Diario Cofrade

Semana Santa de Cádiz 2024: El descubrimiento de una joya

Detalle de la Cruz que ha recuperado la Cofradía de Columna.

Detalle de la Cruz que ha recuperado la Cofradía de Columna. / Miguel Gómez

Una auténtica joya de la Semana Santa se mantenía oculta, escondida, entre altillos y trasteros de la parroquia de San Antonio. Una pieza que adquiere una importancia sobresaliente en el plano artístico e histórico y que acaba de ser recuperada por la cofradía de Columna gracias a la subvención que la Junta de Andalucía otorga a las restauraciones en el arte sacro.

La cruz en sí se expone estos días en la sede de la Fundación Cajasol, formando parte de la muestra Estrenos que adelanta las novedades de la próxima Semana Santa. Técnicamente, se puede hablar de una Cruz procesional (a modo de Cruz de guía) que el historiador gaditano Carlos Maura ha podido fechar en 1689 y que está pintada con incrustaciones de nácar que reproducen elementos de la Pasión.

Pero más allá de eso que se ve, se esconde el valor de esta insignia que ha recuperado Columna. Cuenta Carlos Maura que la Cruz responde a una donación de un hermano de la cofradía realizada en ese año de 1689. Se trata de Vicente Porro, un genovés que pocos años antes llegó a Cádiz “y al poco tiempo se hace hermano de Columna”, compartiendo hermandad e incluso junta de gobierno con apellidos tan conocidos hoy como el de Recaño, que harían la finca de la Torre Tavira. Maura indica que Porro se dedicaba “al intercambio de bienes con América”, lo que le llevó -según ha descubierto el historiador en el Archivo de Indias- a marcharse de viaje en 1687 a las Indias, “en concreto a Vera-Cruz y de ahí a México”. Sería aquí, por tanto, donde este cofrade de Columna encargara la cruz, que traería consigo en su regreso a Cádiz en 1689.

Es más, asegura Carlos Maura que este hermano de Columna donaría la Cruz para procesionarla él mismo el Martes Santo, “lo que añade un factor sentimental importante a la obra”.

Comprobado, pues, cómo y cuándo llega esa Cruz a Columna, Maura repara en el contexto histórico de su creación y en el arte utilizado. “La pieza destaca por su técnica, que se conoce como enconchado y que es propia de México entre finales del siglo XVII y principios del XVIII”, explica, centrando la mirada en las incrustaciones de nácar sobre las que se pintan escenas (en este caso de la Pasión, como los clavos, la túnica, los dados o el gallo).

“Esta técnica fue en su día propia del coleccionismo de lujo, que decaería a mediados del siglo XVIII y que luego en el siglo XX volvería a recobrar fuerza”, señala Carlos Maura, que apunta que en la actualidad este tipo de piezas “siguen siendo muy cotizadas”. Entre otras cosas, porque en todo el mundo “apenas se conservan 200 piezas” de este arte mexicano, enumera Maura, que señala varios ejemplos en el Museo de América de Madrid. “La mayoría está en colecciones privadas o en instituciones eclesiásticas, como es el caso de esta cruz”, añade.

Es en este punto, precisamente, donde la Cruz restaurada de Columna cobra especial interés. En primer lugar, porque según asegura Carlos Maura hasta ahora la primera obra del arte enconchado fechada en el mundo se remontaba al año 1691. Y eso quiere decir que después de encontrar en los archivos el año de llegada de esta insignia de Columna (1689), sería actualmente la pieza más antigua documentada del arte enconchado mexicano.

“La pieza debe servir para mirar a Cádiz con otros ojos”, asegura Maura una vez culminada la restauración de la Cruz en el taller de Pilar Morillo y Álvaro Domínguez. Y con esas palabras, quiere poner de manifiesto el historiador gaditano que la Cruz “es la más antigua fechada con esa técnica que sólo se hacía en México”, aunque el origen de ese tipo de decoración artística procede del Japón, el arte nambán, “que se acaba en 1614, cuando se cierra el imperio”, debido a lo cual en México, que había accedido a ese tipo de obras por el comercio de las Indias, nace ese enconchado que quedaría muy limitado en el tiempo.

Varios cofrades observan la Cruz de Columna. Varios cofrades observan la Cruz de Columna.

Varios cofrades observan la Cruz de Columna. / Miguel Gómez

Recuerda Maura que este arte enconchado se hacía utilizando “productos de lujo en aquella época”, para poner de manifiesto en última instancia que todo este mundo del lujo y este recorrido histórico del arte desde Japón a México llega a Cádiz “desde fecha temprana, antes de que se hiciera famoso este arte enconchado y de que las piezas llegaran a las familias reales”, como atestigua el hecho de que hasta ahora la más antigua se fechara en 1691, dos años antes de que llegara la Cruz de Columna.

“Cádiz a la vanguardia del arte”, resume Carlos Maura, que vuelve a reivindicar “la globalización de la que Cádiz es emblema” mediante una obra que representa el arte japonés que a finales del siglo XVII se exporta a México y que acaba en Cádiz antes que en el resto de Europa gracias a la figura de Vicente Porro y su relación con Columna. “La Cruz -concluye Maura- es una recuperación para Cádiz, que ve así restaurada una faceta de su historia”.

El objetivo, recuperarla para el cortejo

Varias generaciones de cofrades de Columna recuerdan la Cruz hoy recuperada de verla en lugares varios de las dependencias de la hermandad en las últimas décadas, sin saber el valor que atesoraba la pieza. Ahora, una vez restaurada por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez (gracias a la subvención que otorga la Junta de Andalucía para intervenciones en el patrimonio sacro), el siguiente objetivo de la hermandad es salir a la calle con esta valiosa obra de arte de la que ahora presume. Reconoce el hermano mayor, Jesús Farrujia, que no será una tarea fácil, pues deben encontrar ahora el sistema más adecuado que permita sacar esta Cruz de Guía de la hermandad sin ocasionar daños ni desgaste, para lo que la cofradía estaría buscando varias posibilidades o soluciones que planteará a los restauradores para explorar todas las vías posibles.

A falta de los clavos y el INRI

Otro detalle de la Cruz de Columna. Otro detalle de la Cruz de Columna.

Otro detalle de la Cruz de Columna. / Miguel Gómez

La Cruz mexicana recuperada por Columna deja visibles cuando se observa tres boquetes que coinciden con los puntos por donde sería crucificado Cristo. Carlos Maura explica al respecto que en su momento la Cruz fue exornada con tres clavos de plata, así como rematada en su parte superior por un INRI igualmente realizado en plata. Piezas que a diferencia de la matriz no han llegado a la actualidad. La hermandad ya ha confirmado su intención de trabajar en el proyecto de recuperación de estos clavos y el INRI, para lo que próximamente empezará a plantear el diseño y su ejecución.

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