TV-Comunicación

El bigote del entretenimiento

  • Fallece José María Íñigo, una estrella de los mejores tiempos de TVE

  • 'Estudio abierto' o 'Directísimo' son algunos de sus espacios más recordados

Ha fallecido una de las estrellas de la TVE de siempre. José María Íñigo, en su presencia misma, resumía el brillo de aquellos televisores en blanco y negro que se despedían a media tarde y que congregaban en la noche del sábado, o en la tarde del domingo, aquellas nutridas reuniones familiares atentas a lo que presentara ese señor de bigotes y dicción serena. En sus ademanes y expresiones latía un poso atento, de cortesía innata, llegó a ser un amable marciano como contertulio en la televisión actual, en la que aparecía como un antepasado de retrato bigotudo, custodio de tiempos catódicos en los que fue pionero y vanguardia. José María Íñigo (Bilbao, 1942) mantuvo su curvada pelusa cuando en Telecinco lo mandaron de cronista de Supervivientes, hace doce años. Por entonces se quitó su conocido peluquín y se echó unos kilos de más.

Era un aspecto desconocido pero reconocible para aquel maestro de ceremonias y del directo de Fantástico (1978-1980) el último dominical gigante de TVE, en el que los niños que vieron llorar a Arias Navarro escribían sus deseos a El Conseguidor. Un programa donde anónimos acudían a su minuto de gloria descoyuntándose en ¿Y usted qué sabe hacer? entrelazados entre concursetes con el infortunado Joe Rígoli, cantantes en play back, entrevistas mimosas y lucha libre de mentira, de esa que llegó de EEUU y se quedó entre nosotros. Tras la estampa de José María estaba Paco, su hermano, productor de esos monopolios del entretenimiento que congregaban a quince, veinte, millones de espectadores, con la realización del ahora consejero Fernando Navarrete. Y delante del apellido Íñigo, Cinecentral, la productora familiar por la que tuvieron que declarar en polémicas auditorías de Prado del Rey. Alguna cifra se le descabalgó al señor del bigote curvado, siempre adelantado a su tiempo. Fue el segundo español en tener móvil a principios de los 80, documentó la propia Telefónica.

Telecinco lo fichó para que fuera cronista de 'Supervivientes' hace doce años

En 1969 Salvador Pons, el director del UHF, le puso al frente del primer programa con alma de late-show, Estudio abierto.Para que aprendiera lo que se hacía en América, un argentino, Solly Wolodarsky, fue orientando a Íñigo de cómo hacer tele fresca.Y aprendió bien rápido. Antes de ponerse por primera vez ante la mesa a hacer entrevistas, Chema había conducido un rompedor espacio musical,Último grito, cosecha del 68, del cineasta Iván Zulueta, inventando códigos visuales y videoclips prehistéricos. Venía de Londres, donde por mediación de un amigo se hizo con un pase que le daba validez para convertirse en "corresponsal" de la BBC, y de ahí llegó a donde quería: a la Cadena Ser de Madrid, a presentar discos de Los 40 Principales, acordando horarios con el llorado Joaquín Luqui. En su Bilbao natal estuvo en la SER y en Radio Popular.

Estudio abierto, hasta las tantas los miércoles en la semiclandestina Segunda Cadena, entre promociones musicales, dio paso a personajes de la primera línea de su tiempo pero también a personas mundanas, dispuestas a relatar sus extrañezas: el avistamiento de un ovni, una habilidad musical rara (como aquel señor que se animaba al son de una puerta) o una faceta coleccionista compulsiva. La clase media comenzó a verse en el espejo interactivo. Tras un fugaz paso en la sobremesa con Hora 14-15, Estudio Abierto se transformó en el estelar Directísimo, en 1975, espíritu de esas miradas de reojo a la libertad y a la normalidad los sábados por la noche. Íñigo, que llegó a hacer sus pinitos en el cine, se acompañó una noche de esas de Uri Geller para arreglar algún reloj. Quién sabe qué sugestión escondía el israelí de la noche de los cucharones rotos. Bueno, lo que escondía en los dedos era más bien una sustancia de aluminio que rompía el acero de las cucharas. Después se acompañó del presunto doctor Manuel Rosado, milagrero de remedios delirantes que fue denunciado por 73 mujeres por su no tan mágica depilación definitiva. En ese afán por la sorpresa y el espectáculo Íñigo coqueteaba con la trampa, mientras ganaba 150.000 pesetas por cada domingo de la transición (30.000 euros si lo extrapolamos al poder adquisitivo actual). Años después, para recuperar Estudio Abierto en TVE-2, cobraba 100.000.

Pese a todo, confesaba entonces: "La televisión sólo da popularidad, una cosa que no sirve para nada". Antes de regresa a la Segunda Cadena tuvo otro gran éxito nocturno en la Primera Cadena: Martes noche fiesta (1977-78), delirio del pantalón de campana desde un meollo de sangría de guiris como el Florida Park. En aquel directo constituyente de las sorpresas, donde los famosos acudían a saludar entre claveles, Lola Flores perdía un pendiente, Mari Carmen la de sus muñecos se desmayaba con el león Rodolfo o unos espectadores se enzarzaban a puñetazo limpio mientras Rafaella Carrá cantaba Fiesta. Paco Gandía, Enrique y Ana o Miguel Bosé debutaron en ese Florida Park donde en la noche del 15 de junio de 1977 los famosos recibieron al nuevo Congreso de los Diputados.

Tuvo un programa semanal en Puerto Rico que también conducía en directo sin perder sus compromisos en España. El 14 de abril del 82 regresó con Estudio Abierto en La 2 y llegó a afeitarse el bigote para aparentar menos edad. Sus entrevistas mezcladas con discos terminaron en la noche de la tragedia del estadio Heysel. El 29 de mayo del 85 el director de TVE, José María Calviño, anunció que iba a eliminar el programa. El presentador prefirió plantarse aunque el vacío no llegó a notarse debido a la prolongada duración de la dramática final futbolística. El cese estaba aparejado a los ingresos colaterales que recibía por Homenaje, un espacio mensual. Al año siguiente se incorporaba a la televisión vasca, a la ETB-2, conÍñigo en directo, pero ya no fue lo mismo. Se convirtió en errante ocasional mientras llevaba adelante sus revistas, como Viajes y vacaciones. Recuperado por las privadas, en Telecinco condujo en 1994 el debate ¿De qué parte estás? y en Antena 3 la teletienda El kanguro. Apareció en el operación postriunfo de Vivo cantando, que ganó Karina.

En su misión rescate particular se afianzó en El show de Flo, en la Primera, donde después no llegó a cuajar su revoltijo Carta de ajuste. Desde 2001 hablaba en No es un día cualquiera en RNE con Pepa Fernández, quien anunció ayer su fallecimiento. Relevó a Uribarri para comentar Eurovisión y se nos ha muerto en vísperas de Lisboa. Fue digno y siempre señorial profeta del entretenimiento perpetuo de ahora. Él nos lo dosificaba como regalo con celofán en tiempos rotundamente analógicos... Cuando sólo teníamos un canal y cuarto.

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