Opinión

Producto cooperativo, el valor que nos diferencia

  • El 50% de los alimentos que llegan a las mesas de los europeos son cooperativos

Ángel Villafranca, en el Congreso de Cooperativas.

Ángel Villafranca, en el Congreso de Cooperativas. / Efe

Vivimos una época extraordinariamente compleja en la que se vienen sucediendo circunstancias totalmente imprevistas. A la pandemia provocada por el Covid y sus consecuencias económicas, con un aumento sin precedentes de los costes de producción y problemas logísticos globales, se ha unido la guerra en Ucrania, que ha empeorado todavía más la situación, y por si esto fuera poco, se ha añadido una sequía y olas de calor encadenadas que están afectando de manera importante a todas las producciones europeas.

Ante esta situación las cooperativas hemos demostrado que somos fundamentales para poder gestionar con visión, aportando la máxima estabilidad posible a nuestros socios y socias, para que puedan seguir concentrados en la producción, mientras sus cooperativas les aseguran una posición inmejorable en el mercado, y les ayudan a implantar la innovación y la digitalización de forma colectiva, porque los desafíos son demasiado grandes para abordarlos solos.

Somos un sector estratégico porque nos encargamos de producir, transformar y comercializar lo que consumen 500 millones de europeos, y hay que recordar que el 50% de los alimentos que llegan a sus mesas europeas son cooperativos.

Quizás parezca una obviedad, pero consumir un producto cooperativo nos garantiza que además de un alimento, que cumple las exigencias más altas en seguridad alimentaria y de calidad, ha sido producido por miles de socias y socios que viven y generan riqueza en el medio rural, que lo hacen cumpliendo la legislación laboral y fiscal, y que se preocupan por el cuidado del medio ambiente. Por eso insisto en que las cooperativas, que representamos el modelo de agricultura familiar, cumplimos la triple sostenibilidad, social, económica y medioambiental, un término tan repetido por tantos, pero que en nuestro caso forma parte de nuestro ADN.

En los próximos años tenemos que avanzar, así se nos exige, hacia un modelo productivo más sostenible. Para 2030 se nos pide, entre otras cuestiones, una reducción de uso de fitosanitarios en un 50% o que la producción ecológica alcance el 25 % del uso de las tierras agrícolas de la UE, y se podrá lograr, de hecho ya lo hemos hecho anteriormente, en mejora en producción integrada, en avances en medios de lucha biológica o en eficiencia en la gestión de los recursos.

La clave para lograr estos nuevos requisitos es hacerlo a un ritmo adecuado y realista. No habrá agricultores ni una agricultura más verde si no es rentable, y no nos podemos permitir el lujo de depender y comprometer el suministro y seguridad alimentaria de nuestra sociedad de otros países. Debilitar nuestro tejido productivo va a traer como consecuencia una deslocalización de la actividad agraria hacía países más permisivos en cuanto a seguridad alimentaria, y terminará con nuestras producciones que no podrán hacer frente a la competencia de los alimentos importados.

Somos un sector estratégico porque nos encargamos de producir, transformar y comercializar lo que consumen 500 millones de europeo

Pero también la sociedad tiene que cambiar su forma de pensar y de actuar, no puede exigir la triple sostenibilidad en los productos y a la hora de comprarlos guiarse exclusivamente por el precio. Tenemos que terminar con la hipocresía de mirar con lupa el made in EU, pero consumir sin remilgo todo lo que viene de fuera, porque es barato. Como sociedad debemos aprender que hay que dejar de banalizar los alimentos, darles la importancia que tienen, el trabajo que hay detrás de cada uno de ellos y remunerarlo de forma que obtengan la rentabilidad necesaria para que nuestros agricultores y ganaderos puedan mantener sus explotaciones.

Hay que informar al consumidor sobre los beneficios que a largo plazo tiene consumir lo nuestro, sólo así conseguiremos crear valor, generar economía y mantener vivos nuestros pueblos. Este es uno de los retos que nos hemos planteado desde Cooperativas Agro-alimentarias y precisamente en nuestro Congreso celebrado en julio dimos a conocer a nuestras cooperativas la iniciativa para poner en marcha una marca “producto cooperativo”.

Esta marca está basada en los valores y principios que representa el cooperativismo, y pretendemos que sea reconocida por el consumidor como portadora de esos valores, que responden a un producto de cercanía, de arraigo rural, no deslocalizable, que cumple los más estrictos requisitos en materia de seguridad alimentaria, respeto al medio ambiente y bienestar animal. Y, además, que es fruto de una forma de hacer empresa diferente, en la que el valor generado retorna a los agricultores y ganaderos, al territorio y que, apuesta por la triple sostenibilidad, económica, social y medioambiental.

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