En una animación

El primer personaje que habló en andaluz en TV lo tuvo que hacer en el extranjero

El actor sevillano Florencio Castelló, a la izquierda, en la película de Luis Buñuel 'El ángel exterminador'

El actor sevillano Florencio Castelló, a la izquierda, en la película de Luis Buñuel 'El ángel exterminador'

En España y en toda América el gato Jinks era andaluz y cuando los acentos estaban prácticamente vedados en televisión. Se imponía en España el castellano académico en las pronunciaciones y en Latinoamérica, el llamado "castellano neutro" para unificar el doblaje, sobre todo en las películas de animación como las de Disney. Películas o también series de cortos, como los de Hanna Barbara. 

Y con los ratones Pixie y Dixie aparecía un señoritingo gato de acento británico en la versión original que en la versión doblada para el mercado en español se optó por el andaluz y el célebre "mardito roedore” que remedaron varias generaciones de españoles. Asi, en andaluz, con espíritu calé además, cuando en la televisión nadie hablaba "en andaluz".

El gato Jinks y Pixie y Dixie en una carátulo de intro El gato Jinks y Pixie y Dixie en una carátulo de intro

El gato Jinks y Pixie y Dixie en una carátulo de intro

El gato Jinks hablaba en ‘perfecto’ andaluz desde finales de los años 50, cuando aquí en España a los actores andaluces como Paco Valladares, pionero en TVE, se les obligaba a tener una medida dicción castellana. En 1968 a José María Pemán se le concedió que el protagonista de sus guiones, El Séneca, hablara en andaluz y el actor sevillano Antonio Martelo, que falleció por un accidente en plena popularidad de este personaje, fue el primer personaje de una serie producida por la cadena pública que no atendía al castellano 'perfecto'. Y Jinks había abierto al menos el camino.

 

Jinks era sucesor de Tom  (el de Tom y Jerry), que era mudo. Sus creadores habían trabajado para la Metro Goldwin Mayer y en los años 50 crearon sus propia productora. En la cadena ABC aparecía el 2 de octubre de 1958 ese gato Jinks que terminó siendo el primer personaje que se expresó en andaluz y durante varias décadas fue el único.  El gato colorao y los ratones (que no era coloraos sino grises) debutó el mismo día que El oso Yogui dentro de El show de Huckleberry Hound, un perro tristón al que ya por entonces le endilgaron que era homosexual y tuvo una trayectoria corta.

El minino animado que blandía la escoba para perseguir a sus convecinos non gratos, los ratones Pixie y Dixie a través de un pasillo interminable buscaba voz para los hispanoamericanos así que el estudio mexicano que se encargó del doblaje quiso añadir unas pronunciaciones peculiares a cada uno de los tres únicos protagonistas, para convertirlos así en más simpáticos, como sucedía para el público estadounidense en la versión original.

Así que decidieron que el gato se convirtieran en “español”, en andaluz, y los ratones en un mexicano (Pixie, a cargo de una actriz del país, Amparito Garrido) y en un cubano (Dixie, a cargo de otra mujer Carmen Arenas).  Para elegir al "español" que iba a dar vida a Jinks se fichó a un sevillano exiliado en México, Florencio Castelló.

El veterano actor le dio una gran personalidad a unos segmentos animados que de otra forma habrían pasado al olvido. En Estados Unidos así fue. Un gato inglés no hacía gracia. Un gato andaluz hacía gracia en todo el mundo.

Un fragmento de 'Pixie y Dixie' con el gato Jinks

Imaginemos entonces el impacto que fue la aparición de Jinks y sus "mardito roedore" en la España de 1961. Fue cuando en TVE adquirieron la serie Pixie y Dixie para la programación infantil. Y el personal se tiraba por el suelo por las pronunciaciones de aquellos dibujos animados. El gato andaluz, como fue llamado por el  público, tenía sólo 57 microepisodios de cinco minutos y se machacaron en la parrilla durante más de 20 años, hasta entrados los 80.

Florencio Castelló, el doblado del gato, nació en Sevilla en 1905 y fue uno de tantos españoles que escaparon a Argentina con la Guerra Civil. Hasta América llegó con una compañía lírica y en los años 40 prosiguió en México con el teatro, prodigándose en la escena, el cine  el doblaje y la televisión, actuando en espacios infantiles donde trasladaba esa vis cómica que dotó a su felino. Trabajó con Sara Montiel o a las órdenes de Luis Buñuel y su legado más memorbles son las frases del gato Jinks, imitado por los que lo recuerdan. Un 'acentazo' andaluz, subrayado, que lo convirtieron en un actor popular en México, donde residió hasta su fallecimiento en 1986.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios