Cádiz

Asistencia al otro lado del mundo

  • Personal sanitario cuenta su vivencia en lugares de pobreza extrema

Hoy es el Día Mundial del Voluntariado. Para celebrarlo, o más bien para dar mayor visibilidad y proyección a ese trabajo desinteresado que hacen por los demás, el Colegio de Médicos de Cádiz organizó ayer una jornada dedicada al personal sanitario cooperante.

Con el título Médicos cooperantes. De la ayuda humanitaria al desafío de globalizar el derecho a la salud, se llevó a cabo un encuentro en el que los doctores Francisco Pérez-Bustamante, Belén Serrano, José Antonio López y Julio Rodríguez de la Rúa, además de la enfermera Charo Carreira, contaron su experiencia de cooperación sanitaria en zonas de pobreza extrema.

Belén Serrano, residente de Pediatría, relató su vivencia "de 80 días que cambió mi vida". Ella estuvo con su hermana gemela, también médico, en la Comunidad de Niños Sagrada Familia en Perú. Dijo que allí conocieron una realidad asistencial diferente a la de aquí, pero sobre todo, aprendieron "lecciones de esfuerzo y superación". Lo que más le llamó la atención fue ver cómo esos niños, en circustancias vitales complicadas, "se levantan cada día con una sonrisa y dan gracias por lo que tienen".

El doctor Pérez-Bustamante, además de contar su experiencia en Madagascar y en el Sáhara, habló de las condiciones necesarias para ser cooperante. Afirmó que "primero hay que tener ganas, voluntad y preparación". Pero eso no es suficiente. Habló de los requisitos legales que hay que cumplir y la necesidad de conocer la geografía y las condiciones del lugar al que se va, las circunstancias de las personas que van a atender y la cultura, entre otras cosas. Asimismo dijo que era muy importante vacunarse, extremar la protección, saber qué se va a hacer allí y ponerse antes en contacto con el lugar para saber con qué medios materiales y humanos cuentan.

Este médico anestesista recomendó enseñar técnicas sencillas y potenciar al personal autóctono, para que cuando los cooperantes se vayan, ellos puedan valerse por sí mismos. "Hay que ser paciente y didáctico, porque lo que podamos dejar en herencia es más interesante que lo que nosotros hagamos", señaló.

Por su parte, José Antonio López reflexionó sobre el papel de un neurocirujano en un lugar de extrema pobreza a través de imágenes de sus viajes de cooperación en Madagascar, donde "no se sabe cuándo se termina cada día", declaró.

En su intervención, el doctor Rodríguez de la Rúa ofreció a los presentes varios datos llamativos, como que hay 20 millones de muertes evitables en el mundo, que en España hay menos del 5% de cooperantes sanitarios y que en nuestro país, "son escandalosos los recortes en cooperación internacional mientras millones de personas viven en emergencia sanitaria".

Este traumatólogo habló de una zona de Madagascar donde sólo hay un cirujano para 1.200.000 habitantes y hay que pagar para acceder a la sanidad pública, por lo que los pobres no pueden permitírsela. También se refirió a la sanidad pública de Chad, "que es peor" que la de Madagascar.

La encargada de cerrar las intervenciones fue Charo Carreira, quien se emocionó contando su experiencia de nueve años como cooperante en la leprosería Ambatoabo de Madagascar. Dijo que esta labor humanitaria había permitido, entre otras cosas, valorar las carencias de salud en aquel lugar y plantear soluciones, además de mantener a los niños escolarizados. Personalmente, le ha aportado "una gran superación".

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