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Sin agua no hay futuro

  • El Gobierno de Juanma Moreno ha invertido más de 170 millones en Almería en políticas hídricas

Sin agua no hay futuro

Sin agua no hay futuro / D. A.

La agricultura es, por encima de cualquier otra consideración, una seña de identidad de Almería. Se trata de un sector cuya relevancia trasciende de lo económico, es una forma de entender la vida, desarrollarse y posicionarse en el mundo como una gran referencia. Nuestro motor esencial, ese impulso constante que nos permite seguir creciendo en todos los ámbitos que marcan nuestro día a día.Lo es, a pesar de los numerosos obstáculos que tiene que sortear cada campaña. Hay que recordar que nuestro campo continuó abasteciendo en los momentos más complicados de la pandemia, hace no tanto tiempo, aunque ahora parezca lejana. Fue, y sigue siendo a día de hoy, el dique de contención contra todo tipo de adversidades. Pero contamos con un sector primario que está hecho de otra pasta, capaz de ofrecer el mejor producto en el peor momento.

Y es justo reconocer su labor siempre. Por eso, unas de mis primeras actuaciones como alcaldesa de Almería ha sido visitar un invernadero para estar cerca de los agricultores y desearles toda la suerte del mundo en el inicio de la temporada. Hace unos días, recorría junto al concejal de Agricultura, Juanjo Segura, la plantación de Ramón López, en la zona de Retamar norte, y pude comprobar que somos mucho más que la huerta de Europa. Somos el origen de las frutas y verduras con más calidad del mundo; de una producción sostenible; y de un sector puntero que avanza con pasos de gigante en investigación e innovación. Sin embargo, a lo largo del tiempo ha habido un valor que ha permanecido inamovible y es la clave del éxito del campo almeriense: el esfuerzo de los agricultores.

Son los verdaderos artífices de la transformación que esta actividad ha experimentado y se ha acentuado especialmente en la última década. El trabajo, la perseverancia y la ilusión son los tres factores fundamentales que explican por qué la agricultura almeriense es un modelo a seguir para el mundo. No es casualidad que el producto que se cultiva sea un ejemplo en calidad, seguridad alimentaria y compromiso con el medioambiente, pues esa capacidad de adaptación a las exigencias del mercado es sinónimo del dinamismo que el sector lleva poniendo en práctica mucho tiempo. La apuesta por la tecnología, la digitalización y la protección del medioambiente muestran la evolución que el agro ha experimentado a lo largo del tiempo, fruto de esa permanente disposición a mejorar, avanzar y modernizar los procesos productivos y la actividad en general.

No es casualidad que el producto que se cultiva sea un ejemplo en calidad y seguridad alimentaria

La agricultura es la columna vertebral de la economía local y uno de los mejores exponentes de las marcas Almería y Andalucía, no en vano el liderazgo andaluz en las exportaciones hortofrutícolas de España tiene en nuestra provincia su principal fortaleza, ya que entre enero y junio de 2022 acaparamos el 51% del total de las exportaciones andaluzas, con un nuevo récord histórico para llegar hasta los 2.239 millones de euros, que suponen también el 23,1% del total nacional. Es igualmente la provincia en la que más crecen las ventas en este periodo, un 17,1% interanual, según datos de Extenda, la Empresa Pública de Promoción Exterior de la Junta de Andalucía.

Pero todo motor necesita su gasolina particular que, en nuestro caso, es el agua. Sin agua no hay futuro y, por desgracia, a las incertidumbres consustanciales a cada campaña (precios de venta bajos, competencia desleal de terceros países, crecimiento de costes de producción…), se suma ahora la sequía que asola nuestro país, especialmente acuciante en la España más seca. Es cierto que Almería lleva conviviendo toda su historia con la falta de agua, lo que nos ha hecho ser previsores y generar recursos gracias a los acuíferos (cada vez más sobreexplotados), la desalación y la depuración, aunque ello suponga pagar el metro cúbico más caro de España, pero no es menos cierto que o aumentamos la capacidad de provisión en los próximos años o lo vamos a pasar mal.

Desde el Gobierno de Juanma Moreno en la Junta de Andalucía hace tiempo que tomaron la iniciativa y sólo en la provincia de Almería se han invertido más de 170 millones de euros en políticas hídricas, pero hace falta también que el Gobierno de la Nación ponga en marcha medidas contundentes, como es la aprobación urgente de la planificación de todas las obras hidráulicas declaradas de interés general, que es competencia del Estado, y que asegure las dotaciones de agua a Almería procedentes del trasvase Tajo-Segura, la doble tarifa eléctrica para el regante, la bonificación del agua desalada, la bajada de los impuestos a los agricultores, y la reprogramación de los fondos Next Generation, como ya están haciendo otros países, para destinarlos a actuaciones hídricas que son una prioridad.

Ya perdimos una oportunidad histórica con la supresión del proyecto del trasvase del Ebro que Zapatero mandó a un cajón. No repitamos los mismos errores porque, como dijo la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, cuando anunció la ampliación de la desaladora de la capital, “con poco agua sabemos hacer mucho, pero sin agua no podemos hacer nada”.

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