Décima de abono en la Real Maestranza de Sevilla

El palco niega a Padilla y El Fandi sendos trofeos

  • La presidenta, Anabel Moreno, es abroncada por el público.

  • Manuel Escribano pechó con el peor lote.

  • Seria corrida de Jandilla, destacando el bravo quinto y el noble cuarto.

El Fandi, en la cornada menos grave que le infirió el quinto toro.

El Fandi, en la cornada menos grave que le infirió el quinto toro. / Juan Carlos Muñoz

Con un público distinto al de otras tardes -muchos espectadores acudían porque en el festejo se anunciaban tres espadas-banderilleros: Padilla, El Fandi y Escribano-, la décima de abono en la plaza de Sevilla resultó entretenida y tuvo a la presidenta del espectáculo, Anabel Moreno, como protagonista al negar sendos trofeos a Padilla y El Fandi, pedidos mayoritariamente -a ojo de buen cubero, sin haber podido contar todos los pañuelos- en el cuarto y quinto toros, respectivamente, escuchando una bronca, gritos de ¡Fuera, fuera! e improperios que, por los decibelios, debieron escucharse hasta en Triana. La primera oreja es potestad del público.

Ante todo, hay que dejar claro las ganas de los tres diestros, que se entregaron al máximo con sus armas. En banderillas, Padilla comenzó invitando únicamente a Escribano en el primer toro. Lo mejor, un par del jerezano por los adentros. El Fandi, sin embargo, invitó a sus dos compañeros y escuchó la mayor ovación con un par al violín. En el tercero fue Escribano quien por los adentros, tras citar sentado en el estribo, se llevó el gato al agua. Y El Fandi, portentoso físicamente, impresionó con dos pares en la suerte de la moviola, en el cuarto y quinto acto. En el sexto, Escribano prendió un arriesgado par por los adentros, tras un quiebro.

El Fandi sufre un pitonazo de pronóstico menos grave en el muslo derecho

El Fandi, que fue herido por el bravo y serio quinto, dejó una buena imagen en el ruedo maestrante ante un toro bien hecho y astifino. El granadino toreó muy bien a la verónica. En el comienzo de la faena, de rodillas, recibió un pitonazo en el tercio inferior del muslo derecho. Cojeando, continuó la lidia. Tras una tanda con la diestra, marcada por la ligazón, arrancó la música. El torero también logró algunos naturales sueltos de calidad y se adornó con algunos remates que calaron mucho, como un pase del desprecio mirando al tendido. Cerró con unos bellos doblones. Y mató de una estocada al encuentro, que cayó baja.

Ante el segundo, un castaño, cornidelantero, al que había recibido con dos largas cambiadas de rodillas junto a tablas, El Fandi quitó por navarras. En las afueras, concretó un trasteo que se fue diluyendo poco a poco.Padilla, muy batallador toda la tarde, como es su costumbre, recibió de manera explosiva al cuarto, un colorao astifino, mugidor, que resultó muy noble. Tras una larga a portagayola se jugó el pellejo en otras tres largas de hinojos cerca de toriles. El Fandi se marcó unas lopecinas en su quite y Padilla respondió por faroles. El jerezano comenzó su trasteo de rodillas y concretó una faena desigual, con algunos muletazos largos con la diestra.

La estocada entera desprendida, al primer envite, fue decisiva para la petición de oreja.Padilla había fijado al huido primero con unos doblones superiores. En las afueras, acompañado por un pasodoble, logró dos series con la diestra y otra con la izquierda marcadas por la ligazón. Pero en una segunda parte del trasteo, faltó reposo. El público estaba con él, pero precisó de un descabello tras una estocada.Manuel Escribano se enfrentó al peor lote. Al tercero lo recibió con una larga cambiada de rodillas frente a toriles. Con la franela estuvo voluntarioso ante un astado reservón y sin recorrido.

Con el que cerró plaza lo saludó con otra larga. Escribano, en los medios, con temple, únicamente puso extraer una tanda con la diestra porque el toro se rajó. El trasteo, con muletazos, de uno en uno, no alcanzó altura.Largas cambiadas, mucho toreo de rodillas, banderillas -con más efectismo que pureza-... un repertorio amplio para un público distinto que se marchó enfadado por la actitud de un palco que no atendió sus demandas.

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