiasmo con que afrontan cada día, y las dificultades con las que llevan este tipo de vida tan peculiar.

Detrás de todo, los voluntarios, tan importantes en este trabajo. Son setenta también, tantos como niños, y se ocupan de que no exista incertidumbre, de que todo salga como está previsto. Para ello se reúnen con anterioridad de forma que todos conozcan lo que tienen que hacer.

"Muchos de ellos son especialistas en magisterio, pedagogía o carreras relacionados con la enseñanza, además, algunos tienen en común que son también socorristas, algo que garantiza aún mejor el transcurso de la actividad", explicaba Ana. Además, como Jesús, algunos de los que ceden su tiempo hacia esta labor de ayudar a los demás son también surferos, "aunque lo más importante es lo que transmiten, hay que recordar que aquí somos terapeutas, no surfistas", añadía el propio Jesús antes de invitar tanto a voluntarios como a familias con chicos con necesidades especiales a ponerse en contacto con ellos a través de asociacionsolosurf@hotmail.com.

Unas actividades, con un voluntariado, que tanto en invierno como en verano se adentran en el agua para sacar de cada chico el ser deportista que todos llevan dentro y además si pueden alguna que otra sonrisa de unos alumnos peculiares, "de los mejores en su categoría en todo el mundo".

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